EY ha cancelado el plan para dividir sus negocios de auditoría y consultoría tras varios meses de desacuerdos internos en la cúpula de la empresa. La oposición de los socios de la empresa en Estados Unidos ha sido la causante de que la firma perteneciente a las Big Four haya comunicado este martes que paraliza la operación a la que habían denominado Proyecto Everest. 

El plan fue aprobado por el comité de EY en septiembre y habría representado la mayor reorganización en la industria de la contabilidad en más de dos décadas. La nota dirigida a sus socios, a la que ha tenido acceso el Financial Times, está firmada por el comité ejecutivo global de 18 personas que compone la cúpula de la compañía. En ella, explica que EY está comprometida a buscar un acuerdo diferente en el futuro.

“El ejecutivo global sigue comprometido a seguir adelante con la creación de dos organizaciones de clase mundial que promuevan aún más la calidad de la auditoría, la independencia y la elección del cliente”, señalan los directivos. “Sin embargo, hemos sido informados de que el comité ejecutivo de Estados Unidos ha decidido no seguir adelante con el diseño del Proyecto Everest. Dada la importancia estratégica de la firma miembro de EE.UU. para el Proyecto Everest, estamos deteniendo el trabajo en el proyecto”, añaden.

EY opera como una red global de firmas miembro y cualquier división tendría que ser aprobada país por país. El proyecto Everest tenía como objetivo liberar a ambas partes del negocio de las reglas de conflicto de intereses que impiden que los consultores vendan muchos de sus servicios a los clientes de auditoría de una empresa. Los negocios de consultoría independiente y asesoría fiscal habrían cotizado en bolsa de realizarse la operación.

Pero los socios estadounidenses no estaban convencidos de que partir el negocio de la compañía a la mitad fuera prudente, y tampoco de que la firma restante enfocada en auditoría pudiera ser lo suficientemente fuerte financieramente para mantener la calidad de la auditoría. De hecho, Julie Boland, que dirige la firma estadounidense, puso en duda el futuro del proyecto el mes pasado al anunciar una "pausa" en el trabajo de planificación.

La división se planteó internamente por primera vez en 2021 cuando las empresas de consultoría estaban experimentando un crecimiento histórico gracias a un auge en los proyectos de transformación de corporativa como resultado de la pandemia de coronavirus. Sin embargo, las valoraciones se han desplomado desde entonces y los costes de la deuda han aumentado, lo que complicaba las proyecciones financieras que EY estaba usando para planificar el Proyecto Everest.

“Siempre supimos que el Proyecto Everest sería un viaje desafiante”, escribió el comité ejecutivo global. “Comenzaremos a tomar medidas basadas en lo que hemos aprendido del trabajo realizado durante el año pasado, acciones que beneficiarán a nuestros negocios hoy y nos prepararán mejor para una nueva transacción”, concluyen.