Credit Suisse está viviendo una de las jornadas más complicadas en la historia de la entidad bancaria. El que es el segundo banco más grande de Suiza está experimentando una caída en la bolsa del país helvético sin precedentes. Por el momento, la entidad dirigida por Ulrich Körner muestra una caída cercana al 20%, la cual se une a la experimentada en los últimos días por el temor a un efecto contagio por la quiebra de Silicon Valley Bank. Pese a que este se antoja como el evento cardinal que ha puesto en jaque a la banca internacional, los problemas de Credit Suisse vienen de lejos.

Parece que el caos desatado por el hundimiento de SVB ha arrojado luz a las deficiencias de varias entidades bancarias, las cuales llevaban arrastrando problemas desde hace varios años. Credit Suisse es una de esas empresas. Durante la jornada de ayer, ON ECONOMIA informó de que la compañía suiza afirmaba haber hecho un uso poco eficiente de la información financiera, algo que, dicho por el banco, ha generado una “debilidad material”. Pese a que esta noticia no terminó de perjudicar a la compañía en Bolsa, ha sido la pérdida del apoyo del Banco Nacional de Arabia Saudí, máximo accionista de Credit Suisse, el factor que ha provocado el hundimiento del valor en el mercado de valores suizo, lo que a su vez ha generado un terremoto en las bolsas europeas. En estos momentos, la firma helvética cotiza en su mínimo histórico.

El Banco Nacional Saudí avisa a Credit Suisse de que dejará de inyectar capital

Este miércoles, Credit Suisse ha amanecido con el aviso de su principal accionista de que no daría más asistencia financiera para hacer frente a sus maltrechas cuentas. Tal y como informó ON ECONOMIA, la compañía cerró 2022 con unas pérdidas superiores a los 7.800 millones de euros, las cuales se unen a las selladas en 2021, cuando el banco también perdió otros 1.670 millones de euros.

El presidente del Banco Nacional de Arabia Saudí ha confirmado que no pueden seguir inyectando capital a la compañía europea, ya que “superaríamos el 10% del accionariado”. “Es una cuestión regulatoria”, ha añadido este miércoles Ammar al Khudairy. El Banco Nacional de Arabia Saudí irrumpió el pasado año en el capital de la entidad bancaria con sede en Zúrich, haciéndose con el 10% de su capital. Para acometer dicha operación, la entidad saudí desembolsó más de 1.530 millones de euros, a sabiendas de que, pese a que Credit Suisse es una firma de renombre, cuenta con varios problemas financieros que, poco a poco, se están viendo.

Credit Suisse, a la deriva

La compañía liderada por Körner cuenta con varios puntos negativos, partiendo de la exposición a firmas de riesgo con problemas financieros, como Archegos o Greensill. Esto generó desconfianza entre los inversores de Credit Suisse, además de en los clientes, quienes se han decantado por retirar sus posiciones en el banco a sabiendas de que algo no funcionaba. Así, la firma bancaria registró el pasado ejercicio una pérdida de liquidez por valor de 126.000 millones de euros. Esos problemas se han extrapolado al mercado de valores. Y es que, la firma helvética decrece cerca de un 40% desde principios de año, y más de un 73% en los últimos 12 meses.

Para más inri, durante la jornada de ayer, PwC, auditor de las cuentas de la compañía bancaria, señaló a la misma por no diseñar ni mantener un proceso efectivo de evaluación de riesgos sabiendo que cuenta con varios problemas financieros. Este hecho se une a lo comentado anteriormente de que Credit Suisse no ha hecho un uso correcto de la información financiera, algo que, como se está viendo, puede generar un problema mayor.

La crisis del que es el segundo banco suizo más grande de Suiza llega en un momento en el que la susceptibilidad inversora está más candente que nunca, sobre todo en tono a los bancos. Con la quiebra de Silicon Valley Bank y Signature Bank, y ahora con el hundimiento de Credit Suisse, el mercado ha optado por liquidar sus posiciones en los bancos cotizados del mercado de valores por miedo a un efecto contagio que cada vez es más grande.