No solo suben las hipotecas al calor de los tipos de interés. Los préstamos personales, para viajes, estudios, comprar un coche, irnos de vacaciones o hacer reformas en casa están por las nubes. Los intereses se han disparado desde que en julio el Banco Central Europeo subió el precio del dinero por primera vez en once años, desde entonces ya lo ha hecho tres veces más. Según han ido subiendo los tipos (en julio, octubre, noviembre y diciembre) los bancos han ido haciendo lo propio con sus productos.

De sobra es conocido lo que está pasando con las hipotecas a tipo variable, que al estar referenciadas al Euribor, han subido más de un 3%, lo que se traduce en unos 3.000 euros más de cuota. Mientras los clientes huyen de las hipotecas a tipo variable, las entidades han empezado a encarecer las de tipo fijo, que están en auge. Y lo mismo está ocurriendo con los préstamos personales. ING había mantenido sus precios estables hasta diciembre, pero en enero se ha sumado a sus competidores y ha encarecido su Préstamo Naranja, que es de los pocos que tiene en España.

La entidad eleva el TIN del 3,99% al 5,49% en su oferta máxima bonificada. Esta es la que resulta más barata para el cliente si tiene vinculación con el banco, por ejemplo, si tiene la nómina domiciliada. La subida de ING (del 37%) es la más alta hasta la fecha, pero no ha sido la primera ni la única; El Banco Santander, por ejemplo, tiene préstamos muy segmentados (para comprar coches, reformar el hogar…) y todos han ido encareciéndose. En el caso de su Préstamo Ganador, que es el que da financiación al consumo general, el interés ha subido del 5,99% al 7,6% TIN entre julio y enero.

BBVA también ha subido el interés de su préstamo rápido, desde el 5,2% de julio hasta el 5,5% TIN en noviembre, un precio al que se mantiene actualmente. Y el del préstamo personal, qué bonificado (si el cliente tiene la nómina en el banco) alcanza un tipo de interés del 7,70%; El préstamo personal de CaixaBank es el más caro entre sus competidores, pero en proporción no es el que más ha subido desde la primera subida de tipos. El interés ha pasado en apenas seis meses del 6,9% TIN al 8% actual.  

En el lado contrario se sitúa Sabadell, que a pesar de subir el precio del Préstamo Sabadell durante octubre y diciembre (del 5,2% al 5,5% y después al 6%) ha decidido bajarlo este mes de enero hasta el 5,2% TIN. Mientras que Bankinter ha mantenido intacto el precio de su préstamo personal y se sitúa entre los más bajos del mercado, en el 4,45% TIN.

La banca endurece el crédito

La banca ya advirtió que endurecería las condiciones de sus créditos y préstamos al consumo dada la situación económica que hay en España, con una tasa de inflación cercana al 6% en el conjunto de 2022, un crecimiento económico menor de lo esperado y el mal augurio de que la situación pueda seguir igual o peor este 2023. Para evitar impagos, han decidido subir precios y ser más prudentes a la hora de prestar dinero.

En situaciones como esta, donde las entidades cierran el grifo, cae la oferta, pero también la demanda, tal y como ponía de relieve la última Encuesta de Préstamos Bancarios publicada por el Banco de España en octubre, donde ya se adelantaba que, durante el tercer trimestre del año el 50% de los bancos españoles afirmaba haber endurecido las condiciones de las hipotecas y el 43% el de los préstamos al consumo a hogares.

El supervisor bancario explicaba que, el endurecimiento de las condiciones aplicadas a los préstamos se materializó a través de un aumento del coste. Y por el mismo motivo ha descendido la demanda de préstamos en todos los segmentos, porque pedir dinero ahora es más caro. El caso de los hogares, además del coste de financiación, también ha influido la menor confianza de los consumidores, que se vieron influidos por el aumento de la incertidumbre, según este informe.

Con todo, un reciente informe publicado por la consulta EY, llamado “EY European Bank Lending Economic Forecast”, pronostica que este 2023 los préstamos bancarios caerán en España un 1,3% y las hipotecas un 0,6%, al tiempo que la morosidad subirá hasta el 4,5% y de forma paulatina hasta el 5,5% en 2026. Se trata de cifras que están lejos de las alcanzadas en lo peor de la última crisis financiera, pero que muestran que los impagos van a ir en aumento en los próximos meses.

Por eso, la banca trata de protegerse siendo más estrictos con la concesión de crédito y evitando así errores del pasado. Las propias entidades ya han adelantado que se ha producido un frenazo en la oferta y demanda de crédito en el cuarto trimestre y que la tendencia continuará durante este nuevo año.