Solaris, la apuesta alemana de BBVA, tiene problemas. La empresa de banking as a service, donde el banco que preside Carlos Torres posee más de un 15% de capital, ha tenido que enfrentarse en el último año a las presiones del regulador financiero alemán, que le ha puesto en vigilancia especial tras detectar ineficiencias en la gobernanza del banco.

También se ha visto afectada por la quiebra de uno de sus clientes más importantes, el neobanco Nuri, dedicado a la venta de criptomonedas. Y además, no ha conseguido recaudar fondos y ejecutar el contrato de tarjetas de crédito que había cerrado con la asociación automovilística más grande de Europa, ADAC.

Así, BBVA entiende que Solaris vale la mitad que en 2022 y ha ajustado su valoración desde los 66 millones hasta los 34 millones de euros, casi un 50%, según recoge el banco en sus cuentas. Dicha valoración ya es incluso más baja que cuando el banco español entró en su capital en 2018 (36 millones). Desde la entidad explican que se trata de una medida “de prudencia”.

BBVA se ha centrado en los últimos años en crecer en nuevos mercados a través de una oferta 100% digital. Ya sea propia (como ha hecho en Italia, donde desembarcó a finales de 2021 solo con su app, sin oficinas) o a través de terceros, mediante participaciones en fintech o plataformas digitales.

En este contexto, decidió entrar en Reino Unido a través de Atom Bank (en 2015), donde ya alcanza casi el 50% del capital; Y en 2018 se abrió camino en Brasil con Neon, donde posee algo más del 30%, y en Alemania, con Solaris (antes Solarisbank) en la que controla un 15,15% del capital.

Sin embargo, BBVA solo ha movido ficha en la fintech alemana, dados los tropiezos de los últimos meses y sus pérdidas, que en el último año fueron de 21 millones, y en general, desde que el banco entró en su capital le han hecho un agujero de 128 millones.

El regulador alemán presiona a Solaris

Solaris se ha enfrentado en los dos últimos años a distintas crisis. La primera de ellas es reputacional. El regulador alemán detectó fallos en la gobernanza del banco, lo que le llevó a poner a la entidad en supervisión especial, a exigirle requisitos de capital más estrictos e incluso a introducir miembros en el seno del banco para controlarlo.

En concreto, la Autoridad Federal de Supervisión Financiera de Alemania (Bafin, por su acrónimo en alemán) emitió un comunicado en los últimos días de 2022 en el que ordenó a Solaris la “eliminación de deficiencias” y “que tomara medidas” para garantizar una organización empresarial adecuada en la gestión de riesgos y la prevención del blanqueo de capitales. 

El regulador financiero Bafin ya había descubierto vulnerabilidades en 2020 y encargó a PwC una auditoría especial al banco. Sin embargo, no fue hasta 2022 cuando endureció su control e incluso designó a un representante para supervisar si Solaris estaba implementando las medidas que les había ordenado.

“Para garantizar una organización empresarial adecuada en la prevención del blanqueo de capitales y evitar transacciones fraudulentas, Solaris debe introducir o desarrollar medidas de control adicionales”. Para reducir el riesgo, Bafin incluso prohibió a Solaris realizar nuevas alianzas comerciales, crear nuevas filiales o realizar inversiones sin su aprobación.

Así, el banco con sede en Berlín ha tenido que destinar el importe de su última ronda de inversión (captó 38 millones en verano de 2023) para reestructurar su dirección, fortalecer la gobernanza y cumplir con la normativa. Pero no para crecer, como había hecho en años anteriores.

Y en este contexto, la entidad cesó, por ejemplo, a su jefa de operaciones, Chloé Mayenobe, hace unos meses. El nuevo consejero delegado de Solaris, Carsten Höltkemeyer, asume esta tarea desde entonces; En España, donde Solaris aterrizó en 2022, también ha habido cambios. La compañía nombró recientemente a un nuevo responsable, Gabriel Yermo, en sustitución de Francisco Jaramillo.

Solaris no consigue financiación para ejecutar sus proyectos

Por otra parte, Solaris ha tenido problemas en 2023 para recaudar fondos y ha generado dudas sobre su capacidad para ejecutar un importante contrato de tarjetas de crédito que había cerrado con la asociación automovilística ADAC.

Según Financial Times, Solaris necesita 100 millones de euros de financiación para ejecutar dicho proyecto, y dado el contexto no ha contado con el respaldo ni de sus accionistas, como BBVA o Visa.

Solaris se adjudicó en septiembre de 2022 un contrato a 10 años para emitir las tarjetas de crédito de ADAC, que tiene más de 20 millones de miembros en la asociación. En su momento, el acuerdo fue visto como un hito porque Solaris buscaba reducir su exposición a fintechs.

La compañía esperaba aumentar sus ventas en más de 100 millones de euros al año, pero al no tener recursos, no ha podido ejecutarlo. El diario británico indica que parte de los 100 millones de euros que busca Solaris son para financiar un pago inicial a ADAC. Pero la mayor parte es para cumplir con los requisitos de capital regulatorio derivados de asumir la cartera de préstamos de 500 millones de euros de las tarjetas de crédito ADAC.

También revela, que, debido al retraso en la inyección financiera, ADAC está manteniendo conversaciones con otros bancos.

La quiebra de Nuri

Entre tanto, Solaris también ha tenido que enfrentar otro golpe. La insolvencia de uno de sus clientes más importantes, el neobanco Nuri, que se dedicaba a la compraventa de criptomonedas.

Antes de declararse en quiebra, Nuri buscó financiación de sus inversores, pero encontró dificultades para captar capital porque solo unos días antes había quebrado también otra empresa del sector, Celsius.

Nuri trabajaba con Solaris desde 2018 para ofrecer a sus clientes acceso a Bitcoin y otras criptomonedas directamente desde una cuenta bancaria.