La última Encuesta Mundial de la Empresa Familiar 2023, elaborada por la consultora PwC, ponía de manifiesto que el 86% de los negocios familiares españoles prevé incrementar su facturación en los próximos dos años, por encima de la media global del estudio mundial (77%), y tan solo el 8% de ellos redujo sus ingresos en 2022. Este es un importante nivel de resiliencia que acompaña a las empresas de capital familiar, también en ciclos como el actual, la ralentización económica y la marcada inflación. Menciona la citada encuesta que, en cuanto a sus prioridades, el 55% de los empresarios familiares españoles concentrará sus esfuerzos en la entrada a nuevos mercados y negocios, mientras el 43% buscará mejorar sus competencias digitales y el 50% se centrará en fidelizar a sus clientes.

Según los últimos datos del Instituto de la Empresa Familiar, en España hay 1,1 millones de empresas familiares, que representan el 89% del total de empresas del país. Las empresas familiares en España ocupan a 6,58 millones de personas, lo que significa que suponen el 67% del empleo privado, y generan el 57% del Producto Interior Bruto.

El informe de la consultora PwC apuntaba a la necesidad de que los órganos de gobierno de las empresas familiares deben avanzar en materia de diversidad, en el más amplio sentido del término. Es decir, en la profesionalización de estos, ya que el 43% de los consejos de administración de las empresas familiares españolas está constituido únicamente por miembros de la unidad familiar propietaria del negocio, con una media de 6,2 personas por consejo. Además, el 57% no tiene en sus filas a personas menores de 40 años y el 26% no tiene ningún perfil con experiencia de otro sector diferente al de la compañía.

La empresa familiar posee una serie de características especiales que pueden llegar a representar una ventaja o desventaja en función de cómo se gestionen, de la dimensión que posea, de la actividad del negocio y de la gobernanza que se aplique. “Las familias empresarias gozan de más compromiso, confianza, visión a largo plazo y rapidez en la toma de decisiones. Sin embargo, tiene una contrapartida: los problemas derivados de mezclar familia y empresa suponen un riesgo añadido a la ya de por sí difícil gestión de un negocio, que suelen complicar todavía más la continuidad de las empresas familiares”, indica Ricard Agustín, consultor de empresas familiares y fundador de Family Business Solutions.

El informe de la consultora PwC explicita que, en las cuestiones medioambientales, sociales y de buen gobierno, las empresas españolas se sitúan a bastante distancia de las prácticas generales -el estudio se ha elaborado a partir de entrevistas a los máximos responsables de 2.043 compañías de todo el mundo-. Solo el 5% de ellas considera relevante reducir la huella de carbono de la compañía. Asimismo, la responsabilidad social es un factor importante solo para el 15% de los negocios familiares, aunque el 50% de ellos cuenta con una persona o un equipo encargado de las políticas de ESG (medioambiente, sociedad y gobernanza) dentro de la compañía.