La bolsa española es uno de los oasis del dividendo –parte del beneficio que las empresas reparten entre sus accionistas- con más de 40 valores ofreciendo una rentabilidad por este concepto superior al 3% de las letras del Tesoro. Las estrategias de inversión que se basan en formar una cartera de acciones de alta rentabilidad por dividendo están siendo muy recomendadas por los analistas. Aunque se asume el riesgo de las acciones, el momento actual parece el indicado: con una desaceleración económica, estas compañías generosas con sus accionistas aguantan mejor los reveses de los mercados y son menos volátiles.

Según datos de Bolsas y Mercados Españoles (BME) valores como ACS, Telefónica, Enagás, Mapfre, Endesa, Santander, Repsol, Merlin Properties o Redeia (antigua Red Eléctrica) ofrecen rentabilidades superiores al 6% por el llamado corte de cupón. Bankinter, Acerinox, Logista, Aena o Unicaja dan más del 4% por este concepto.

Hay varias formas de invertir en estos pagos que realizan anualmente las compañías (normalmente repartidos en dos veces en el ejercicio) como es la compra directa de estas acciones; acceder a carteras de dividendos que construyen los intermediarios o adquirir fondos de inversión especializados en estos pagos. Son numerosos los fondos que aparecen en la actualidad con este reclamo.

Un ejemplo de cartera de dividendos es la ofrecida por Bankinter, que contempla tanto valores españoles como europeos. Inditex, Iberdrola, Intesa, Allianz, AXA, Redeia, Vinci, Telefónica, Endesa, BNP Paribas, ACS y Enel conforman los valores de alta rentabilidad por dividendo que, además, pasan por el tamiz de contar con unas expectativas de revalorización buenas.  Como indican desde la entidad gestora, “el objetivo es entregar una rentabilidad anual mínima entre  2,9% y 3,4% procedente directamente de los dividendos abonados por las compañías en cartera, pero conservando al menos intacto el patrimonio en mediciones de 3 años”, explican.

En un entorno de mercado con tipos de interés al alza, así como una inflación creciente, los dividendos siguen ganando importancia, ya que el crecimiento de los dividendos compensa la tasa de inflación durante este periodo. En 2022, el crecimiento de los dividendos fue equivalente al 11,2% en Europa, excluyendo Reino Unido, y al 10,2% en Norteamérica. Durante el mismo periodo, la tasa media de inflación fue del 8,1% en Europa y del 7,9% en EE.UU.

 “Si los inversores quieren mantener o ampliar sus activos en términos reales, las acciones con dividendos deberían ser un elemento esencial”, explica Thomas Meier, responsable de gestión de renta variable y gestor del fondo MainFirst Global Dividend Stars. Y añade: “el carácter defensivo de los valores de dividendos también es muy apreciado en tiempos de volatilidad, ya que los pagadores de dividendos tradicionales son modelos de negocio que generan elevados flujos de caja y tienen balances sólidos. En consecuencia, los fondos de dividendos tienden a ser menos volátiles que el mercado de renta variable en general”, concluye.

No obstante, hay que tener en cuenta algunos escollos a la hora de seleccionar valores con dividendos. Los inversores no deben caer en la tentación de fijarse en objetivos absolutos de dividendos. Por el contrario, las empresas deben seleccionarse de acuerdo con una visión global de  garantizar así también la continuidad y el nivel de los dividendos.

De la tecnología al dividendo

En los últimos diez años, en los que los gigantes tecnológicos han dominado la rentabilidad de los mercados, la inversión en dividendos parecía algo francamente aburrido. Hoy, sin embargo, lo aburrido gusta a los gestores. Es el caso de Caroline Randall, gestora de renta variable de Capital Group: “en un entorno de ralentización del crecimiento y de aumento del coste de capital, los dividendos podrían contribuir de manera más significativa y estable a la rentabilidad total en el futuro. Durante la década de 2010, los dividendos representaban únicamente el 16% de la rentabilidad total, cuando la media histórica se ha situado en torno al 38%. En la década de 1970, caracterizada por el elevado nivel de inflación, llegaron a representar el 72% de dicha rentabilidad”, explica.

Esta experta está encontrando numerosas oportunidades en sectores diversos, como el industrial, el de los suministros públicos y el sanitario. Las compañías farmacéuticas pueden resultar atractivas en un entorno de inflación, ya que muchas de ellas cuentan con sólidos balances y flujos de caja y suelen ser capaces de subir los precios incluso en un mercado muy competitivo. Algunas de las principales compañías del sector presentan una rentabilidad por dividendo superior el 3%, como es el caso de AbbVie (3,7%,) y Gilead Sciences (3,4%).