Unos 200.000 autónomos en activo, en vez de haber cotizado al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (Reta), han aportado su contribución a través de una mutualidad de previsión social, pues la ley les ha permitido elegir. Pero a diferencia del régimen de la Seguridad Social, que establece unas cuotas mínimas que garantizan una pensión igualmente mínima, los trabajadores por cuenta propia que han optado por una mutualidad han podido elegir libremente su aportación. Y ahora, muchos de ellos se quejan de que les va a quedar una pensión irrisoria.

No hay cifras oficiales de cuántos autónomos -profesionales liberales como abogados, procuradores, ingeniero, arquitectos, médicos, artistas o deportistas- han optado por estas mutualidades, denominadas alternativas por la posibilidad de sustituir al Reta. Son profesiones que deben estar obligatoriamente adscritos a un Colegio Profesional, instituciones que han fomentado la creación de estas mutualidades alternativas al Reta. La Confederación Española de Mutualidades los calcula en 200.000, de los que alrededor del 20%, unos 40.000, están en Catalunya. Desde la Federación de Mutualidades de Catalunya aclaran que, entre las mutualidades de previsión social afiliadas, no hay ninguna en la modalidad “alternativa”, por lo que carecen de un dato concreto de los mutualistas afectados en el territorio y remiten a la Confederación Española.

Teniendo en cuenta que actualmente hay en España 3,5 millones de autónomos cotizando al Reta, estos profesionales suponen un colectivo pequeño (menos del 6%), pero con mucha influencia, por lo que han lanzado una campaña de protestas que ha tenido repercusión mediática en el último año. El Partido Socialista ha optado por poner fin a la situación y ha presentado en las Cortes un proyecto de ley; pero lo ha hecho fuera del Gobierno español -y de Sumar, su socio de coalición-, que esta semana ha tenido dos movimientos importantes: primero, se ha ampliado el plazo para la presentación de enmiendas y, segundo, Vox ha presentado un texto alternativo.

La reforma tiene cuatro grandes patas:

  • Acaba con la "alternativa". A partir de 2027, los nuevos profesionales que se colegien ya no podrán apuntarse a una mutualidad alternativa, sino que deberán adscribirse obligatoriamente al Reta, salvo que compaginen la actividad por cuenta propia, con un empleo por cuenta ajena.
  • Aquellos que ya están en una mutualidad alternativa, podrán seguir en ella, pero su aportación debe equiparse a la cuota mínima del Reta en dos años. Así, este 2025 -cuando entre en vigor la reforma- deberán cotizar al menos el 86% de la cuota mínima, el próximo año el 93% y en 2027 el 100%.
  • Se abre un “pasarela al Reta” para que aquellos mutualistas que lo deseen, puedan trasladarse a la previsión social pública. Se trata de una fórmula -que se desarrollará reglamentariamente- para traspasar el total de sus aportaciones a sus mutualidades a la Seguridad Social.
  • Aquellos autónomos que opten por transferir sus fondos al Reta, estarán obligados a pasarse al régimen público y deberán empezar a abonar las cuotas que les corresponda, según los ingresos que obtengan, tras la reforma de este sistema aprobado en 2023. Y, no podrán dar marcha atrás si se arrepienten.

Y aquí surgen las fricciones, pues de cómo se contabilicen estos fondos dependerá su pensión futura. El conflicto nace de la aportación que cada mutualista ha realizado año a año. Aquellos que hayan ingresado cantidades anuales equivalentes o superiores a las cuotas mínimas del Reta, no obtendrán ningún beneficio en el traspaso. Por este motivo, se da por seguro que se apuntarán aquellos con aportaciones por debajo de las cuotas mínimas del Reta.

Por este motivo, la propuesta de ley del PSOE establece que por cada año de aportación se concederá menos de un año de cuotas al Reta. A tal fin, se aplicará un coeficiente reductor que en la propuesta es del 0,77, sin que pueda ser inferior al 0,67 ni superior al 0,87. Es decir, 20 años de aportaciones a una mutua alternativa, equivaldrían a 15 años en el Reta.

José Antonio Herce, socio de Loris y uno de los mayores expertos en pensiones, señala que el paso de los mutualistas a la Seguridad Social supondrá un coste para el organismo y matiza que la fórmula de un año de cotización por un 0,77 “no es justa para aquellos mutualistas que han tenido mayores aportaciones a sus mutualidades”. Es un café para todos que no comparte.

Herce rechaza de plano el 1:1, es decir, un año de cotización al Reta por cada año de aportación a la mutualidad, como pretenden algunos colectivos. Unos colectivos que han conseguido que Vox presente una enmienda a la totalidad que incluye que en esa transferencia al Reta, se consagre “el principio de equivalencia temporal 1:1, de manera que cada mes cotizado en una mutualidad alternativa sea reconocido como un mes cotizado en el Reta”.

En cualquier caso, Herce no cree que vayan a pasar los 200.000 autónomos, parte, porque no les compensará económicamente y, otra parte, porque no les dejen. Además, tienen la posibilidad de mantener el dinero en la mutualidad, que gestiona los fondos mediante el sistema de capitalización -con mayor rentabilidad- y esperar a jubilarse para recuperarlos de golpe. Además, recuerda que los mutualistas pueden cobrar la pensión y seguir trabajando, sin tener una merma en la prestación, como sucede con la Seguridad Social.

Los autónomos no son partidarios del modelo de “pasarela” presentado por el PSOE. Eduardo Abad, secretario general de Upta, señala que su organización hace tiempo que ha propuesto una “pasarela al Reta” ligada, no al tiempo de permanencia, a una mutualidad, sino a los fondos que se vayan a transferir al Reta. Un dinero que tendría, eso sí, su equivalencia en años. Eso supone que si un autónomo tiene capitalizado en una mutualidad 100.000 euros, se ha de calcular cuantos meses de cotización a la Seguridad Social se podría haber cubierto con dicho dinero, teniendo en cuenta la evolución de las cuotas a lo largo de estos años.

Herce está de acuerdo con esta fórmula, pues así se individualiza el proceso de cada autónomo dependiendo de sus aportaciones reales a las mutualidades y no por los años que haya permanecido en ellas.