Factores laborales como la inestabilidad en el empleo o la peculiaridad de los horarios están entre las principales razones que explican la reducida tasa de fecundidad en España, la más baja de la OCDE. Otro factor es la dificultad del acceso a la vivienda que eleva la edad de emancipación de los jóvenes españoles frente al resto de los comunitarios, según un informe publicado en Papeles de Economía Española que edita Funcas. El trabajo, elaborado por Virginia Sánchez Marcos, catedrática de fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Cantabria, analiza las razones que explican la baja fecundidad en España, en gran medida por motivos económicos, pero también los efectos futuros. La autora resalta que las decisiones individuales de fecundidad son cruciales en la evolución de una economía, con efectos sobre el mercado de trabajo, el ahorro o el equilibrio financiero de algunos sistemas de protección social.

Aunque los economistas han estudiado los posibles desencadenantes de este fenómeno, la catedrática de Economía apunta que la comprensión de las causas de la baja natalidad es aún limitada. Para el caso de España, Sánchez Marcos concluye que una de las causas que más atención recibe es la inestabilidad laboral que se deriva de la alta incidencia de los contratos temporales en los últimos años -10 puntos por encima de la medida comunitaria, reducida tras la reforma laboral- y el elevado desempleo al que se enfrentan los hogares españoles. “Efectivamente, la evidencia empírica y cuantitativa sugiere que esta podría ser una de las causas del reducido número de hijos de las mujeres españolas”, pues en opinión de la autora, muchas mujeres han retrasado en los últimos años su decisión de tener niños a la espera de conseguir un contrato fijo.

Pero no es el único factor laboral que explica que las mujeres españolas estén entre las que menos hijos tienen del mundo: la escasa flexibilidad laboral y, en concreto, la elevada incidencia de la jornada partida en España, desincentiva la natalidad entre las mujeres con un mayor coste de oportunidad de abandonar el mercado de trabajo, como es el caso de las mujeres con estudios universitarios. Como muestra, el estudio resalta que la mitad de los ocupados españoles (hombres y mujeres) siguen trabajando a las seis de la tarde, mientras que en el Reino Unido o Noruega, se reduce a uno de cada cinco. Una diferencia que se explica en la generalización del pluriempleo en España en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado por los bajos salarios. Una de cada cuatro españolas tiene la jornada partida, aunque terminen antes de las seis de la tarde.

Vivienda

Además de las peculiaridades del mercado laboral español, el estudio concluye que las dificultades de acceso a la primera vivienda podrían jugar un papel importante a la hora de explicar la reducida natalidad, “pero se necesita más investigación para dilucidar la importancia de este factor”. En este sentido, la autora considera que todavía es pronto para conocer si la reciente Ley de Vivienda servirá para paliar este problema, que explica en gran medida que se haya retrasado la edad de emancipación y la del primer hijo.

En opinión de Ignacio Conde-Ruíz, catedrático de Economía de la Universidad Complutense, presente durante la presentación del informe este martes, reseña igualmente que es pronto para saber el efecto de la Ley de Vivienda, pero defiende la necesidad de crear viviendas allí donde se genera el empleo, en especial las grandes ciudades que son zonas “tensionadas”. Y destaca que el gasto público en vivienda se ha reducido en España, pues en los años noventa se empleaba el 1% del PIB, aunque en políticas poco eficientes, en su opinión, como las viviendas de protección oficial. “Si ese dinero se hubiese empleado en generar un parque público de viviendas, ahora habría más de dos millones de casas públicas”, declara Conde-Ruiz.

En esta misma línea, la catedrática de la Universidad de Cantabria, destaca la “limitada generosidad de las ayudas que reciben las familias con hijos, y del gasto destinado a la educación infantil”. De nuevo, algunos estudios indican que la equiparación con los niveles de gasto de otros países europeos podría tener un impacto positivo sobre la natalidad. Finalmente, el desigual reparto entre padres y madres de los cuidados de los menores podría ocasionar una baja natalidad debido a un posible menor deseo de ser madres de las mujeres españolas. “Sin embargo, la discrepancia entre la fecundidad deseada y la efectiva, sugiere un papel modesto de este factor”, señala.

Comparativa internacional

Todo ello ha desencadenado que las mujeres nacidas a mediados de los setenta, cuya etapa fértil ya ha concluido, hayan tenido un número medio de hijos inferior al de otros países de nuestro entorno. La menor fecundidad se debe tanto a una mayor proporción de mujeres sin hijos como a una menor proporción de mujeres con tres hijos o más. Además, la edad media a la que las mujeres tienen su primer hijo en España es aproximadamente dos años mayor que la edad media en otros países. Así, el número de hijos entre la generación 1973-1976 analizada en el informe es de 1,37 en España, el más bajo de todos los países, seguido por Italia, 1,43, o Japón, 1,44. En frente, las mujeres de esa generación han tenido de media 2,22 hijos en Irlanda; 2,21 en Estados Unidos; 2,02 en Noruega o 2,01 en Francia.