En una sesión marcada por una tensa calma y la digestión de noticias geopolíticas de primer orden, el Ibex-35 ha abierto este jueves con una ligera caída del 0,09%, un simple movimiento de reajuste técnico tras las fuertes subidas de sesiones anteriores. Hacia las nueve de la mañana, el referente de la bolsa española se ha situado en los 15.664,7 puntos, sosteniendo con firmeza el psicológico techo de los 15.600 enteros y, lo que es más relevante, reafirmándose en máximos no vistos desde diciembre de 2007. Este nivel sitúa el mercado en un terreno inexplorado para toda una generación de inversores, evocando los tiempos previos a la Gran Recesión, en un contexto económico y social radicalmente diferente.
La atmósfera en los mercados internacionales está impregnada de un optimismo cauto, pero frágil, alimentado por el acuerdo alcanzado por Israel y Hamás. Este pacto, que pretende implementar la primera fase del plan propuesto por el presidente estadounidense, Donald Trump, para la Franja de Gaza, ha sido recibido como un paso significativo hacia el alivio de las tensiones en una de las zonas más inestables del planeta.
El anuncio de Trump, asegurando que los rehenes en manos de Hamás serán liberados "probablemente" el próximo lunes 13 de octubre, ha actuado como un calmante para los inversores. La incertidumbre geopolítica es un veneno para los activos de riesgo, y cualquier señal de distensión se traduce inmediatamente en estabilidad. Sin embargo, los analistas advierten que el camino hacia la paz es espinoso y cualquier contratiempo podría deshacer esta frágil tranquilidad en cuestión de minutos.
En el terreno doméstico y corporativo, la atención se ha centrado en Squirrel Media. Las nuevas acciones de la compañía, procedentes de su ampliación de capital para compensación de créditos aprobada el pasado mes de junio, han comenzado a cotizar este jueves. Esta operación, seguida con atención por los inversores especializados, pretende sanear el balance de la empresa y dotarla de una mayor solidez para afrontar nuevos retos de crecimiento, aunque su influencia en el índice general es, de momento, limitada. La sesión ha dejado retratos muy diferentes entre las compañías del selectivo:
-En verde: Liderando las subidas se ha visto Solaria, la compañía de energías renovables, con un sólido incremento del 1,26%, reflejando la continua apuesta de los mercados por la transición energética. La seguían Acerinox (+0,8%), aprovechando la recuperación de la demanda industrial global; Ferrovial (+0,54%), sólida en su estrategia internacional; y Acciona (+0,5%), otro gigante verde que navega a favor del viento.
-En rojo: En el lado opuesto, el peor comportamiento lo ha protagonizado Puig, la empresa de moda y fragancias, cuyos títulos se dejaban un 3,28% en la apertura. Esta fuerte corrección se atribuye a una ronda de toma de beneficios después de una exitosa racha alcista. También en negativo abría Unicaja, con un descenso del 0,68%. En cuanto a las materias primas, el crudo se ha movido en un terreno de práctica estabilidad. El barril de Brent (referencia en Europa) sube un ligero 0,11%, hasta los 66,32 dólares, mientras que el West Texas Intermediate (WTI) (referencia en EE. UU.) avanzaba un 0,08%, situándose en los 62,6 dólares. Esta calma en los precios del petróleo contribuye a la falta de volatilidad general.
El mercado de divisas muestra una ligera presión sobre el euro, que se colocaba en 1,1620 dólares, un nivel que favorece las exportaciones de las grandes compañías del Ibex. Por otro lado, el rendimiento del bono español a diez años baja hasta el 3,218%, indicando una cierta demanda de activos de renta fija y una confianza estable en la solvencia de España.
En conclusión, el Ibex-35 parece necesitar un impulso fresco para superar la resistencia actual. Se encuentra en una fase de consolidación después de una fuerte subida, y su próxima dirección dependerá, en gran medida, de la evolución de los acontecimientos geopolíticos en Oriente Medio y de la llegada de nuevos actores corporativos o macroeconómicos que reactiven el optimismo de los inversores. La jornada, en definitiva, es la de un mercado que, habiendo escalado una cima, se detiene a contemplar el horizonte antes de decidir su próximo movimiento.