El Ibex-35 ha inaugurado la sesión de este martes con optimismo, comenzando la jornada con una subida del 0,2% que ha situado el selectivo en los 15.860,9 puntos sobre las nueve de la mañana. Este incremento, aparentemente modesto, es significativo porque consolida el selectivo en su intento de mantenerse por encima de la importante cota psicológica de los 15.800 enteros, un terreno que lo lleva a acercarse peligrosamente a algunos de los niveles más elevados de su historial, remontándose a su creación en el año 1991.

Esta tendencia alcista se produce en una jornada de gran actividad informativa, que actúa como termómetro de la salud de la economía española: el inicio de la temporada de resultados empresariales del tercer trimestre. La compañía Enagás ha sido la encargada de dar el pistoletazo de salida, presentando unos resultados que han superado las expectativas. En paralelo, la escena bursátil se ha visto sacudida por la solicitud de suspensión de cotización de la ingeniería asturiana Duro Felguera, un movimiento que siempre despierta la inquietud de los inversores.

El informe presentado por Enagás revela un giro radical en sus finanzas. El operador gasístico ha pasado de registrar unas pérdidas de 130,2 millones de euros en los nueve primeros meses del año pasado a alcanzar un beneficio neto de 262,8 millones en el mismo periodo de este ejercicio. Estos resultados no solo subrayan una robusta recuperación operativa, sino que proyectan una imagen de solvencia que sitúa la compañía en la ruta adecuada para alcanzar los objetivos estratégicos que se ha marcado para el año 2025, un faro que guía sus decisiones de inversión y su política de dividendos. En el polo opuesto de la jornada, el grupo asturiano Duro Felguera ha protagonizado una de las noticias más críticas. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha accedido a la solicitud de la empresa y ha decretado, con carácter cautelar y efectos inmediatos, la suspensión de la negociación de sus acciones tanto en la Bolsa de Madrid como en el sistema de interconexión bursátil.

Esta medida se produce, según estas mismas fuentes, "como parte de un proceso y a petición de la compañía". La suspensión se mantendrá "mientras se difunde una información relevante" sobre la entidad, lo cual deja la puerta abierta al anuncio de un hecho de gran trascendencia que podría ir desde una importante reestructuración de deuda hasta un acuerdo estratégico o, en el escenario más negativo, graves dificultades financieras.

Más allá de las fronteras españolas, el escenario global continúa marcado por la incertidumbre política. En el Senado de los Estados Unidos, el bloque demócrata volvió a impedir ayer lunes la aprobación de una ley de financiación que hubiera permitido la reapertura del gobierno federal. Esta situación, que ya entra en su tercera semana, mantiene partes de la administración estadounidense cerradas, reflejando una polarización política que dificulta los acuerdos y que ya ha llevado al rechazo de la norma hasta en once ocasiones. Este tipo de tensiones políticas son un factor de inestabilidad que los inversores vigilan con lupa, ya que pueden afectar la confianza y el crecimiento económico mundial.

En los primeros compases de la sesión, los valores que lideraban las alzas dentro del Ibex-35 eran Acciona Energía (+0,65%), Aena (+0,64%) y Cellnex (+0,55%). En la cara opuesta de la moneda, las mayores caídas las protagonizaban Solaria (-0,92%) y ArcelorMittal (-0,69%). En cuanto al conjunto de los mercados europeos, la apertura se produjo con un signo mixto, ilustrando la falta de una dirección clara única. Mientras las Bolsas de París y Frankfurt retrocedían un ligero 0,02% cada una, las plazas de Milán y Londres avanzaban un 0,49% y un 0,22%, respectivamente.

En los mercados de materias primas, el petróleo Brent (referencia en Europa) ha visto su precio retroceder un 0,49%, situándose en los 60,71 dólares el barril. El West Texas Intermediate (WTI), referencia norteamericana, seguía la misma senda y bajaba un 0,53%, hasta los 56,72 dólares. Finalmente, en el mercado de divisas, el euro se cambiaba a 1,1632 dólares, mientras que la rentabilidad del bono español a diez años ha experimentado un ligero descenso, situándose en el 3,093%, un indicador que refleja el coste de la financiación para el Estado y que, en este caso, muestra una cierta tranquilidad de los inversores sobre la solvencia de España.