España es uno de los 17 países donde se prevé una independencia más tardía de los hijos. En el 2050, la media española podría aumentar en 4,1 años, hasta los 34,1, hecho que la situaría como el quinto país del estudio con la edad de salida más avanzada. Por todo ello, la "Generación Boomerang" aumenta en España, con un 26% de adultos que han vuelto a vivir con los padres después de un periodo de independencia. Aunque la edad media de abandono de la casa familiar en Europa ha disminuido ligeramente a la última década, muchos jóvenes adultos siguen optando por vivir con sus padres finos bien entrada la veintena, y algunos incluso vuelven a vivir con ellos después de haber sido independientes.
Según las últimas conclusiones del informe de la sociedad de beneficencia Unobravo, este cambio se debe a una combinación poderosa de dificultades económicas y evolución de las actitudes sociales. Lo explica la Dra. Fiorenza Perris: "La Generación Boomerang es un fenómeno creciente, con más adultos jóvenes que vuelven a sus hogares de la infancia después de periodos de independencia. En España, nuestros últimos datos muestran que el 26% de las que se fueron de casa han vuelto a vivir con sus padres por causas emocionales como el agotamiento, las rupturas sentimentales y los efectos a largo plazo de la pandemia."
¿Cómo los padres pueden hacer frente?
Según los expertos, hay que marcar unas normas nuevas desde el minuto cero como establecer límites desde el principio para favorecer la claridad emocional: Las viejas dinámicas familiares pueden resurgir con facilidad. Empezar con conversaciones sinceras sobre la intimidad, los espacios compartidos y las expectativas para ayudar a mantener una sensación de control y bienestar emocional en el hogar compartido. Pero también asumir el papel de compañero de casa, no de dependiente: compartir responsabilidades y tratar al hogar como espacio mutuo refuerza tu identidad de adulto. Eso favorece la autoestima y ayuda a reducir los sentimientos de frustración o de regresión. Para acabar, la gran piedra angular de todo, la vía económica. El hijo tiene que tener claro que se tiene que contribuir tanto si ofrece dinero para el alquiler como ayudas con tareas como cocinar o limpiar.
El otro gran peligro que genera es la dejadez o la falta de responsabilidad económica. Los expertos alertan de una dejadez en el trabajo porque ya no los obliga a ser independientes y, por lo tanto, es importante no perder de vista los objetivos personales ni la identidad individual. Ya sea ahorrando para una casa, buscando trabajo o estudiante, mantén el impulso para que la situación tenga sentido. Por su parte, los padres han de respetar aspectos más intangibles de unos hijos 100% adultos como son su autonomía para reducir la tensión emocional: Aunque vivan bajo el mismo techo, ya no son niños. Dejarles gestionar la propia vida favorece el respeto mutuo y ayuda a mantener bajas las tensiones familiares.