En Catalunya, en la última década, el modelo de cooperativa agraria con sección de crédito se ha sometido a un proceso de profesionalización que ha comportado una mejora en el control de los riesgos, la consolidación de su solvencia, y a un proceso de concentración que ha afianzado la viabilidad. Esta es la radiografía de las 55 secciones de crédito en activo a estas alturas en Catalunya, que gestionan un volumen de depósitos de 594 millones de euros, a cierre de 2024.
La sección de crédito es una herramienta financiera indispensable para muchas cooperativas, pero también de apoyo y asesoramiento en el mundo rural. Agiliza todas las transacciones que hay entre la cooperativa y el socio cooperativista, a la vez que cubre las necesidades financieras en áreas del territorio donde la oferta financiera es escasa o no existe, defensa Antonieta Gual, presidenta de la Asociación de Secciones de Crédito (ASC), dependiendo de la Federación de Cooperativas Agrarias de Catalunya (FCAC). Las secciones de crédito prestan sus servicios a 72 poblaciones, de las cuales 30 no tienen ningún otro servicio financiero, remarca Gual que es, al mismo tiempo, directora general de Agropecuaria Coperal, de Santa Coloma de Queralt (Tarragona).
Estas son las razones que el ASC esgrime ante la Generalitat para reivindicarse y reclamar nuevas reglas de juego. Eso 10 años después de que la administración estableciera un control más exhaustivo de las secciones de crédito a raíz de la quiebra de la entidad vinculada a la Cooperativa de Cambrils -22 de diciembre de 2015-, que dejó un agujero de 32,5 millones de euros y unas 5.000 personas afectadas.
Hoy por hoy, la realidad del campo y la ganadería es otra en la que se vivía hace 10 o más años, argumenta Gual. Las cooperativas ven como también hay una concentración de las explotaciones agrarias y, por lo tanto, menos socios cooperativistas en activo, y como crece el número de clientes que ya no viven directamente del campo, pero que sigue vinculados en la cooperativa -los llamados socios colaboradores- y hacen uso o quiere hacer de la sección de crédito.
"Se hace necesario aumentar el límite del 30% de socios colaboradores sobre el total de depósitos que puede tener una sección de crédito", reclama Gual. Explica que este tope se instauró en un momento excepcional en que la sección de crédito mayor, con diferencia sobre el resto, se encontraba en una cooperativa que presentaba una clara asimetría entre la actividad económica cooperativitzada y el volumen de depósitos de la sección de crédito.
Economía, el supervisor, lo analizará
El ASC ha hecho llegar la reclamación a la Generalitat, en concreto en el Departamento de Economía, que es el área administrativa financiera de donde dependen las secciones de crédito. También tienen implicación los departamentos de Trabajo y Agricultura. La propuesta es elevar este porcentaje, aunque Gual no concreta cuál sería el porcentaje más adecuado en el nuevo contexto del mundo agrario, escudándose en qué hay que negociar. "Digamos que se analizará", advierte Divina Alsinet, subdirectora general de Supervisión y Tutela Financiera del Departamento de Economía, en declaraciones en ON ECONOMIA.
La subdirectora advierte que deben ser muy cuidadosos para "no desvirtuar el modelo de las secciones de crédito", que no son una entidad financiera con ficha bancaria. En más, los datos de Economía evidencian, que, de manera agregada, las 55 secciones no solo cumplen con el límite del 30% sino que, además, no se llega. En el 2022, en conjunto, alcanzaban a un 19,19% de socios colaboradores, y el 2023, llegó al 19,54%. "Eso muestra que todavía tienen margen para llegar al 30%, por término medio agregada, porque quizás sí que alguna sección está próxima al umbral del 30%", pero muchas tienen margen para crecer, explica Alsinet.
Preguntada sobre las fórmulas de crecimiento de las secciones de crédito, Alsinet insiste en el hecho de que "las secciones de crédito no son entidades de crédito, no tienen un fondo de garantía de depósitos". Existe el Fondo cooperativo de apoyo a las secciones de crédito, que es "un esfuerzo que hizo el sector cuando se aplicó la reforma. Actualmente, este fondo aglutina unos 17 millones de euros porque por normativa tiene que representar el 3% de los recursos que están gestionando. "Este fondo solo se puede usar en casos de crisis y a condición de que el sector decida actuar en alguna circunstancia", concreta.
Remarca también que "tiene que haber viabilidad en el conjunto del sistema para que estos recursos se puedan devolver, ya que no son un dinero a fondo perdido." De manera tal que si se produjera una nueva situación de crisis financiera en una sección, la cooperativa correspondiente tendría que continuar con su actividad y dar garantías de retorno de los fondos utilizados como endeudamiento.
En el 2015, el ASC asumió la concesión de un préstamo de 10 millones de euros para facilitar la liquidez de los impositores de la sección de crédito de Cambrils, ante la dificultad de la cooperativa para obtener liquidez de su cartera de inversión crediticia. El préstamo fue avalado en un 75% por la Generalitat, que también tenía garantías hipotecarias de los inmuebles de la Cooperativa de Cambrils. Para el 25% restante, se estableció garantía hipotecaria de unos terrenos con la explotación de una gasolinera. Actualmente, de los depósitos totales de la sección de crédito a principios del 2015, que superaban los 60 millones de euros, solo queda pendiente de retornar un porcentaje inferior al 15%, según datos del ASC.
Buscar otros modelos financieros
Para Alsinet tiene que quedar claro que una sección de crédito "es una unidad interna y accesoria de una cooperativa agraria, que tiene que afrontar los riesgos que pueden producirse en el sector agroalimentario." Menciona la sequía, la pérdida de cosechas o ganado por alguna causa, "ahora podremos sumar los aranceles americanos", etc.
La subdirectora reconoce que, en la última década, "las secciones de crédito han incrementado su dimensión fortaleciendo las estructuras productivas, y que lo siguen haciendo, con procesos de absorción de lo que es la actividad agroalimentaria, que muchas veces proviene de la integración de varias cooperativas agrarias y que comporta la fusión de las secciones de crédito". Pero, de todos modos, insiste en que el modelo financiero que tienen es el adecuado. Que "si se quiere profundizar más en la operativa financiera, en nuevos servicios, habría que ir a otros modelos" y hace referencia a "integrarse o crear una caja rural", precisa Alsinet. "Pero entonces ya estaríamos hablando de otro modelo financiero", observación.
Mientras tanto, desde el ASC se sigue pensando que las secciones de crédito necesitan cooperativas con una elevada actividad económica, socios en fase de inversión empresarial que aseguren la actividad económica de esta cooperativa y un elevado número de socios implicados en la sección de crédito. De aquí que reclamen más flexibilidad para tener socios colaboradores. "Son aquellos, por ejemplo, que para sus explotaciones de uso doméstico van a comprar el pienso o el plantel, el gasóleo, la pequeña maquinaria... en la cooperativa", concreta la presidenta Antonieta Gual. "Hoy día, no estaría justificado poner en peligro la continuidad de estas entidades por el hecho de mantener una limitación en el número de socios colaboradores sin tener en cuenta que hay una nueva realidad en el mundo rural, donde tenemos un nuevo entramado de personas que viven en el ámbito rural y que, a veces, no tienen acceso a otras entidades financieras", observación Gual.

Tarragona y Lleida, el grueso
Las 55 secciones de crédito se encuentran repartidas por todo el territorio, aunque se concentran básicamente en las comarcas de Tarragona (30) y Lleida (23). También hay 2 en Barcelona. Del volumen total de depósitos (594 millones de euros, en el 2024), unos 318 millones (53,5%) corresponden en las comarcas de Tarragona; 260 millones (43,8%), en las de Lleida; y las cooperativas de Barcelona suman 16 millones (2,7%). Se echan de menos en la demarcación de Girona.
Según el volumen de depósitos, los datos del ASC confirman que 9 de las 55 entidades superan los 20 millones de euros gestionados. Mientras que el grueso más importante son 5 secciones que mueven entre 10 y 20 millones, de manera que suponen el 64% del total de los depósitos. Hay 18 más que tienen entre 5 y 10 millones; unas 17 que administran entre 2 y 5 millones; y hay 6 que no llegan a los 2 millones de depósitos.
Transparencia y solvencia
La subdirectora general de Supervisión y Tutela Financiera del Departamento de Economía, Divina Alsinet, recuerda que la concentración en el sector ha estado importante. De las 112 secciones de crédito existentes el 2011, cuando se registró la quiebra de la cooperativa y la sección de crédito de la entidad de l'Aldea (Tarragona), se ha pasado a 55. "Es prácticamente la mitad", dice y destaca que aunque algunas han desaparecido porque también se ha disuelto las cooperativas, "otros han hecho un proceso de fusión que los ha permitido tener una dimensión más adecuada y fortalecerse". En l'Aldea, la bancarrota dejó un agujero de 4,5 millones de euros con 408 afectados, entre vecinos que tenían los ahorros y proveedores.
Con la ley de 2017, que fija el régimen de las secciones de crédito de las cooperativas, se requirió la profesionalización del director general de las cooperativas, que "tiene que asumir también la responsabilidad de la sección de crédito -un cargo incompatible con otras responsabilidades- para el cual se pide experiencia y unos conocimientos", valora Alsinet.
Explica que actualmente todas las secciones de crédito tienen "un cumplimiento excelente" de toda la información financiera que presentan mensualmente al departamento de Economía. Antes de l'Aldea, "veníamos de una situación muy liberal", insiste. Ahora hay que informar mensualmente de los saldos acreedores, la liquidez directa (tesorería de la sección de crédito en las entidades bancarias), más la liquidez reforzada (todos los activos financieros que se podrían realizar a seis meses vista sin incurrir en pérdidas), y también informan de la financiación del resto de departamentos de la cooperativa.
También presentan las cuentas anuales al registro de cooperativas, que son cuentas auditadas, que aprueba el consejo rector de la cooperativa y que se somete a la asamblea ordinaria de cooperativistas.
El tercer indicador financiero y que aporta transparencia a la actividad de la sección de crédito, es la elaboración y cumplimiento del plan económico financiero anual. Cada ejercicio, la cooperativa hace un plan económico financiero de la sección de crédito que lo aprueba el consejo rector de la cooperativa y que la asamblea general le da el visto y complace. "Eso sirve para saber en qué invierte la sección de crédito y cómo lo ejecuta, ya que el cumplimiento del plan se supervisa el año siguiente", explica Alsinet. "Con todas estas regulaciones, buscábamos transparencia para que el socio sepa si su sección de crédito asume demasiados riesgos, si es solvente, viable...", concluye.