Los estados de la Unión Europea han dado apoyo este jueves al paquete de aranceles con impacto de 93.000 millones por si fracasan las negociaciones con Donald Trump, que anunció un 30% de recarga a las importaciones antes de sentarse a negociar. Aunque el miércoles las posiciones se acercaban a un acuerdo definitivo con un 15% de aranceles entre la UE y los EE.UU., Bruselas se reserva esta carta ante las curvas del presidente de los Estados Unidos, que ya ha cambiado de cifra y de opinión en varias ocasiones.
Según han confirmado fuentes diplomáticas a varios medios que cubren la actualidad europea, solo Hungría ha votado en contra de esta medida, que entraría en vigor el próximo 7 de agosto solo en caso de que no se cerrara el acuerdo.
El pacto del 15% sería similar al que los Estados Unidos alcanzó con Japón esta misma semana y serviría para evitar la amenaza del 30% de Trump a las importaciones europeas.
Con el fin de proteger su industria y promover la producción local, Trump hace meses que amenaza con aranceles en países de todo el mundo y recalcula después su posición en función de la voluntad del país a negociar. Eso le ha hecho modificar en varias ocasiones tanto las cifras en cada país como las fechas de entrada en vigor, que en la última actualización ha emplazado al 1 de agosto, aunque hay aranceles globales en el acero y otros sectores que ya están en vigor.
Trump anunció hace dos semanas que impondrá aranceles del 30% en los productos procedentes de la UE a partir del 1 de agosto y el Ejecutivo comunitario trasladó días después en los estados miembros un segundo paquete de represalias por valor de 72.000 millones en productos estadounidenses.
Esta nueva lista de represalias de Bruselas por los aranceles del 30% afectarían los coches, aviones y maquinaria, así como los productos agroalimentarios, entre ellos el güisqui bourbon, y se suma a la primera respuesta del bloque, cuyo valor es de unos 21.000 millones, por los aranceles en el acero y aluminio. Después del anuncio que este miércoles realizó Gill, las dos listas se convertirían en una sola que afectaría productos estadounidenses por valor de 93.000 millones de euros.
Trump dijo el miércoles que está "dispuesto" a rebajar los aranceles con los cuales ha amenazado a sus socios comerciales a partir del 1 de agosto si estos "se comprometen a eliminar trabas a las importaciones norteamericanas". En caso contrario, podrían afrontar impuestos todavía más altos. "Siempre cederé puntos arancelarios si puedo conseguir que los principales países ABRAN SUS MERCADOS a los Estados Unidos. Otro gran poder de los aranceles. Sin ellos, sería imposible conseguir que los países SE ABRAN", dijo a su red Truth Social.
El mandatario, que desde su retorno a la Casa Blanca ha consolidado su guerra arancelaria y ha anunciado tarifas de entre 19% y 50% a más de una docena de países, ha insistido que: "SIEMPRE, ARANCELES CERO PARA LOS ESTADOS UNIDOS!!!. Al mismo tiempo, el presidente de los Estados Unidos ha agregado: "SOLO REDUCIRÉ LOS ARANCELES SI UN PAÍS ACEPTA ABRIR SU MERCADO. ¡SI NO, ARANCELES MUCHO MÁS ALTOS"!, ha indicado al final de una serie de mensajes donde destaca la magnitud de los pactos anunciados este martes con Yakarta y Tokio, a los cuales impondrá gravámenes del 19% y un 15% respectivamente, una rebaja de la amenaza inicial de 32% y el 25%.
En la tregua arancelaria, que originalmente acababa el 9 de julio y después fue tendido hasta el 1 de agosto, la Administración del republicano ha llegado a pactos con seis países: El Reino Unido, China, Japón, Vietnam, Indonesia y Filipinas. Como no consiguió más acuerdos, el mandatario envió cartas notificando aranceles de entre el 20% y el 50% a decenas de países si estos no se sientan en la mesa de negociación. Las conversaciones con la Unión Europea continúan, aunque Trump ha insistido en que el gravamen del 30% anunciado en Bruselas ya está decidido.
Mientras tanto, la Unión Europea negocia también sus relaciones comerciales con China, que están "todavía gravemente desequilibradas" según un comunicado de Bruselas después de una reunión entre la presidenta de la UE, Ursula von der Leyen, y el presidente chino Xi Jinping.
La Comisión Europea ha recordado que el déficit comercial de Europa con China es de 305.000 millones de euros y ha expresado su preocupación por las "distorsiones sistémicas persistentes" o "el creciente exceso de capacidad manufacturera" de China. "La UE continúa dispuesta a participar en un diálogo constructivo para encontrar soluciones negociadas", ha dicho la Comisión, aunque también ha dicho que se adoptarán "medidas proporcionadas y legalmente conformes" para proteger sus intereses en caso de que no se llegue.
Además la Comisión está preocupada por el control chino sobre las tierras raras, claves en la digitalización, y por la falta de transparencia china en su política tecnológica.
XI, por su parte, se limitó a decir que se tiene que conseguir "más estabilidad y certezas globales" ante una "situación internacional cambiante y compleja". Hace falta, dijo, que ambas partes "se respeten mutuamente y busquen puntos en común respetando las diferencias de cada uno".