Este jueves 7 de agosto, ha entrado en vigor el nuevo arancel mínimo del 10% que Estados Unidos ha impuesto a las importaciones globales a sus socios comerciales. La Casa Blanca ha difundido una lista de casi 70 países, además de la Unión Europea, a los que se aplicarán aranceles específicos que oscilan entre el mínimo de 10% y el 41%, como es el caso de Siria. Aquellos estados que no figuren en el listado tendrán un gravamen predeterminado del 10%.

Según el magnate, estas nuevas tarifas buscan reducir el "gran déficit" de Estados Unidos frente a gran parte de sus aliados comerciales, que han debido negociar con Washington una rebaja de las tasas.

Trump anunció a principios de abril un arancel básico del 10% sobre las importaciones de casi todos los socios comerciales de Estados Unidos, así como otros más elevados para una larga lista de países. La medida fue suspendida poco después, durante 90 días, para permitir las negociaciones comerciales, algunas de las cuales, como las abiertas con la Unión Europea, se han saldado con un incremento de las tasas comerciales, en beneficio de la economía americana. Algunos países, entre ellos Reino Unido y Japón, han llegado a acuerdos con el Gobierno estadounidense para reducir los aranceles. Por su parte, la Unión Europea aceptó un gravamen a sus exportaciones del 15%.

Entre las excepciones a esta entrada en vigor de este jueves están México, que pactó una extensión de otros 90 días para continuar las negociaciones, y Canadá, cuyo aumento de aranceles del 25 al 35% se aplica desde 1 de agosto.

Persiste la batalla a los chips y semiconductores

No obstante, el presidente Trump sigue lanzando advertencias a diversos países y diversos sectores productivos y exportadores. Este miércoles ha reiterado su batalla contra los fabricantes de chips y semiconductores. El mandatario ha anunciado este miércoles la próxima imposición de aranceles de "aproximadamente" el 100% para la importación de chips y semiconductores, una medida con la que aspira a presionar para que las empresas muevan la producción de estos productos a territorios norteamericanos.

"Si fabricas en Estados Unidos, no habrá recargos", ha afirmado Trump, que ha abierto la puerta a que estas concesiones se extiendan también a las empresas que estén en proceso de trasladar la producción o adquieran ciertos compromisos, con la amenaza de "cobrar más adelante" si se incumplen estos pactos.

Esta es una batalla que se inició hace meses. El pasado mes de abril, el secretario americano de Comercio, Howard Lutnick, aseguró que estos productos [chips] se incluirán en la categoría de semiconductores y tendrán un arancel específico que probablemente "entrarán en vigor en uno o dos meses". El plazo ha eximido y Trump ha recuperado este miércoles la amenaza para conseguir su objetivo: que los EE.UU. sean autosuficientes en los productos más estratégicos para la economía.

Apple potenciará la producción en EE.UU.

En este sentido, ha afirmado que las empresas estadounidenses están moviendo "rápidamente" su producción. Sus declaraciones han tenido lugar después de arrancar a Apple el compromiso de invertir 100.000 millones de dólares para potenciar la producción nacional. El director ejecutivo de la compañía, Tim Cook, ha asegurado durante el acto en la Casa Blanca que este nuevo compromiso eleva por encima de 600.000 millones de dólares la inversión en Estados Unidos.