Los ingenieros aeronáuticos recuerdan al Govern catalán que, el marzo pasado, asumió el compromiso de crear una comisión técnica para afrontar el futuro del Aeropuerto de Josep Tarradellas Barcelona-El Prat, cosa que incluye determinar cómo y de qué manera el aeródromo puede ganar capacidad "porque tenemos un problema si no disponemos de una infraestructura competitiva", asegura Lluís Sala, vicepresidente del Colegio de Ingenieros Aeronáuticos de Catalunya. Esta comisión, que se está retrasando ya medio año, tendría que tener en cuenta las once propuestas que se han recogido sobre el proyecto de ampliación del Prat para que pueda disponer de una pista con el tamaño necesario para acoger más vuelos de larga distancia. Si todo va como se prevé, a finales de este año, en Barcelona operará hasta 50 vuelos intercontinentales -cuándo actualmente son 46 los destinos- sin embargo, "lo más importante es que de estos, solo 25 son de largo recorrido, es decir, tienen el destino o el origen a 4.000 kilómetros de distancia de Barcelona", observa Sala.

Estos vuelos son "los que aportan calidad al Prat" porque "nos abren en el mundo y en áreas geográficas de gran potencial de crecimiento económico" y son "un catalizador para el desarrollo" de todo el territorio. Por lo tanto, pensando en global, "es hora que el país decida y defina qué sistema aeroportuario necesitamos" y eso pasa por redefinir todos los aeródromos: el Prat, Girona y Reus, básicamente. Hace falta entender que los aeropuertos son un "catalizador de la actividad económica de un territorio" y que, hoy por hoy, "lo que seguro no nos beneficia es paralizar el debate sobre el futuro del Prat, y seguir aplazándolo, todavía menos." Los expertos aeronáuticos apremian a las administraciones a actuar porque, sobre los proyectos que hay sobre la mesa de la Comisión para la Ampliación del Aeropuerto de Barcelona, impulsada por Foment del Treball, "hay más de una absolutamente viable". Sala aboga para "abrir claramente el debate de una de las infraestructuras y herramientas estratégicas de Catalunya", desde el Govern catalán y español.

Según Sala, hay muchas sinergias a explorar. "Consiguiendo un buen posicionamiento de Barcelona en la red aeroportuaria internacional, Girona y Reus también potenciarán su desarrollo", explica el vicepresidente y puntualiza que eso no quiere decir "liberar el Prat de ciertos vuelos para trasladarlos a Girona o Reus", porque esta sería una estrategia poco inteligente. "No se tienen que desviar vuelos, sino conseguir que las aerolíneas vean atractivos el resto de destinos dentro de Catalunya para que la operativa sea competitiva", entre otras cosas, porque no solo se trata del transporte de viajeros, sino que también es significativo que la ampliación de la infraestructura de Barcelona permitirá incrementar el transporte de mercancías, en larga distancia. La clave es "llegar al equilibrio, con calidad," no solo aeroportuaria, sino también en materia medioambiental, especial y básicamente porque el proyecto tendrá que tener el visto bueno de la Unión Europea, "una garantía de que las cosas se harán bien".

En este sentido, Lluís Sala insiste en que la comisión técnica tiene que conseguir encontrar también la mejor propuesta de que equilibre las necesidades del Prat con el respeto medioambiental del Delta del Llobregat. Lo más conveniente sería "buscar una forma de mejorar el Delta del Llobregat para hacerlo compatible con una mejora de la capacidad del aeropuerto de Barcelona". Y además siempre partiendo del consenso de todas las administraciones y agentes sociales y económicos.