La Cambra de Comerç de Barcelona insta a las administraciones públicas, tanto a la central como a la catalana, a definir un proyecto específico para el aeropuerto del Prat que responda "a un cambio de modelo económico basado en el conocimiento y el crecimiento sostenible". No obstante, evita entrar en cuestiones técnicas como una propuesta concreta de alargamiento de pistas.

En un comunicado, la corporación que preside Mònica Roca sostiene que las actuaciones para ampliar el aeropuerto no deben servir para "acabar alimentando mayoritariamente el modelo turístico low cost" sino que deben estar al servicio de "las necesidades de este cambio de modelo". En este sentido, subrayan que la opción que más conviene al aeropuerto de Barcelona para cumplir este objetivo es "consolidarse como nodo de vuelos intercontinentales".

Aparte de solucionar las actuales limitaciones respecto a la capacidad operativa, la Cambra exige a las administraciones públicas que "aborden con urgencia dos grandes retos" a medio y largo plazo: la implantación de una estructura de operaciones "racional y eficaz", así como la sostenibilidad ambiental.

Para afrontar el incremento de viajeros de manera sostenible, apuestan por impulsar un modelo "al estilo de los principales sistemas aeroportuarios del mundo como Nueva York, Londres, París o Milán". Cuando Barcelona-El Prat se convierta en un nodo intercontinental, apuntan que los aeropuertos de Girona y Reus deberían canalizar la creciendo demanda de tráfico intraeuropeo que la capital catalana no podrá asumir.

El modelo aeroportuario catalán

Para construir este "modelo aeroportuario catalán" sería necesario desarrollar los planes directores de los aeropuertos de Girona y Reus, y sus conexiones ferroviarias, para conectarlos con el centro de Barcelona. Respecto al aeropuerto de Barcelona-El Prat, señalan que se debe finalizar "lo más pronto posible" el acceso ferroviario convencional a la T1 y exigir la llegada de la Alta Velocidad para ganar competitividad.

En el comunicado recalcan que "el camino" hacia el nuevo modelo de sistema aeroportuario debe hacerse en paralelo a la descarbonización del sector aeronáutico, con el objetivo de que todos los vuelos internos y con salida desde la UE, Reino Unido, Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza tengan cero emisiones netas de dióxido de carbono para el año 2050.

Esta última estrategia se focaliza en cuatro áreas: mejoras de las tecnologías de las aeronaves y los motores, uso de combustibles sostenibles, aplicación de medidas económicas y mejoras en la gestión del tráfico aéreo y las operaciones de las aeronaves. Tal como apunta la hoja de ruta de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), es necesaria una "transformación energética radical de nuestros aeropuertos".

Potencial como nodo intercontinental

El potencial del Prat como nodo intercontinental debe contar con un aeropuerto con un peso mayor de vuelos de largo radio, ya que permitiría, entre otros, impulsar el comercio exterior y la conectividad con nuevos mercados, facilitar la localización de empresas y sedes corporativas en el territorio, así como la inversión extranjera, y también "consolidar la ciudad como nodo logístico multimodal de referencia en el mundo", según recoge el comunicado.

La Cambra reconoce el papel "clave" del Comité de Desarrollo de Rutas Aéreas (CDRA) en la atracción de rutas de largo radio y el incremento de la oferta en el aeropuerto de Barcelona. Este organismo está integrado por la Generalitat, AENA, Ayuntamiento de Barcelona y la Cambra. Indican que el CDRA representa "un modelo de éxito de colaboración entre administraciones para alcanzar un objetivo común". Recuerdan que, de 2005 a 2019, Barcelona ha multiplicado por cuatro el número de pasajeros intercontinentales y por tres las destinaciones, hasta 47. Después de la pandemia y la paralización del tráfico aéreo, Barcelona ha reactivado progresivamente los destinos. Este verano operará 46, una cifra muy similar a la de 2019.

También apuestan por estimular el crecimiento de compañías con base en Barcelona con el argumento de que son las que contratan más servicios a escala local y, por lo tanto, contribuyen más a crear valor en el territorio.