La búsqueda del ahorro ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad estratégica para los hogares españoles. Esta realidad está provocando una transformación profunda y probablemente irreversible en los hábitos de compra, según revela el Estudio de la Marca Propia de Aldi. Los datos son elocuentes: 3 de cada 10 familias españolas han cambiado de supermercado en el último año, moviéndose principalmente atraídas por los precios competitivos de las marcas propias.
Este fenómeno no es anecdótico sino estructural. Los productos de marca de distribuidor han consolidado su presencia en los hogares españoles hasta el punto de que ya representan más de la mitad de la cesta de la compra en España. La velocidad de esta transición resulta especialmente significativa: en solo tres años, el peso de estos productos se ha duplicado, pasando de una cuota de mercado del 19,7% en 2022 a un impresionante 44,1% en 2024, según datos de Worldpanel by Numerator.
Lo que hace quince años era una opción puntual para momentos de crisis económica se ha convertido hoy en la elección preferente en casi todas las categorías de producto. La transformación cultural en la mentalidad del consumidor es palpable: la mitad de las familias españolas (46%) reconocen que han incrementado su consumo de productos de marca propia, una cifra que representa un aumento de 15 puntos porcentuales respecto a los años 2022 y 2021. El compromiso con esta opción de consumo se refleja en el hecho de que ocho de cada diez de los que han aumentado su consumo afirman que lo han hecho "en gran medida" o "bastante". Este no es un cambio superficial sino una reconfiguración profundamente arraigada en las decisiones de compra de los españoles.
En un contexto económico caracterizado por la inflación y la pérdida de poder adquisitivo, las marcas propias se han consolidado como una de las principales estrategias de ahorro para los hogares españoles. La meticulosidad en la planificación de la compra se refleja en que hasta ocho de cada diez españoles comparan precios antes de tomar decisiones de compra, y la mayoría elige la marca propia como su opción preferida para reducir el gasto.
El impacto económico es cuantificable y significativo: según los datos de Worldpanel by Numerator, los productos de marca propia ofrecen precios hasta un 15% más bajos que la media del mercado (excluyendo productos frescos). Este diferencial de precios se traduce en un alivio tangible para las economías familiares en un período de tensiones financieras.
El estudio revela patrones generacionales significativos. La tendencia es especialmente fuerte entre los menores de 35 años: casi 6 de cada 10 (58,4%) incluyen productos de marca propia en sus compras habituales. Estos datos sugieren un cambio cultural profundo, donde las nuevas generaciones no comparten las posibles reticencias que podían tener las generaciones anteriores hacia las marcas de distribuidor.
El cambio también es notable entre las familias de menos de 50 años: más de la mitad (55,4%) opta por estos productos, con un incremento de más de 2 puntos porcentuales respecto al año anterior. Esta expansión entre los colectivos más jóvenes indica que la tendencia no solo se mantendrá sino que probablemente se intensificará en el futuro. El análisis por comunidades autónomas revela diferencias regionales significativas. Andalucía se consolida como la comunidad con mayor consumo de marca propia: el 47,4% de los consumidores adquieren estos productos (1,4% por encima de la media española). Euskadi y Galicia son las regiones que más crecen en el último año, con incrementos del 2,6% y el 1,9%, respectivamente.
Estas diferencias regionales podrían responder a factores como la situación económica local, las estructuras de distribución comercial o las tradiciones de consumo particulares de cada territorio. En línea con esta evolución del mercado, gran parte de las cadenas siguen reforzando su oferta de marca propia, con una gama cada vez más amplia y adaptada a las necesidades de las familias españolas. Esta estrategia permite a los consumidores hacer una compra completa con productos de marca propia, con un ahorro anual que supera los 680 euros por hogar.
Cifra que en el contexto económico actual representa un alivio significativo para las economías familiares. La consolidación de las marcas propias como opción mayoritaria sugiere que nos encontramos ante un cambio estructural y probablemente permanente en los patrones de consumo. Este fenómeno no solo refleja una adaptación a las circunstancias económicas, sino también una evolución en la percepción de calidad y valor por parte de los consumidores. Los distribuidores que sepan responder a esta nueva realidad con productos de calidad, precios competitivos y una amplia variedad de opciones estarán en mejor posición para afrontar las demandas de un mercado cada vez más exigente y consciente del valor de su presupuesto familiar.