Los poderes del Estado han decidido plantear la batalla en el no reconocimiento del otro. Y eso quiere decir que, cuando se pongan las urnas por segunda vez, esta vez con voluntad vinculante, el soberanismo ya habrá ganado.
Los poderes del Estado han decidido plantear la batalla en el no reconocimiento del otro. Y eso quiere decir que, cuando se pongan las urnas por segunda vez, esta vez con voluntad vinculante, el soberanismo ya habrá ganado.