Juan Revenga (Pamplona, 1969) es dietista-nutricionista y biólogo. Trabaja como consultor en nutrición, colabora en distintos medios de comunicación y da clases, también, en la Universidad de Navarra. Se define como un "profesional de la salud" y no un "gordólogo" y, precisamente por eso, afirma que "a mí lo de las cuestiones estéticas me resbala y si puedo no les doy cita a ese tipo de pacientes". A veces ha intervenido en el colegio de sus dos hijas con ideas sobre alimentación saludable, aunque se lamenta de que hacer eso "es una gota en un océano". Revenga tiene claro que el problema de la educación nutricional viene desde arriba y que el Ministerio de Sanidad tiene muchas asignaturas pendientes.

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¿Cómo educamos nutricionalmente?

No hay una única clave que sea la piedra filosofal de eso. Es multidimensional. La educación ideal a perseguir responde a distintas áreas e implica a distintos sectores: el educativo, formativo, publicitario y el marketing. Todo pasaría por generar un entorno proclive a esa educación óptima.

Estos factores deben de ir de la mano.

Claro. La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que todo el tema de la educación nutricional es una mera cuestión de voluntad política. Mientras desde las instancias políticas no asuman esto como un todo y se animen a poner estas estrategias en marcha, no se conseguirá nada interponiendo medidas parciales que lo único que hacen es lavar la cara de gobiernos inoperantes y poner campañas en las que parece que hacen algo. Eso es lo que se denomina un 'brindis al sol': queda muy bonito, pero no sirve para nada.

Terminamos la escuela sabiendo hacer ecuaciones de segundo grado, pero sin saber hacer la compra o cocinar

Así podemos decir que somos un país saludable.

Me parece muy importante la educación y la formación que reciben nuestros hijos en el colegio. No solamente por los conocimientos que se les transmiten, que están basados en la archiconocida, tergiversada y muy manipulable pirámide de los alimentos. El conocimiento no es el adecuado en líneas generales porque no se explica el saber hacer. Terminamos la escuela sabiendo hacer ecuaciones de segundo grado, pero sin saber hacer la compra, cocinar o preparar los alimentos.

¿Por qué es manipulable la pirámide de los alimentos?

El ejemplo más patente es que tú puedes poner una archiconocida marca de snacks o aperitivos como los Bocabits o los Doritos, que, si tú les das la vuelta al paquete, te encuentras la imagen de la pirámide y una frase textual que dice que 'tus Bocabits también pueden formar parte de un patrón de alimentación saludable'. Se han hecho su hueco en esta guía nutricional.

¿Saber cocinar se relaciona con comer saludable?

Sí. No es más que una relación estadística. La población que cocina más a menudo tiene hábitos de vida más saludables. A más cocina, mejores hábitos de vida. El que cocina va a un mercado y compra producto fresco, que tendrá mucha menos proporción de sal, de azúcar y de grasas, que son las características principales de alimentos precocinados.

Si supiéramos cocinar, no recurriríamos al vending, donde solo hay mierda

¿Sabemos cocinar?

Tener una clase de cocina es fundamental. Ya se hace en otros países para ayudarnos a realizar esas acciones que diariamente vamos a hacer. Así no recurriríamos al vending, donde solo hay mierda.

Esto no se enseña en los colegios.

Claro. Y ves a un niño de ocho años que acaba de estudiar la pirámide de los alimentos y se encuentra que estos alimentos son sanos. Eso te transmite una indulgencia con respecto al consumo de este producto que maldita falta que hace. Hay otras guías de alimentación saludable mucho más actualizadas como el plato de la alimentación saludable de la escuela de salud pública de la Universidad de Harvard. Tendríamos que empezar a cambiar esas herramientas absolutamente trasnochadas.

No hay productos que se publiciten que sean alimentos y que sean saludables

¿Sólo importa el dinero?

Lo demás importa muy poco. La publicidad y el acceso que tienen los niños al marketing es insano. No hay productos que se publiciten que sean alimentos y que sean saludables. Se cuentan con los dedos de la mano los anuncios de plátano de Canarias o de brócoli.

¿Sería esta una de las causas del aumento del sobrepeso infantil?

Sería uno de los elementos que desde luego interviene a la contra, pero no el único. En los anuncios en los que sale una muñeca chapoteando en un bol de cereales con un 41% de azúcar, debajo te viene un mensaje que pone 'desayuna variado y todos los días. Ministerio de Sanidad'. Ese es la estrategia del plan HAVISA —Hábitos de Vida Saludables— para la promoción de hábitos de vida saludable.

¿En anuncios de alimentos insanos?

Precisamente ponen ese mensaje en los anuncios más insanos y le llega el mensaje el chaval pensando que esos cereales molan para ponerlos de desayuno.

¿Qué más causas intervienen en el incremento de la obesidad infantil?

Parece que ahora se ha frenado un poco, pero no demasiado. Los menús escolares son muy mejorables y cuando se preparan actividades lúdico-festivas todo es mierda.

La alimentación es un negocio y la industria de la alimentación es la que más dinero mueve del mundo

¿Las dietas son un negocio?

La alimentación es un negocio. De hecho, desde mi punto de vista, la industria de la alimentación es la que más dinero mueve del mundo, más que las farmacéuticas, las energéticas, las petroleras, la construcción, el turismo… Somos siete mil millones de almas en el planeta y todos los días de nuestra vida trataremos de comer varias veces.

A ti ni te preocupa si vas a comer mañana o no, sabes que lo vas a hacer. Ya ha dejado de ser para ti una preocupación. Que tú comas de una determinada forma, mueve una cantidad de dinero inigualable. Probablemente, la industria del sexo sea la única cosa que más dinero mueve en el mundo y las dos cosas están relacionadas. Quien más gana es quien más invierte en publicidad y marketing y te convence que su producto es mejor que el de la competencia.

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¿Todas las dietas son un negocio?

Absolutamente todas. Hay una frase de la Fundación de Desórdenes Alimentarios americana que dice: 'La industria de adelgazamiento es el único negocio rentable del mundo con una tasa de fracaso de más del 98%'. De hecho, en España, esta industria mueve anualmente dos mil millones de euros, eso es el 0,2% del PIB.

Es demasiado.

Si tu coges y reúnes dos mil millones de euros en fajos de 50 euros y los ponemos uno encima del otro, alcanzamos a hacer una torre de billetes de 4,8 quilómetros.

No existe la fórmula perfecta para acabar con una vida insana si hablamos de dietas o de productos milagro

¿No existe la fórmula perfecta para poner fin a una vida insana?

Si hablamos de dietas y productos milagro, no. Tenemos que tener bien claro que, hablando de dietas populares, que hay censados centenares de métodos distintos, o de libros de dietas, todas ellas funcionan bajo el criterio de que suponen unos beneficios para aquellos que los postulan y que fueron postulados para la obtención de esos beneficios.

Funcionan solo para ellos.

No está hecho para hacer adelgazar a la gente, si no para sacar dinero a la gente que vive con una desesperación apremiante el tema de sus quilos. Es una oportunidad de negocio aprovechada fraudulentamente por muchos.

Si eres una persona obesa, ¿tienes esperanzas de perder peso?

Tienes que tener esperanzas de mejor tu situación. Aquella persona que diga que tiene la clave para solucionar la obesidad, entra en dos posibles escenarios: o es un sinvergüenza porque sabiendo que es mentira explotará las necesidades de esas personas, o es un indocumentado que no sabe de qué va la película.

El Ministerio da un premio a un pirómano porque va a hacer fuegos más pequeños

Si el Ministerio está metido en esto, ¿cómo acabamos con estos fraudes?

Cada año se reparten los premios a la estrategia NAOS, que es la estrategia para la prevención de la obesidad infantil. En 2014, y no fue una excepción, premió a Grefusa porque habían reducido la cantidad de sal y el origen de las grasas de sus aperitivos. Le das un premio a un pirómano porque va a hacer fuegos más pequeños. ¡Ole tus cojones!

Está todo atado…

Nadie en la historia de la humanidad ha dado con la clave para el tratamiento de la obesidad como problema de salud pública. Aquel que sale a la palestra diciendo que sí que lo tiene es un hijo de puta. Suelen utilizar el argumento de que tienen no sé cuántos libros vendidos y de que han ayudado a no sé cuántas personas. Si fuera así tendrías una estatua en la sede de la OMS.

¿Los gobiernos no pueden hacer nada para frenar eso?

Los gobiernos no asumen el liderazgo que les toca. Lo que hay que hacer es cambiar el paradigma porque, si no, los resultados serán los mismos. Cuantas más dietas se hacen, mayor es el riesgo de obesidad. Tú misma te puedes hacer millonaria si sigues esta estrategia: si apuestas un euro con todas las personas que hacen dieta a que dentro de cinco años tienen más peso, ganarás mucho dinero, aproximadamente en el 66% de las veces.

El problema es que las dietas siempre tienen fecha de caducidad

¿Efecto rebote?

El problema es que las dietas siempre tienen fecha de caducidad: o porque te lo marca la propia dieta o se abandona cuando se ha alcanzado la meta ponderal. Ese proceso se caracteriza por la restricción y por la mala hostia. Si estás a dieta, se te permite todo. Cuando alcanzas la meta deseada, vuelves a lo de antes.

O más, ¿verdad?

Vuelves a lo de antes con ganas. Hacer dieta engorda. Las probabilidades de engordar son mayores que las de adelgazar a largo plazo.

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¿Debemos integrar unos hábitos saludables a nuestras vidas?

Hay que tomar cartas en el asunto y dejarnos de palabras y expresiones complacientes como que hay que comer de todo porque no hay que comer de todo un poco. Tendría sentido hace 100 años, cuando contaban con un catálogo de 100 alimentos, pero hoy tenemos más de 30.000 alimentos, que suelen ser mierda.

El dietista-nutricionista propone herramientas, no soluciones, ¡ya me gustaría! Jamás existirá un método Revenga de los cojones

¿Entonces?

Las directrices de una dieta saludable son muy sencillas. El verdadero problema es cómo llegar en cada caso particular a hacer eso. Yo me parto de risa con el tema de las dietas personalizadas. Las herramientas que voy a dar a mis pacientes cambian. El dietista-nutricionista propone herramientas, no soluciones, ¡ya me gustaría! Jamás existirá un método Revenga de los cojones.

¿Te lo han pedido?

Sí, sí. Mi método me podría servir para un paciente, pero no para el resto. ¿Qué tiene que ver una señora de 56 años que es ama de casa con un chaval de 20 que está en el mercado laboral? Las directrices sobre el contenido de la alimentación sí que pueden ser en líneas muy generales, pero no las herramientas. Hay que cambiar malas elecciones por buenas que ayuden a que con el paso del tiempo tengas una vida saludable en relación con tu alimentación.

El peso no es ni el problema ni la meta

Hay personas que no aceptan su constitución y pretenden adelgazar mucho. ¿Qué pasa con ellas?

Hay que tener en cuenta que hay una serie de presiones sobre la población femenina brutales e incluso delictivas. Lo que tendríamos que hacer es decir que el peso no es ni el problema ni la meta. El problema son los hábitos que haces mal y la meta cambiarlos. Yo, la mayor parte de las veces, no peso al paciente.

¿Cómo podemos saber si nos toman el pelo?

Cuando algo suena demasiado bonito como para que sea verdad, no lo es. Nosotros somos parte del problema porque nos gustan las soluciones rápidas y compramos aquello que nos gustaría que fuera verdad. De ahí el mercado que tienen los mercachifles, es decir, los charlatanes.

¿Podemos evitar que nos engañen?

Esto se puede evitar con formación y con actitud crítica, en cuanto a contenido y, también, potenciando la forma de pensar de modo independiente.

Hay que aprender a cocinar y no engancharse a los fogones de la 'tele'

¿Cómo nos influyen a la salud los alimentos procesados?

Más que el mal que nos puede hacer la presencia de estos alimentos es la ausencia de aquello que debería substituirle, como una lubina a la sal o una ensalada. Es una pescadilla que se muerde la cola. Hay que aprender a cocinar y no engancharse a los fogones de la 'tele'.

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