¿Cómo salió la CUP de aquellos tres meses de negociaciones? Muy agotada. La dimisión de Antonio Baños fue el tocar fondo. Un debate que nos estaba a punto de llevar a una situación irresoluble, que no daba satisfacción ni a aquellos que querían un acuerdo ni tampoco a aquellos que priorizaban un cambio en la presidencia.

¿Habéis sacrificado demasiado en pro de este acuerdo? No. Creo que lo que ha venido después encaja totalmente con los planteamientos de la CUP. No hemos tenido que hacer nada que vaya en contra de nuestros planteamientos.

¿Personalmente, cómo viviste el #pressingcup? De manera contradictoria porque el #pressingcup fue en un doble sentido: a presionar a toda la CUP, pero también a dividirla. Tampoco es agradable que desde fuera alguien intente discernir entre los que son buenos y los que no. No nos gustaba que nos colgaran etiquetas desde fuera ni que nos intentaran dividir.

¿Pasado el tiempo, volveríais a tener la misma actitud? De todo se aprende. Intentaríamos afrontar las negociaciones de una manera que se pudieran resolver con más brevedad y que no comportaran el desgaste personal y político que comportaron. Fijando unos objetivos asequibles con el fin de no generar expectativas imposibles, podríamos haber salido de unas negociaciones con menos desgaste. La posición firme, sin embargo, ha tenido también su resultado. Ha sido un aprendizaje.

Las negociaciones han sido un aprendizaje, pero también un desgaste personal y político

¿Fruto de aquella presión y el intento de dividir, ahora sale el comunicado de Endavant? Ya en las negociaciones, y hasta ahora, la tónica es que las diferentes organizaciones de la CUP expresen su posicionamiento de manera legítima en el debate político. Creo que nos tenemos que acostumbrar a que eso sea así.

Hablan incluso de hacer caer el gobierno... Hacer caer el gobierno en una hipótesis en la que no cumplan ninguno de los compromisos...

Sin embargo, ¿si de aquí 18 meses no se ha avanzado hacia la República, la CUP podría hacer caer el gobierno? Creo que quien tendría que hacer caer el gobierno es el grupo parlamentario de JxSí, si en 18 meses no se ha avanzado nada. Nosotros no entramos en esta hipótesis. Creemos que han pasado cosas lo bastante trascendentales como para que sea posible marear la perdiz en 18 meses.

¿Entendéis que el comunicado de Endavant se pueda interpretar como una división interna? Sí, lo entendemos. Somos una formación un poco diferente, no tenemos una dirección que defienda una línea, un presidente, un secretario general... y por lo tanto, aquello que en otras formaciones se entendería como una corriente interna de oposición a la dirección, nosotros no lo podemos interpretar igual. Ahora estamos en el foco mediático y la gente lo descubre y lo compara, sin embargo, nosotros ya somos plurales desde el principio.

Endavant-OSAN carga especialmente contra CDC. ¿Esquerra lo hizo todo bien en las negociaciones? Tuvo un papel bastante pasivo, hasta el final. Entiendo que por unos acuerdos de lealtad que tenía con CDC en la configuración de JxSi. Un papel secundario. Compartían buena parte de nuestros planteamientos, pero por lealtad con sus socios, aceptaban aquello que sólo pudieran consensuar entre ellos. Hasta que CDC no aceptó un cambio en el liderazgo, ellos tampoco. Sólo durante la última semana, hubo algunos posicionamientos en las redes sociales, como el de Joan Tardà, que sí abrieron un poco la puerta a una complicidad con la CUP.

ERC tuvo un papel pasivo, a pesar de que compartían buena parte de nuestros planteamientos

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¿Os hubiera gustado tener más su apoyo? Sí. Supongo que también es bueno para Esquerra y sus bases tener un posicionamiento autónomo de los compromisos de JxSí, como lo acaba de tener Junqueras con BCN World. Es una cuestión que no los une a ellos, ni une a Convergència con nosotros. Lo que tenemos que hacer es valer el posicionamiento de cada uno.

Hace un mes que Carles Puigdemont es president. ¿Qué balance hace? Creo que ha sido bueno este cambio en el liderazgo de la Generalitat. Hay aire fresco y es alguien que no lleva la carga de haber sido el president de los recortes. Por trayectoria política y personal tiene una convicción independentista muy profunda. La manera como ha contestado algunas preguntas de la oposición o de los medios sobre su acuerdo con la CUP demuestra que es alguien con la convicción de que el independentismo es aquello que nos une. Ha sido positivo que JxSí cambias de candidato.

¿Artur Mas no tenía esta convicción? Mas venía de una trayectoria personal diferente. Evidentemente hizo un cambio, como también buena parte de CDC, en el momento en que todos los diálogos con el Estado estaban cerrados. La verdad, sin embargo, es que esta solidez que se nota en Puigdemont, Mas no la tenía. Mas tenía la doble cara, era al mismo tiempo quien se había puesto al frente de la movilización y quien se había comprometido al 9N, pero al mismo tiempo también era la única figura capaz de frenar todo eso por su ascendencia de los sectores del orden. Esta ambivalencia lo convertía en una figura muy interesante, pero creo que Puigdemont entra en otra lógica. Es un presidente que lo han hecho presidente directamente los votos de la CUP y no viene de serlo. Y por lo tanto, su compromiso es con estos 18 meses, con esta hoja de ruta.

Artur Mas estaba al frente de la movilización, pero también era el único que lo podía frenar todo

¿Estamos más cerca de la República catalana? Pienso que sí porque ha habido la declaración del 9N que establece claramente dos cosas y que marcarán la legislatura: una, que nos queremos gobernar como pueblo, tenemos el derecho a hacerlo; y dos, que no nos pararemos ante los intentos del Estado español y sus diferentes organismos para poner freno. La declaración del 9N fue un paso clarísimo hacia la República catalana y de no retorno. Con todo lo que se deriva de eso: la comisión del Procés Constituent, las ponencias de ley y también esperamos el despliegue del anexo. Eso son pasos firmes.

¿El tira y afloja con el Estado agota? Puede llegar a agotar porque nos podríamos acabar perdiendo en esta dinámica de iniciativa, recurso, recurso del recurso, impugnación y que al final detrás no hubiera sustancia. El Estado español juega con dos armas: este bloqueo de todo lo que salga de aquí, aunque no sea en dimensión independentista como la pobreza energética, y por el otro, negar que existe un pleito por el derecho a decidir, que seamos un sujeto, que tengamos derecho a hacer un referéndum. Tenemos que vigilar de no caer en su propio juego. Por eso, nosotros defendemos la unilateralidad, dar pasos efectivos de soberanía. Eso, es complicado en una Generalitat que no tiene los recursos económicos, pero no es imposible.

Con respecto a las tres leyes de la desconexión, ¿porque no se ha puesto sobre la mesa un texto? Pensábamos que era interesante abrirlo a la participación de todos los grupos porque al final el proceso de desconexión, de la ruptura democrática y el proceso constituyente no son de los independentistas, son de todo el mundo. La mayoría de ellos participaron en la ponencia de ley de consultas, sabiendo que sería impugnada. Todos, excepto Ciutadans que querían boicotear desde el primer momento. Ahora desgraciadamente parece que esta postura de Ciutadans se ha extendido a los otros grupos.

¿Cómo interpretáis las críticas de los partidos que hablan de poca valentía, incluso de tejemaneje? Es lo contrario, nosotros tenemos la sensación de que están haciendo un juego con eso. Si muy probablemente hubiéramos hecho lo que ellos ahora piden, que es presentar unos textos, seguramente nos hubieran dicho que llevamos las cosas cocinadas, que los independentistas nos lo hacemos entre nosotros y les invitamos a los postres. Por lo tanto, tenemos la sensación de que siempre hay un juego de desgaste, pero que detrás no hay una línea coherente.

Si hubiéramos presentado un texto, nos habrían dicho que llevamos las cosas cocinadas. Ellos sí que están haciendo un juego

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¿Habéis empezado a hablar del contenido de estas leyes? La verdad es que muy poco. Siendo honestos, abríamos las ponencias de ley sin muchos apriorismos, sólo están los trabajos que ha hecho el Consejo Asesor de la Transición Nacional, del cual nosotros tampoco nos sentimos directamente vinculados. Ha sido un consejo básicamente nombrado por Convergència y Esquerra, y por lo tanto, nosotros no tenemos ninguna obligación con lo que emitió este consejo. Queríamos discutir al modelo el Hacienda, el modelo de Seguridad Social... y pensábamos que otras formaciones como CSQP también querían discutirlo.

¿Sin embargo, hay sintonía con JxSí en estos puntos? No lo hemos puesto todavía en común como para poder dar una respuesta muy fundamentada... saber si tenemos modelos muy divergentes en cuanto a los aspectos de estas tres leyes.

¿Que la comisión del Proceso Constituyente sea de estudio y no legislativa, es un paso atrás? No era un paso atrás, sino una opción diferente para tener en cuenta un tercer grupo que se quería incorporar. En este caso, vimos que tenía un peso político equivalente. Crear la comisión, tanto si era de estudio como legislativa, tenía un peso político y ya lo vimos en la intervención tan violenta del PP y con el boicot de PSC y C's.

¿Era más un gesto de fuerza? No nos queremos perder en la estética ni en la gestualidad. Realmente si la hacías de estudio, también había esta profundidad política, y además, se podía incorporar CSQP. Nosotros desde siempre los estamos emplazando a participar de este proceso. Hemos tenido la mano tendida porque sabemos que ellos y la gente que representan están más cerca de incorporarse en un proceso de ruptura, constituyente, que del blindaje del Estado, que es donde están alineados PP, PSC y C's.

Habéis pedido desplegar el anexo social del 9N. ¿Os han respondido? Lo planteamos en la reunión con JxSí y nos dijeron que sí, que su idea era llevar a cabo el cumplimiento de este anexo. De los cuatro puntos (educación, refugiados, derechos y libertades y deuda) tengo la sensación que en tres darán pasos en breve. En educación, sin embargo, el posicionamiento del Govern es: como la LOMCE tiene los días contados, pues tampoco quieren forzar la máquina. Es el tema donde tenemos más discrepancias, a pesar de que nos une la oposición a esta ley.

De hecho, en el tema de las escuelas concertadas que segregan por sexo, la consellera ya dejó claro que mantendría las ayudas económicas porque lo prevé la LEC... Es un tema con el que no estamos de acuerdo. Todo el mundo sabe que el acuerdo con JxSí es porque nos une una legislatura de ruptura, pero lo que está fuera de eso, es materia de debate y discrepancia. De divergencia, si es necesario, y eso está claro que lo será. Pensamos que estas escuelas no se merecen los 30 millones anuales que reciben. Estarían mucho mejor invertidos en escuelas públicas que tienen las ratios demasiado altas, que tienen necesidades educativas especiales, en becas comedores...

El acuerdo con JxSí es porque nos une la ruptura, en el resto, es materia de debate y discrepancia

Ha dicho que hay tres puntos en los cuales se empezarán a hacer pasos pronto. ¿Os habéis puesto plazos? No, tampoco lo hemos puesto nosotros sobre la mesa. No estamos hablando de una cuestión divergente, sino que nos damos la mutua confianza de que eso será así cuando los dos nos lo propongamos.

¿Cuál es el objetivo del grupo de trabajo de la deuda? Es poner el foco en una cuestión muy injusta. La primera consejería actualmente es la consejería de la deuda. El año pasado devolvimos en torno a 9 mil millones de euros en deuda, mientras que el presupuesto de sanidad es de 8 mil. Si habláramos de los intereses de la deuda, sería la tercera consejería. Estás devolviendo los intereses a unas entidades financieras que tienen beneficios, mientras te estás peleando por unas cantidades muy menores en atención a las necesidades sociales. Dar cobertura a todos los niños que lo necesitan con becas comedores implica 1 millón 600 mil euros, por lo tanto, aquí está la desproporción. ¿Qué nos interesa más? Devolver escrupulosamente la amortización del capital y los intereses que nos cobran los bancos o atender unas necesidades sociales en materia educativa, sanidad. Muchos estados han renegociado o han llegado a no pagar partes de la deuda. Creemos que situar este debate en el centro de la política es bueno.

¿La renegociación de la deuda es imprescindible para que los presupuestos tengan el apoyo de la CUP? Es muy importante porque si no, será difícil poder hacer unos presupuestos expansivos en materia de gasto que es lo que requiere la situación social. El propio plan de choque y el poder atender las necesidades más básicas necesitan que la Generalitat pueda disponer de más ingresos y por la vía impositiva es muy complicado. Contamos con el bloqueo del Estado español. Es el caso, por ejemplo, del impuesto de depósitos bancarios. Por lo tanto, tenemos que buscar todas las rendijas y si la vía impositiva es una, la de renegociar la deuda también.

¿Hay poco margen para hacer unos presupuestos sin recortes? Evidentemente, pero nuestra obligación es abrir este margen al máximo. Si hay algunas rendijas, es nuestra obligación abrirlas. No aceptamos las normas injustas y el esquema de financiación es una norma injustísima. Tenemos que hacer todo lo posible para esquivar este ahogo.

¿La CUP entendería que se hicieran recortes argumentando que no se disponen de las herramientas de un Estado propio? No. Eso es lo que se ha venido haciendo hasta ahora. Es evidente que sin la independencia no disponemos de todos los recursos financieros que necesitaríamos para desplegar una sanidad, una educación... a la altura de lo que necesitamos.

¿Pero puede ser una excusa? No puede ser una cuestión que paralice. Aceptar una situación injusta y que únicamente te propongas hacer más con menos, como se ha dicho hasta ahora. Tienes que ponerte en una situación de desobediencia para poner por delante los intereses de la sociedad en lugar de un sistema injusto.

Según la interpretación de Artur Mas, el acuerdo de estabilidad contempla que sí o sí tenéis que dar apoyo a los presupuestos. ¿Vosotros lo entendéis así? No, a nosotros no se nos transmitió así en el momento de la negociación. Evidentemente se habló de estabilidad, sin embargo, en general. Se está creando una dicotomía con la cuestión de los presupuestos que es peligrosa en ambos lados. Se nos está pidiendo que nos comprometamos desde ya a aprobar los presupuestos y a darle un apoyo acrítico. Eso, evidentemente no es bueno para nadie. Nuestro deber es hacer valer nuestros planteamientos políticos. No podemos decir directamente que sí daremos apoyo porque eso sería renunciar a debates como el de la deuda, qué partidas se priorizan, etc. Estaríamos ya ligados de manos y pies.

Ahora no podemos decir sí a los presupuestos, sería renunciar a debates como el de la deuda

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¿Estas visiones dispares del acuerdo pueden poner en peligro la estabilidad parlamentaria? Creo que aquello que nos une es lo bastante importante y potente para que no se ponga en riesgo con otros aspectos de la gobernabilidad.

Hasta ahora cada votación en el Parlament ha sido una negociación 'in extremis' entre vosotros, ¿será esta la dinámica habitual? Esperamos que no, porque no nos gusta este estilo. Tenemos un sistema de toma de decisiones más lento, más participado y, por lo tanto, este sistema de llevarlo todo a in extremis nos obliga a tomar decisiones rápidas y no queremos que sea así. JxSí en algunos casos abusa de este sistema y nos quiere confrontar, o votáis con nosotros o votáis contra nosotros. Seguramente hay una tercera opción que es transaccionar y votar alguna cosa que nos convenza a los dos por igual.

¿Por qué no participáis de las reuniones con JxSí como está previsto al acuerdo? Nosotros tenemos una reunión semanal de coordinación con JxSí. En principio, teníamos que participar de sus reuniones de grupo, pero no sé si JxSí ha decidido modificar por su cuenta esta parte del acuerdo. Fuimos a la primera y no hemos ido a más, porque no nos han convocado.

Fotos: Sergi Alcàzar