Cuando nos toca hablar de cáncer, y pese a que no es garantía de nada, no hay mejor cosa que un diagnóstico precoz. Si se detecta antes, hay más tiempo para planificar tratamientos, cirugías y terapias y, también, estos pueden iniciarse antes de que aparezca la temida metástasis. Herramientas como los cribados preventivos han demostrado su utilidad en los últimos años, pero ahora hay una nueva arma: los análisis de sangre.
Identificar biomarcadores
La noticia ha saltado en el último Congreso de la Sociedad Europea de Oncología, que se celebra en París esta misma semana: diferentes estudios aseveran que un simple análisis de sangre puede permitir detectar indicios de hasta 50 tipos diferentes de tumor. El secreto está en el ADN tumoral circulante, que tiene patrones diferentes al ADN no tumoral. Así y por ejemplo, un reciente estudio denominado Pathfinder ha permitido detectar, sólo mediante análisis de sangre, señales de cáncer en el 1,4% de los individuos que integraban una muestra de 6.621 personas con 50 años o más a los que no se les había diagnosticado cáncer alguno con anterioridad. El nuevo sistema ha permitido acortar el tiempo de diagnóstico en 79 días y eso, cuando se trata de cáncer, significa mucho.
¿Cómo se detecta?
Los tumores, incluso en sus etapas más tempranas, dejan rastros en el torrente sanguíneo y las tecnologías de secuenciación son capaces de identificarlos. Existen empresas especializadas, caso de la española Universal DX, que han sido capaces de desarrollar tests específicos para tipos concretos de cáncer. Estas herramientas serán especialmente útiles para detectar la enfermedad en pacientes no diagnosticados previamente y reducirán el número de falsos positivos. Todo ello supondrá un cambio en el tratamiento de la enfermedad, porque un diagnóstico temprano permite abordar con mayores posibilidades de éxito cirugías y terapias. En suma: harán falta muchos más médicos porque el porcentaje de cánceres tratables crecerá de manera notabilísima.