¿Has guiñado alguna vez un ojo con intenciones poco confesables a alguien que te atraía? Si es así, tienes mucho en común con las ranas. ¿Por qué? Pues porque, según un reciente estudio elaborado en la Universidad de Anhui (en China), las ranas hembra hacen justo eso (guiñar un ojo) para llamar la atención de los machos de su especie.

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Los primates, también

Esa conducta, con todo, no es exclusivamente humana: los primates también la practican, pero la novedad está en lo descubierto acerca de las ranas. El estudio se ha publicado hasta en una revista especializada, Current Biology y el comportamiento se observó en individuos de la especie Odorrana tormota, cuyos miembros tienen también la capacidad de comunicarse mediante ultrasonidos.

¿Qué logran con el guiño?

El guiño de ojos forma parte del ritual de apareamiento de la especie. Es, de hecho, una señal mediante la que la hembra está dispuesta para iniciar el ritual del apareamiento. El estudio se desarrolló mediante observaciones de campo y experimentos controlados de apareamiento. El resultado fue sorprendente: sólo eran capaces de consumar aquellos machos que se dirigían a hembras que previamente les habían guiñado el ojo. Si no, eran invariablemente rechazados. Como en los lances humanos, vaya.