En Estados Unidos lo tienen claro: los consumidores tienen que saber de dónde proceden los alimentos que compran y, por eso, van a etiquetar toda la carne (y también los huevos) procedentes de animales nacidos, criados y procesados en el país identificándolos como Made in USA. El cambio es importante, porque hasta la fecha se podía etiquetar así también todo lo que únicamente se procesaba allí
Victoria de los ganaderos estadounidenses
La decisión del Ejecutivo que lidera Joe Biden implica una victoria de las asociaciones de ganaderos estadounidenses, que llevan décadas manifestando que la normativa anterior perjudicaba sus intereses. Ahora, con las normas revisadas, las etiquetas Product of USA y Made in USA ya no valen para un filete empaquetado en Estados Unidos y procedente, por ejemplo, de una vaca española sacrificada en México.
Nuevas normas
Con el cambio, Biden da la razón a los agricultores y ganaderos estadounidenses, que consideran, como explica el portavoz de la Asociación de Ganaderos de Estados Unidos Justin Tupper que “Si pone Made in USA, entonces debe proceder de ganado que sólo ha conocido suelo estadounidense. Los consumidores tienen derecho a saber de dónde proceden sus alimentos, y punto”. Más claro, agua. Algunos deberían tomar nota.