Ponerse delante de una cámara nunca ha sido cosa fácil, y mucho menos en sociedades cerradas, con costumbres ciertamente arcaicas y férreo control de la información como las de los países petroleros del Golfo Pérsico. Por eso, a nadie debe extrañarle que haya sido allí, precisamente, donde por vez primera (esta primavera) aparezca en un rol principal de un informativo de máxima audiencia una figura virtual que, curiosamente, tiene un aspecto más tirando a escandinavo que al de los naturales de Oriente Medio.

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Fedha

La presentadora en cuestión se llama Fedha, presenta noticias y ha sido creada con aplicaciones de animación 3D. Imita movimientos y emociones y, de la mano de la IA, responde incluso a preguntas sencillas. De momento, explica los responsables del canal donde aparece (Kuwait News) será “sólo un complemento”, pero más de uno tiene ya el miedo en el cuerpo.

¿Objetividad?

Y el miedo, sobre todo, llega cuando se escucha qué se plantea desde algunos rotativos españoles como 20minutos que, en su sección de tecnologías, indicaba que Fedha puede servir para presentar “las noticias que necesiten más objetividad para evitar las emociones humanas”. ¿De verdad la objetividad periodística consiste en evitar las emociones humanas? ¿Tiene sentido hablar de objetividad cuando el ente virtual que parece creado, según ciertas opiniones, para asegurarla, tiene un aspecto perfectamente occidental y presenta en una cadena árabe? La IA, ciertamente, tiene un problema: todavía no tiene capacidad de vacunarnos a todos contra los disparates. Cualquier presentador virtual que se cree estará modelado según los parámetros que fije quien lo desarrolle y, como todo, esos parámetros son, también, subjetivos. En comunicación, más que la tan traída y llevada objetividad, lo que importa es la honestidad que, por supuesto, no tiene por qué estar reñida ni con las emociones ni con los sentimientos.