Estamos acostumbrados a que haya gasolineras por todo el país, por lo que cuando estamos de roadtrip (una manera más molona de referirse al viaje por carretera) no suele preocuparnos que baje el indicador de combustible. Sin embargo, la percepción cambia al conducir un vehículo eléctrico, sobre todo si no se tiene uno y se está pensando en dar el salto. «¿Habrá una estación de carga en la próxima área de servicio?» es una de las temerosas preguntas que los usuarios más inexpertos se realizan.

No hay una autonomía «base» en los coches eléctricos: varía dependiendo del modelo y la gama. Mientras que la de los más económicos/urbanos ronda entre los 250 y 350 kilómetros, los más premium pueden alcanzar o superar los 700 kilómetros. Sin embargo, esas cifras suelen corresponder a la autonomía homologada según ciclo WLTP, que es el estándar en Europa, y en la vida real un coche que homologa 500 km WLTP puede darte en carretera real a 120 km/h una autonomía de entre 350 a 400 kilómetros.

Sin duda, la autonomía es uno de los aspectos más a tener en cuenta en los vehículos eléctricos. Algunas propuestas chinas de ensueño prometen más de 1.300 kilómetros, como es el caso del Lynk & Co 900. Es algo que los investigadores buscan exprimir al máximo, para que los usuarios no tengan que parar tan a menudo a «repostar» en los cargadores. Han logrado que la autonomía de las baterías de estado sólido duren un 50% más con una sola carga.

Las baterías para coches eléctricos de nueva generación serían más robustas y eficientes

Investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología Skólkovo (Skoltech, en Rusia) y del Instituto AIRI han conseguido crear una tecnología que podría aumentar la autonomía de los próximos vehículos eléctricos hasta un 50% más con una sola carga, mejorando al mismo tiempo la seguridad y la vida útil de la batería.

El avance se ha logrado con el uso de aprendizaje automático para acelerar el descubrimiento de materiales de batería de alto rendimiento. Los investigadores, en un nuevo estudio, comentaron que: “Mejorar la densidad de energía, la tasa de carga y la estabilidad de una batería de estado sólido, el tiempo de respuesta de un sensor o el tiempo de conmutación de un memristor se puede lograr mediante innovaciones en la arquitectura de los dispositivos y/o componentes materiales”.

Por lo tanto, comprender los mecanismos de transporte iónico y sus características es esencial para diseñar conductores iónicos avanzados

Los vehículos eléctricos actuales dependen en gran medida de baterías convencionales de iones de litio con electrolitos líquidos, que presentan un riesgo de incendio mínimo. Sin embargo, las baterías de estado sólido utilizan materiales sólidos, como la cerámica, para conducir los iones de litio, mejorando la seguridad y ofreciendo una densidad energética superior.

Por ello, los fabricantes de automóviles llevaban tiempo interesados en integrar la tecnología en sus propuestas, pero la ausencia de electrolitos sólidos adecuados presentaba un desafío formidable. En una prueba, el equipo de investigadores utilizó con éxito su metodología impulsada por IA para descubrir nuevos materiales de recubrimiento para Li10GeP2S12, un candidato líder para electrolitos de baterías de estado sólido.

La investigación identificó compuestos prometedores como Li3AlF6 y Li2ZnCl4, allanando el camino para el desarrollo de baterías de próxima generación que destacarían por ser muy eficientes y robustas. Este descubrimiento, junto con la normativa impuesta por China de que las baterías de sus coches eléctricos no pueden explotar ni incendiarse, permitiría adelantar la llegada del «auto eléctrico perfecto».