Seguro que, en algún momento, os habéis topado en tiendas de perfumes o supermercados con una estantería en la que, junto a unas botellas de colonia, figuraba la palabra nike en una tipografía diferente de la habitual y sin que el característico Swoosh que es logotipo de la firma de ropa deportiva figurase en lugar alguno. Muy probablemente, y por aquello de probar, puede ser hasta que compraseis uno de los productos allí expuestos para sorprender a alguien a quien sabíais que la marca americana le encanta pero, al regalárselo, quizá, os llevasteis una sorpresa. ¿Tiene o no Nike una línea de colonias y perfumes? Pues no, ni la tiene ni podrá tenerla. ¿De dónde salen entonces esas colonias? ¿Son una falsificación? Pues, no en ningún caso: son, de hecho, un ejemplo de buen hacer y longevidad empresarial. Te lo explicamos.

Y entonces.. ¿qué son los perfumes nike?

Los perfumes nike, vendidos en Estados Unidos, Europa, Centroamérica y gran parte de Sudamérica los creó una empresa española, Campomar SL, y se llaman así desde hace muchos años, aunque hoy gestiona la marca la malagueña De Ruy perfumes, que se unió a Campomar en los años 60.

De hecho, nike es marca desde mucho tiempo antes que Nike, la multinacional americana, fuese ni siquiera una idea. Campomar SL, concretamente, empezó a producir colonias y jabones en el año 1929 y registró su marca 11 años más tarde, en 1940. El nombre de las colonias se inspiró en Nikédiosa griega de la victoria, e identificaba a todo tipo de productos de higiene corporal. Nike, la firma de material deportivo no se fundó hasta 1964.

Al empezar los 90, la marca de perfumes se puso en contacto con el gigante deportivo para crear una fragancia para deportistas, pero Nike rechazó la oferta sin analizarla en profundidad. Ante la negativa, y en el 93, nike se decidió a lanzar su propia línea de fragancias deportivas: nike sports. Entonces, empezaron los problemas y detonó una batalla legal que casi hunde a la antigua marca de colonias.

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Un David malagueño contra un Goliath transnacional

Aunque la nueva línea de fragancias no tenía nada que ver con la marca deportiva, la multinacional estadounidense vio mala fe en el producto y denunció voluntad de confundir al cliente por parte de nike. Su tesis era sencilla: el perfumista español, conocido (a juicio de Nike) en su casa a la hora de comer, se aprovechaba del éxito ajeno para impulsar sus ventas.

El objetivo de la multinacional deportiva era claro: eliminar el problema, obligar a nike  a cerrar y prohibir cualquier utilización de lo que ellos consideraban su marca, pero había algo con lo que no contaban: más de tres décadas en el registro otorgan derechos que ni siquiera una multinacional como Nike puede conculcar. La solución fue salomónica: nike podía seguir llamando a sus colonias y perfumes como siempre lo había hecho pero no podría emplear la palabra sports para acompañar al nombre de la diosa griega. Ahora, eso sí, ni a los malagueños se les va a ocurrir nunca lanzar una línea de camisetas y zapatillas ni a los de Oregón se les pasará por la cabeza lanzar colonias, aunque igual sí pero, para ello, tendrán antes que entenderse con una empresa de Málaga que, a diferencia de ellos nunca ha echado mano del trabajo infantil para fabricar sus productos. A veces, el branding y la justicia se dan la mano.