Desde que existen los SSD o discos duros de estado sólido, el mundo del almacenamiento de datos ha cambiado radicalmente en cuanto a la experiencia de usuario. Pero aun así, para contar con un disco duro adicional sin tener que invertir mucho dinero en él para guardar fotografías, películas o cualquier otro archivo importante que se quiera conservar, lo más conveniente sigue siendo conocer todos los requisitos que hacen que la decisión de compra sea la adecuada.

Unos discos duros que con el paso del tiempo y la mejora de la tecnología han ido ofreciendo cada vez más capacidad de almacenamiento y un tamaño menor. Hoy en día los discos duros de 4 TB (terabytes) son habituales, mientras que hace no tanto los que se podían encontrar en el mercado estaban entre los 500 MB y 1 TB.

HDD Disco duro (1)

En todo caso, para saber qué disco duro te conviene comprar debes tener en cuenta una serie de características que una vez hayas considerado te facilitarán la labor de búsqueda y harán que tu elección se aproxime mucho más a lo que necesitas realmente.

La capacidad

Aquí lo importante es saber si tienes o no mucho que almacenar. Si no es demasiado, con un disco duro de 256 GB –puede ser perfectamente un pendrive–, tendrás más que suficiente. No obstante, hoy en día no suele ser el caso. Quien más quien menos, va acumulando multitud de archivos a lo largo del tiempo, y al fin y al cabo el disco duro con el que te vas a hacer vas a destinarlo en su mayor parte a liberar la memoria de tu ordenador o incluso de tu teléfono o tablet. Por eso, cuanto más capacidad  ofrezca el disco duro, menos habrá que preocuparse por lo que se desea conservar.

Descargar tu colección de películas o tus canciones en mp3 y conservarlas en tu nuevo disco duro es algo que permitirá poner todos esos archivos a salvo, al mismo tiempo que hará que tu ordenador no esté sometido a tanto esfuerzo de procesamiento y almacenamiento.

El rendimiento

En cuanto al rendimiento del disco duro, conviene tener en cuenta que la diferencia entre uno que cuenta con una conexión USB 3.0 y otro que soto disponga de USB 2.0, es muy considerable. Desde hace tiempo el USB 3.0 se ha convertido en un estándar y apostar por un disco que solo tenga USB 2.0 por ahorrar unos euros no tiene sentido. La diferencia en la velocidad de transmisión de uno a otro puede ser aproximadamente de un proporción de 5 a 1.

Asimismo, hay que saber que la transmisión de archivos pequeños es en general mucho más lenta que la de los archivos grandes. Tanto que puede haber una diferencia en la velocidad de MB/s como de 100 a 1 a favor de los archivos más grandes. Los pequeños, tienden a asfixiar a los discos duros.

La protección

Este punto es importante, sobre todo, si vas a transportar continuamente el disco duro y, por tanto, puede verse sometido a caída o golpes frecuentemente. Existen indicadores en sus características que muestran su resistencia a los golpes y conviene fijarse en ese aspecto.

Si además, te mueves en entornos en los que cabe la posibilidad de que pueda mojarse en algún momento, has de saber que los discos SSD, porque además de resistir mejor a los golpes, si tienen las coberturas de sus puertos cerradas, soportan muy bien no solo las salpicaduras, sino incluso una involuntaria inmersión en el agua.

Disco duro naranja (1)

La seguridad

Hay dos formas de tratar de asegurar que los datos del disco duro no sean legibles ante posibles curiosos o amigos de lo ajeno. Normalmente, todos los discos duros de hoy en día permiten realizar codificaciones mediante la encriptación de hardware o a través de una aplicación de software. Asegúrate antes de realizar la compra de cómo puedes recurrir a aplicar la seguridad mediante codificación de una manera sencilla.

El precio

Este es un asunto muy personal y depende tanto de lo que cada uno se quiera o pueda gastar. No obstante, y como mera indicación, podemos decir que cada GB extra puede costar alrededor de 50 céntimos de euro, en la mayoría de los casos.