Para probar la fidelidad de unos auriculares o altavoces de cualquier aparato hace falta que la grabación contenga el máximo de frecuencias que pueda captar el oyente. Y hay una canción que es perfecta como banco de pruebas para detectar problemas en este tipo de aparatos de sonido. Esta es la conclusión a que llegó el canadiense Sean Olive, una autoridad en materia de sonido y acústica, director Corporate R+D Acoustics Group, que ofrece investigación y liderazgo en la mejora de la calidad del sonido y la evaluación comparativa de los sistemas de audio de automóviles, profesionales y de consumo de Harman, la matriz de los altavoces JBL. Olive hace 35 años que utiliza la misma canción para probar los aparatos acústicos, desde que "el año 1988 la utilizamos para probar altavoces en el National Research Council of Canada, y la seguimos utilizando hoy en Harman". Se trata de la canción Fast Car, de Tracy Chapman. ¿"Por qué? Porque es una de las señales de prueba más sensibles para escuchar problemas en altavoces y auriculares", explica Olive en un post de Linkedin, publicado para celebrar que ya hace 35 años que los expertos la utilizan como pieza de referencia.

Comparable al ruido rosa

Según Olive, Fast Car produce el porcentaje más alto de identificaciones correctas junto con el ruido rosa, que, según los profesionales, es el ruido que tiene todas las frecuencias perceptibles para el oído humano (de 20 Hz hasta 20 kHz). Es un sonido parecido al de una tele antigua cuando no tenía nada sintonizado y solo mostraba nieve, y no es precisamente un sonido agradable. Por eso, cuando Olive escuchóFast Car, pensó que era ideal para utilizarla como banco de pruebas en lugar del ruido rosa. La canción lo impactó, porque observó que contenía todas las frecuencias necesarias para analizar altavoces y auriculares, y encima apreció que se trataba de una grabación excelente, en disco compacto y totalmente digital, muy superior a la calidad de sonido que ofrecían las canciones de la época.

"Cuando se inició el año 1988, descubrimos que estaba bien grabada y parecía tener todas las frecuencias de audio, desde los 20 Hz a los 20 kHz," asegura Olive en el portal tecnológico Xataca, que para contextualizar, explica que "20 Hz-20 kHz es el rango audible de un oído joven y sano. Cuando hablamos de graves, hablamos de 20-250 Hz. Cuando hablamos de medios, hablamos de 250 Hz a 2 kHz y cuando hablamos de agudos, de 2-20 kHz. Por debajo 0 de los 20 Hz están los infrasonidos y por encima de los 20 kHz, los ultrasonidos. Ninguna de las dos frecuencias las podemos escuchar con el oído humano.

Escuchando Fast Car, "la gente era capaz de discriminar entre diferentes altas y podían escuchar cualquier defecto, si tenía demasiados graves, si no tenía suficientes graves... y siempre produjo las calificaciones más consistentes". El factor clave "es su espectro amplio y denso, lo cual significa que cualquier resonancia, distorsión o limitación de ancho de banda del producto será y escuchada fácilmente", añade el experto canadiense.

Primero, buscar los bajos

Según explica el mismo investigador a Xataca, lo primero que hay que buscar son los bajos. Fast Car tiene un bajo eléctrico y un bombo, fijémonos en sí los podemos distinguir. Después, los platillos. ¿Se escuchan nítidos o son estridentes? En eso le tenemos que sumar la voz de Chapman. "Si el altavoz tiene problemas para reproducir los graves, básicamente maximizará la excursión del woofer y entonces empezará a modular la voz", afirma. Muchos altavoces y auriculares tienen demasiada potencia en los graves y eso puede enmascarar la voz. "Así que, escucha eso, y después simplemente escucha el equilibrio general entre la voz, el bajo, y la batería y las guitarras. ¿La voz es al mismo nivel que los instrumentos o por debajo"?