Uno de los grandes apoyos de Donald Trump, actual presidente de los Estados Unidos de América, ha sido Elon Musk. El magnate sudafricano nacionalizado estadounidense y canadiense (aunque miles de personas quieren que le retiren el pasaporte) invirtió cientos de millones de dólares para que el empresario neoyorquino volviera a ocupar el Despacho Oval.
Sin embargo, debió pensarlo dos veces antes de adentrarse en política, porque la jugada no podría haberle salido peor. Su cargo en el DOGE (Departamento de Eficiencia Gubernamental) le permitió acceder a algunas de las bases de datos más sensibles e importantes del país norteamericano, lo que sumado a decisiones muy controvertidas lo han llevado a convertirse en uno de los hombres más odiados del mundo.
El nuevo cargo de Musk afectó directamente a sus negocios. Las ventas de Tesla se han desplomado en todo el mundo, especialmente en Europa, con pérdidas multimillonarias que no auguran un buen futuro a la compañía. Además, X y SpaceX tienen valoraciones pésimas por los usuarios, según una encuesta. Ya ha anunciado que va a dejar su puesto de poder en la administración Trump, no sin cierto resentimiento.
Un límite de 130 días aderezado con las polémicas del DOGE y el desplome de Tesla
Elon Musk ha decidido que su aventura política ha llegado a su fin. Ha asegurado que su salida de la administración Trump no se debe a ningún desacuerdo con el presidente de los Estados Unidos de América, sino más bien al límite legal en la cantidad de días que un empleado especial del gobierno puede servir cada año. En su cuenta personal de la red social X ha comentado lo siguiente:
A medida que mi período programado como empleado especial del gobierno llega a su fin, me gustaría agradecer al presidente por la oportunidad de reducir el gasto innecesario. La misión del DOGE solo se fortalecerá con el tiempo a medida que se convierta en una forma de vida en todo el gobierno
Al parecer, los empleados gubernamentales especiales del poder ejecutivo tienen un límite de 130 días de servicio en un período de 365 días, estando sujetos a normas éticas más laxas que otros empleados y funcionarios federales. Además, Musk, hace unos días, dijo que se oponía al paquete de políticas respaldado por Trump que se ha denominado One Big Beautiful Bill: “Me decepcionó ver el enorme proyecto de ley de gasto, francamente, que aumenta el déficit presupuestario, no solo lo disminuye, y socava el trabajo que está haciendo el equipo de DOGE”.
Varios funcionarios importantes de la Casa Blanca se han mostrado molestos por los comentarios realizados por Musk, viéndose obligados a llamar a senadores republicanos para reiterar el apoyo de Trump al paquete. Según se sabe, Musk no habría mantenido una conversación formal con Trump antes de anunciar su salida, y que su salida se habría decidido “a nivel de personal superior”.
No hay que olvidar que tanto Elon Musk como la administración Trump se enfrentan a numerosas demandas por culpa del DOGE los polémicos recortes de gastos. Si bien Musk asegura que su salida se debe al límite de 130 días, lo cierto es que cuesta creer que no haya influido la masiva caída en ventas de Tesla y el impacto en sus otras compañías, así como las decisiones tomadas como cabecilla del DOGE.