Con las reservas hídricas bajo mínimos y las comunidades autónomas vecinas diciendo no a cualquier trasvase que implique mover aguas del caudaloso río Ebro, las restricciones se reafirman como una de las pocas herramientas de que la Generalitat dispone para que, a medio o largo plazo y si sigue sin llover, el suministro de agua potable peligre. En este contexto, los drones pueden ser una herramienta muy útil.

dron
 

Vigilancia

Con el rellenado de piscinas particulares (y, en breve, también las de piscinas y campings) prohibido por la Generalitat, los drones –gracias a su condición de herramientas útiles para llevar a cabo discretas (y económicas) labores de vigilancia- pueden convertirse en uno de los artefactos tecnológicos más temidos de esta campaña de verano que se acerca sin previsión de lluvia. No es, además, la primera vez que se emplean para estos menesteres.

El ejemplo de Calafell

Este verano, el Ayuntamiento de Calafell incluyó estos dispositivos como parte de un dispositivo de vigilancia aérea para controlar que se cumplía la prohibición de llenar piscinas. Como éste año, se permitía mantener llenas las que no se habían vaciado, pero no renovar el agua. Si el agua que se emplea es de mar y la piscina no está conectada a la red, sí podrán llenarse algunas. Las piscinas deportivas quedan fuera de la prohibición. En Calafell, donde existen  unas 2.500 piscinas particulares, el ayuntamiento de la localidad consideró su control una labor "inasumible" si se tenía que hacer a pie. Así lo explicó Aron Marcos, concejal de ecología urbana: “Calafell es uno de los municipios de Tarragona con más piscinas por habitante y, además, se trata de uno de los consumos de agua mayores que hay. Controlando los consumos también podríamos averiguar quién incumple la normativa de sequía, pero con los drones son un sistema mucho más eficaz". ¿Los utilizará la Generalitat este año?