Lo cuenta un estudio elaborado, a partir de datos recogidos desde su app, la compañía tecnológica de servicios inmobiliarios Housell: casi el 60% de compradores de vivienda tienen entre 30 y 49 años. Los peor parados, como siempre, son los más jóvenes: hasta sus abuelos tienen más capacidad de compra.

Los que menos compran, los menores de 30
Así, si los que tienen entre 30 y 49 años suponen un 58% de los compradores particulares que buscan una vivienda para convertirla en su hogar habitual, los que tienen menos de 30 años suponen sólo un 12%. Los superan, incluso, los que tienen entre 50 y 59 años, que suponen un 17% del total, y los de más de 60, que representan el 13%.
Nos independizamos tarde
El dato, para los menores de 30, es desolador y evidencia a las claras las dificultades que la inestabilidad laboral y los sueldos bajos generan a este colectivo. En España, según datos del informe Eurostat 2021, nos independizamos a los 29,8 años y, en la UE, la media es 26,5. El estudio de Housell concluye, con todo, que la vivienda se sigue considerando en España “un seguro de vida”. La fiabilidad de la vivienda como inversión se evidencia también con otro dato: en ciudades como Alicante y Málaga, las compras por parte de inversores extranjeros representan un 19,4% y un 12,6% del total.