Las botellas de agua que consumes a diario van a cambiar y la culpa la tiene la Unión Europea que, hace yamás de tres años, aprobó una directiva para reducir, a poder ser a cero, los plásticos de un solo uso. Ahora, esa Directiva se convierte al transponerse a nuestra legislación en norma de obligado cumplimiento y, por eso, a partir de julio de 2024 los cierres tendrán que estar adheridos a las botellas. Las empresas de envases indican que hay dificultades técnicas que complican el cumplimiento, pero van a tener que adaptarse quieran o no.

La solución, desde Estados Unidos
La solución llega desde Estados Unidos, en concreto desde una empresa llamada Bericap, que ha diseñado cierres nuevos que cumplen con la normativa europea. Para ello, han rediseñado los tapones de rosca tradicionales creando, además, un modelo distinto para cada tipo de botella. No ha sido fácil: cada envase exige diferentes configuraciones, pero Bericap ha sido capaz de desarrollar soluciones óptimas e individualizadas para cada tipo de botella.
Cada año, más de 20 toneladas de plático para envases
En Europa, cada año se producen 58 toneladas de plástico y, de ellas, el 40% son para envases. El desafío que plantea la UE es reducir esa cantidad de plástico de manera radical, ya que los problemas que plantea el inadecuado tratamiento posterior son serios. Las botellas, por tanto, deberán cambiar y, además de modificar sus sistemas de cerrado, van a tener que estar hechas con un 25% de materiales reciclados en 2025 y con un 30% en 2030. La basura que encontramos en mares y océanos es, en un 80%, plástico y buena parte de ella son tapones, que resultan a veces más difíciles de reciclar incluso que las botellas. Ahora, con la solución planteada por Bericap, quizá todo cambie.