Productos fitosanitarios que te ayudarán a mantener las malas hierbas a raya en tu jardín existen muchísimos. Algunos tienen mala prensa como el glifosato y otros presumen de ser biodegradables: pero ¿te has preguntado alguna vez si, a lo mejor, ni siquiera hace falta echar mano de ninguno de ellos? En casa, allí metido en un bote de la cocina tienes algo que también sirve para acabar con las malas hierbas de tu jardín. Por supuesto, si eres un agricultor no te va a servir porque es muy caro; pero, si de lo que se trata es de tener bien un pequeño jardín; el azúcar es tu aliado.

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¿Azúcar?

El azúcar, por su composición química reduce la capacidad de germinación de determinadas semillas de las que nacen malas hierbas. Basta con un kilo por metro cuadrado para que los microorganismos presentes en el suelo puedan metabolizar mejor el nitrógeno presente y se lo arrebaten a las malas hierbas.  Para aplicarlo, basta con espolvorear de azúcar la base de la planta que deseas eliminar y esperar unos días. Verás como la mala hierba se debilita. El sistema funciona bien con maleza de hoja ancha y caducifolia y no tanto con gramíneas y plantas perennes.

¿Qué conseguimos?

Reducimos el uso de herbicidas sintéticos y, al tiempo, reforzamos el crecimiento de plantas como la hierba, que se ven afectadas por la sal excesiva que se agrega al suelo al usar fertilizantes ricos en nitrógeno. Con el azúcar, alentamos a las raíces de la hierba a desplazar la maleza. Puedes usar azúcar granulado o, si lo prefieres, aerosoles de melaza. Distribuyes el azúcar por la superficie, rastrillas y, después, empleas abono orgánico. Las malas hierbas lo tendrán difícil. De hecho, lo de espolvorear azúcar puedes hacerlo incluso en macetas y jardineras para otorgar más vigor a tus plantas.