¿Tienes un apartamento en la playa o sueñas con comprarte uno? Pues cuidado, porque a lo mejor tienes que empezar a pensar en otras alternativas: el cambio climático, que parece que no se para, tendrá efectos, primero, en las zonas costeras, donde lloverá menos y de forma más torrencial y donde, también, quizá hasta suba el nivel del mar hasta hacer determinadas zonas muy difíciles de habitar. Las aseguradoras de medio mundo, de hecho, ya se frotan las manos mientras empiezan a pensar cómo colocar cláusulas de riesgo climático en los contratos que presentarán a los orgullosos propietarios de los nuevos apartamentos que se están construyendo por todo el mundo el primera línea de mar.

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En Estados Unidos ya empiezan los problemas

Cuando hablamos de mercado inmobiliario (acordémonos de la crisis de las hipotecas subprime) todo empieza en Estados Unidos y en Canadá: en este segundo país, las aseguradoras han cuantificado ya el porcentaje de reducción que hay que aplicar a una vivienda situada en un punto en el que el riego de inundación es notorio: en torno a un 10%. Que la tendencia llegue a la Costa Dorada o la Costa del Azahar es cuestión de tiempo. En inglaterra, aquí al lado como quien dice, ya están también con esas: las propiedades situadas al sur de Gran Bretaña en zonas propensas a inundarse han bajado hasta un 25%. Más que el riesgo real, lo que afecta es el miedo y ya hay quien dice que, mejor que comprar en la costa, lo que conviene es alquilar.

¿Y las aseguradoras?

Pues son, probablemente, las grandes beneficiadas e principio y si el miedo se queda sólo en eso. Conforme la preocupación por el cambio clima´tico crece en Occidente, los precios de los seguros crecen y hasta un 90% de los propietarios de viviendas europeos han visto ya subir sus primas hasta 100 euros más por año. ¿Adivinan ustedes dónde han subido más? Efectivamente: en la costa. Menos mal que un servidor, y espera tenerla durante muchos años, dispone de segunda residencia en Barruelo, un pueblo de la Montaña Palentina. Lástima que nuestro alcalde, incapaz de asumir que todo deriva de su poca capacidad de planificación, justifica los cortes de agua de este verano echando mano del cambio climático y, encima, dice que unas desgraciadas inundaciones que se produjeron por el mal estado de la red de alcantarillado derivan también de cambios en el régimen de lluvias. Por mi parte, voy a limitarme a confiar en que mi agente de seguros no le haya oído decir esas cosas.

No, esto no es culpa del cambio climático; es culpa de las infraestructuras