Sin que todavía esté claro si el futuro del transporte por carretera tendrá que ver con motores eléctricos o de hidrógeno, la UE ya se prepara para legislar: manejan una propuesta de reglamento que exige recortar las emisiones de CO2 del transporte por carretera en un 45% en 2030 y en un 90% en 2040.

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No es definitivo

De momento, lo que hay es un “enfoque común” que se parece mucho a ese deseo puesto en negro sobre blanco según el cual en 2035 no se podrán vender coches con motor de combustión. La UE considera que la ciudadanía “tiene derecho a vivir en un entorno más verde y saludable” y con los porcentajes de reducción de emisiones que plantea considera que están un paso más cerca de ese objetivo”. Por delante queda no poco negociación: hasta que se apruebe en la Eurocámara la normativa, quedan muchas negociaciones y es más que probable que se introduzca algún elemento de flexibilidad. De momento, ya dicen que no habrá problemas con vehículos específicos para minería, silvicultura y agricultura que diseñen “pequeños fabricantes”. Los vehículos militares, de bomberos, policía, recogida de basuras y atención médica tendrán también trato distinto.

¿Y los autobuses?

Aquí exigen máximos. En 2035 quieren que el 100% de las flotas genere cero emisiones en 2035 y que, cinco años antes -2030-, las emisiones de CO2 que generan los autobuses equivalgan a un 85% de las actuales. Se refieren, eso sí, a autobuses urbanos. Con los de líneas interurbanas, serán más flexibles.