Las contraseñas son un espanto: cada web exige una distinta y, además, cada vez nos reclaman que, en ellas, introduzcamos más símbolos, más números y, pronto y seguramente, hasta emoticonos. Recordar todas las que utilizamos al cabo del día se convierte en una tarea al alcance de muy pocos y, por eso, cada vez son más los usuarios que deciden hacer caso omiso de las advertencias y utilizan la misma sencilla contraseña en todos los sitios web a los que acceden de manera habitual. Con todo, existe una lista en la que figuran las 20 contraseñas que los ciberdelincuentes descubren más rápido. Bueno, los ciberdelincuentes y hasta mi abuela Ángeles, que pensó, durante los 60 primeros años de su vida, que un ordenador era un señor que tenía siempre todo en su sitio. Después, cuando entró el primer PC en casa, descubrió que esa palabra significaba mucho más porque, aunque no pudo estudiar mucho, era, de largo, la más lista de la familia. En sus últimos años, hasta con mi iPad se entretenía.

Conraseñas que no conviene utilizar
Conraseñas que no conviene utilizar

Combinaciones letales

Por supuesto, la primera de las combinaciones de letras o números que no conviene usar es 123456. Otra que tampoco garantiza nada bueno es la palabra Clave, que tiene el mismo valor de seguridad casi nulo del que dispone la combinación de los caracteres 12345678. Echar mano de la primera fila de letras y escoger el vocablo Qwerty como clave de acceso a tu correo parece, a priori, también una pésima idea, pero debo decir que, muy a menudo, mi hermana y yo hemos bautizado a avatares nuestros empleados en videojuegos como Qwerty Poiuy y, oye, que hasta ganábamos y todo. Otras combinaciones de números que, empleadas como contraseñas, garantizan que hasta tu madre va a poder leer los mails que envías, precisamente a tu hermana, poniéndola a ella verde son 123456789, 12345, 11111, 1234567 o 123123. Combinar el nombre de mi avatar preferido (Qwerty) con los números 123 tampoco es buena idea y, por último, según los aburridos expertos que han elaborado esta lista de 20 contraseñas letales, tampoco conviene usar lq2w3e; que, a mí; me parece una contraseña espléndida.

Algo que sólo sepas tú

En suma, y más allá de listas absurdas, lo mejor para que nadie descubra tu contraseña es echar mano de algo con lo que tengas sólidos vínculos emocionales y que, pese a formar parte de esa lista de cosas que te han hecho ser como eres, pocos conocen. Habrá seguro, quien elija el nombre de un actor, otros escogerán el de un futbolista y, alguno, hasta el de la primera persona con la que se dio un beso. Yo, por mi parte, y por aquello que les decía más arriba acerca de mi abuela, les adelanto que, siempre, echo mano de dos nombres: el pueblo que la vio nacer a ella o el que vio hacer lo mismo a mi abuelo, que fue, además, el mismo en el que nació mi madre. Combinándolo con algún número, tengo una clave que nadie adivina y, si la adivina, tanto da: total, Google lo sabe todo. En suma, lo dicho; no se preocupen en exceso de si su contraseña es buena o no y utilicen, si pueden, alguna palabra que, cuando por la mañana vayan a abrir el correo, les recuerde a personas o lugares queridos. Quizá no sea lo más seguro, pero sí que les hará sonreír un poquito al empezar su jornada laboral y antes de leer el enésimo correo del pelma de turno.