Adrià ingresó en la Fundación CRAM en abril por la captura accidental de un barco pescador en Cambrils. La tortuga caretta fue tratada por una neumonía grave derivada del ahogo que sufrió cuando fue atrapada. Ahora bien, durante los primeros días en el centro de conservación y recuperación de fauna marina, el equipo añadió otro diagnóstico: el reptil tenía macroplásticos en su aparato digestivo.

La tortuga marina confirmó la premisa que ya hace seis años que la Fundación CRAM estudia: el 88% de los quelonios que llegan al centro han ingerido macroplásticos. Adrià expulsó un trozo bastante grande de plástico al cabo de pocos días de estar ingresada. Como ella, 42 ejemplares más lo han hecho durante el 2024, algunas por expulsión, otras todavía los tenían dentro y fueron descubiertos durante la necropsia.

 

La problemática con el plástico en los océanos no solo afecta a la alimentación de la especie, también es peligrosa por los enredos con las aletas. Durante el último año, tres tortugas fueron atendidas en el CRAM por haber quedado atrapadas en redes y plásticos en alta mar. Fue necesaria la amputación en dos de los casos.

"Hace seis años que estudiamos el estado de contaminación del mar Mediterráneo gracias a la tarea que hace la tortuga marina: es un bioindicador muy potente", afirma Montse Pal, de la Fundación CRAM. Esto ocurre porque la especie utiliza todos los compartimentos del océano, desde el fondo hasta la superficie. En sus recorridos diarios, interactúa con diferentes hábitats marinos, y es entonces cuando ingiere los residuos. El animal confunde los plásticos con elementos de su dieta como medusas, crustáceos o moluscos. Así, el 42,2% de los quelonios tratados han presentado plásticos tipo lámina, como bolsas de plástico, y un 11,1% fragmentos de plástico duro como tapones de botella o vasos.

Tortuga atendida por la Fundación CRAM
Tortuga atrapada en redes de pesca | Cedida por la Fundación CRAM

Los plásticos ingeridos no solo causan daños físicos, también actúan como esponjas químicas del ecosistema marino. Absorben y acumulan sustancias químicas como metales pesados y mercurio, siendo este último especialmente peligroso por su capacidad de bioacumulación en los organismos. Cuando estos tóxicos ingresan en sus cuerpos, afectan su salud y desarrollo, poniendo en peligro la capacidad reproductiva y la continuidad de la especie.

El alto porcentaje de restos de plástico en interior de estos ejemplares indica la gran cantidad de residuos plásticos que hay en los océanos y, concretamente, en el mar Mediterráneo. Este problema no solo afecta a la salud de la fauna marina y la contaminación de uno de los ecosistemas más importantes del planeta. "Cuando las tortugas y otros animales marinos ingieren plásticos, estos acaban entrando en nuestra cadena alimenticia. Los microplásticos son ingeridos primero por los peces pequeños, que a su vez son comidos por peces mayores. Estos últimos a menudo forman parte de nuestra dieta", afirma Montse Pal.

Tortuga atendida por el CRAM
Tortuga atendida por el CRAM | Cedida por la Fundación CRAM

El mar Mediterráneo es uno de los ecosistemas más rico en biodiversidad del planeta, pero está muy amenazado, principalmente por la sobrepesca, el tráfico marítimo, la contaminación y la presión humana sobre el medio. "Se ha hecho un uso demasiado excesivo del medio natural, pero estamos a tiempo. Hace falta concienciar y hacer pedagogía para enseñar sobre el mar Mediterráneo para que la actividad económica y la actividad natural sean compatibles" concluye la Montse Pal de la Fundación CRAM.

El futuro del Mediterráneo está en juego, y con él, la supervivencia de muchas especies que lo habitan. El caso de Adrià no es una excepción, sino un síntoma de un problema global. La tarea de centros como la Fundación CRAM es clave para estudiar los efectos de la contaminación y para dar una segunda oportunidad a los animales afectados. Reducir el uso de plásticos, mejorar la gestión de residuos e impulsar la investigación y la educación ambiental son pasos esenciales para garantizar que el mar siga siendo un hogar para la vida marina y no un vertedero.

¿Qué es la Comunidad GREEN?

Desde de El Nacional somos conscientes de que, como todo el mundo, somos parte del problema, pero también de la solución. Por eso, nos implicamos en nuestro planeta y hemos creado la Comunidad GREEN que permitirá entre todos ser más conscientes de nuestro impacto y actuar para contribuir a un futuro mejor.

La Comunidad GREEN es una plataforma vibrante para aquellos que están comprometidos a hacer una diferencia tangible en la lucha contra el cambio climático. Al unirte, no solo tendrás la oportunidad de plantar árboles y adoptar hábitos de vida sostenibles, sino que también formarás parte de una red de personas que comparten un profundo respeto por el medio ambiente.

A través de las actividades de la Comunidad GREEN, como completar encuestas que resultan en la plantación de árboles, puedes contribuir directamente a la restauración de paisajes y hábitats naturales. Además, con cada árbol que plantes, El Nacional se compromete a plantar otro, duplicando así el impacto de tus acciones.

Nuestros esfuerzos conjuntos no solo aumentan la cubierta forestal, sino que también contribuyen a reducir significativamente las emisiones de CO₂. En esta lucha, cada aportación individual, como una semilla, tiene el potencial de generar un efecto colectivo enorme.