En los últimos diez años se ha doblado el consumo de pulpo por todo el mundo. Se trata de un alimento cada vez más popular y la demanda se ha disparado, pero el problema es que la oferta sigue siendo casi la misma porque es un animal salvaje. Es por eso que muchas empresas han visto una gran idea de negocio: crear granjas de pulpos. Aunque el éxito del negocio parece evidente viendo el mercado, esta idea ha puesto en pie de guerra a animalistas y ecologistas. En las Islas Canarias se prevé la abertura de la primera granja del Estado el año que viene y la noticia ha generado un gran debate ético y moral.

Las dudas éticas y los efectos medioambientales

En primer lugar, hay que recordar que se ha comprobado que se trata de uno de los animales más inteligentes del planeta, que es capaz, incluso, de sentir emociones, como las personas. Varios estudios han analizado detalladamente los pulpos y todos han llegado la conclusión de que sienten alegría, emoción, placer, dolor, pena o angustia. Se trata de un animal que tiene un cerebro muy grande y complejo que es capaz de aprender de las experiencias. En este sentido, la popularización del documental de Netflix 'mi maestro el pulpo' también ha ayudado a despertar conciencias entre la población sobre la sensibilidad de este animal.

De hecho, en los lugares donde se ha intentado anteriormente hacer granjas muchos pulpos se han acabado suicidando o agrediéndose entre ellos por el dolor emocional que les creaba. Es por eso que muchos países, como el Reino Unido, ya los han includio en su legislación sobre el bienestar animal.

Por otra parte, este tipo de granjas tienen graves perjuicios para el medio ambiente. Sus excrementos contienen nitrógeno y fósforo, unas sustancias muy contaminantes, y también se utilizarían fertilizantes, alguicidas o desinfectantes que estropearían el territorio. A eso hay que sumarle el hecho de que los pulpos son carnívoros y necesitan comer de dos a tres veces al día. Para poder alimentarlos habría que hacer una sobrepesca y se perjudicaría y reduciría toda la biodiversidad, porque el resto de animales salvajes se quedarían sin presas y, por lo tanto, sin poder comer.

beth macdonald pulpo pop

El caso de las Canarias

La empresa multinacional Pescanova ya tiene en marcha un proyecto para construir una en las Islas Canarias. Según la compañía, podrá llegar a producir unas 3.000 toneladas de pulpo cada año con las instalaciones de Puerto de La Luz y de Las Palmas. Desde que hicieron el anuncio, varias entidades y asociaciones vecinales ya ha intentado evitar que esta nueva granja pudiera abrir y han pedido a los gobiernos de varios países que prohíban estos métodos que se quieren utilizar.