La prisión Modelo con más de 100 años de historia quiso ser un centro penitenciario moderno y precursor. Su diseño arquitectónico con una sala central de control y las diferente galerías donde se clasificaban los presos según la edad o el delito que habían cometido, no acabó siendo modelo de nada. Por la Modelo han pasado miles de presos y, algunos pocos, la han podido visitar. Ahora la Model, a las puertas de su cierre definitivo, se abre a todas las miradas.

La galería 6 ya está completamente vacía. Es la galería de presos peligrosos. Con dos pisos de celdas y una parte de aislamiento.

Los presos siguen rutinas. Después de desayunar y por la tarde, si no hacen talleres o trabajan, están en el patio. Aquí está donde pueden hacer las llamadas permitidas. Y donde en los años ochenta les caía la droga por los muros exteriores. El patio de la palmera, ahora ya sin palmera, es el más emblemático de los cinco patios que tiene la Modelo.

Cuando la cámara entra en la galería 3, hace sólo 48 horas que todavía había los reclusos. La vida en las celdas todavía se nota y se hace evidente.

En la planta superior las celdas son para tres reclusos. Cinco metros cuadrados a repartir entre tres.

La prisión Modelo sigue el sistema celular, radial y panóptico diseñado para garantizar el control visual de todo el complejo desde un solo punto central, habitualmente una torre de vigilancia. Aquí el panóptico está en llano y tiene visión plena sobre cada acceso.