En medio de una sociedad cada vez más individualista y egocentrista, hay muchos valores en peligro de extinción. Palabras como altruismo, generosidad o identidad son cada vez más inverosímiles en nuestro día a día, pero a pesar de todo, todavía hay personas que nacen con un "corazón voluntario". Así es cómo me lo explicó Jordi Llauradó, un bombero voluntario de Pinós, que ya hace más de veinte años que combina su trabajo de ganadero con la de salvar vidas por amor al arte.

¿Quién se esconde tras los uniformes de bomberos voluntarios? ¿Cómo son? ¿Qué hacen? Como explicarlo no es lo mismo que vivirlo, en la última semana he cogido el coche y he recorrido todo el país para conocerlos y que me lo expliquen ellos mismos. Y sí, puedo corroborar que la expresión "corazón voluntario" define a la perfección qué tipo de gente me he encontrado en este viaje: personas con valentía y vocación, pero, sobre todo, mucho corazón y estima en su territorio.

Vocación, altruismo y raíces

Todo bombero voluntario tiene una historia detrás. Jordi vio quemar el corazón del país el año 1994 y decidió tomar partido; Quim de Camprodon dice que "se le encogía el pecho" cada vez que veía que le pasaba alguna cosa a un vecino y no lo podía ayudar; la Gemma de Barcelona era estadística, pero sintió la necesidad de dedicarse a salvar vidas; y Jordi de Sitges, con aquellos ojos de quien está enamorado, afirma que ser bombero voluntario "es el que lo llena de vida". Sea cuál sea el motivo que los ha llevado hasta aquí, todos ellos explican delante de la cámara la satisfacción que los aporta cuidar de su tierra y su gente. "Eso no se paga con dinero", confiesa a Tània desde el Ripollès.

Cada parque de bomberos voluntarios es un mundo. Todos ellos se organizan según la cantidad de efectivos disponibles y las necesidades de cada territorio. Mientras algunos hacen guardias fijas, otros funcionan por activación, es decir, los llaman cuando hay una incidencia y, estén donde estén, van. "Nos sale de dentro. Mi hijo no se asusta cuando de repente me levanto del sofá y me marcho de casa corriente. Ya sabe que el padre es bombero y lo ve como una cosa normal. A mí, por ejemplo, me ha pasado estar haciendo una cena por mi aniversario con los amigos y tener que marcharme. Y sí, me marcho. Es parte de mí. Y vale la pena hacerlo", explica Jordi Ribes d'Arbúcies.

BOMBEROS VOLUNTARIOS CAMPRODON - Montse Giralt

La Tània Penas en el parque de Bomberos Voluntarios de Camprodon dirigiendo una práctica de excarcelación / Monste Giralt

Todos ellos pasaron el proceso de entrada al Cos de Bombers, que consta de pruebas de conocimiento, físicas, prácticas y un curso. Pero una vez dentro, los bomberos voluntarios siguen recibiendo formaciones continuas, donde practican desde excarcelaciones hasta actuaciones en incendios forestales, y donde se preparan para las demandas del territorio.

Al ser preguntados sobre qué tiene que tener un buen bombero voluntario, las respuestas son inmediatas: vocación, compromiso, ganas de ayudar a la gente y estima en el territorio. "Ser bombero voluntario quiere decir amar la tierra y su gente. Te tienes que sentir la tierra tuya. Cuando nos avisan de una incidencia y nos indican el lugar, conocemos qué está quemando o de quién es el coche. Ayudamos a nuestros vecinos y, al final, lo que hacemos es proteger nuestro territorio", relata Jordi de Pinós.

BOMBEROS VOLUNTARIOS PINÓS - Montse Giralt

Jordi Llauradó, combina su trabajo de ganadero en Pinòs con ser bombero voluntario / Montse Giralt

Aunque todos ellos quieren huir de la palabra "héroes", el cierto es que los bomberos voluntarios actúan como tales y así son considerados por sus vecinos. "En un pueblo eres bombero las veinticuatro horas del día. Cuando pasa alguna cosa siempre me llaman directamente a mí. Mi móvil es el 112", explica Jordi Ribes d'Arbúcies con una sonrisa de orgullo. "Saber que los ayudas es mágico", dice, cuando, realmente, lo que es mágico es que haya personas como ellos en el mundo, que hacen de su tiempo un salvavidas.

300 plazas abiertas

Según explican los bomberos voluntarios, las pruebas que se tienen que superar para formar parte del Cuerpo de Bomberos requieren esfuerzo y compromiso y hace falta una preparación previa. Ahora mismo, el Departamento de Interior ha convocado 300 nuevas plazas de bomberos voluntarios. El plazo para presentarse ya está abierto hasta el día 29 de abril. Los aspirantes tienen que pasar una prueba de conocimientos, una física, una psicológica, una médica y un examen de lengua. Si superan eso, pasan a la última fase antes de ser oficialmente bomberos, la de la formación. En primer lugar, tienen que hacer un curso de formación en el Instituto de Seguridad Pública de Catalunya y después prácticas en un parque de bomberos.