Con tan sólo 26 años, Carla acumula una mochila bien cargada de experiencias. En el 2010, cuando tenía 17 años, un individuo se cruzó con ella provocándole, a lo largo de 4 años, una de las peores experiencias que recuerda hasta día de hoy: sufrir un maltrato físico y psicológico que la anuló como persona.

Una violencia estructural y social, la machista, que tal y como detalla la psicóloga Maria Sàbat, especializada en este ámbito de la psicología, puede afectar a mujeres de cualquier estrato social y/o nivel cultural. "Vemos la punta del iceberg -que son las muertes y las agresiones más violentas-, pero también tiene la parte más invisible, los mitos, los roles estereotipados que se promocionan a los medios de comunicación, los micromachismos del día a día, la desigualdad salarial, y un largo etc. Un conjunto que, tal como explica la psicóloga, acaba favoreciendo la aparición de una violencia que puede ser física, psicológica, sexual, económica y social, aislando a la víctima de su entorno más próximo.

Sàbat: "Digámoslo por su nombre, cuando hablamos de violencia de género, estamos hablando de violencia ejercida por hombres hacia mujeres y niños, por lo tanto es sin ninguna duda violencia machista"

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Los inicios y el maltrato físico y psicológico

"Lo conocí a través de mi mejor amiga. Al principio, él mostraba su cara más divertida, simpática, amable y afectuosa". "El maltrato psicológico fue desde el inicio de la relación, todo y que de forma bastante sutil. Quizás no me insultaba directamente, pero sí que utilizaba el chantaje emocional para conseguir lo que quería. Cuando la relación se fue consolidando, este chantaje emocional pasó a ser más violento. Vivía siempre atemorizada e intentaba evitar o esconder cualquier cosa que le pudiera molestar. El miedo se apoderaba de mí incluso cuando dormíamos juntos", recuerda Carla.

"No sé en qué momento empezó el maltrato físico y sexual, pero muchas veces, cuando dormía me tocaba, intentaba penetrarme o se masturbaba estando a mi lado. El enamoramiento duró poco y el deseo sexual también. Muchas veces me sentí forzada a mantener relaciones sexuales ya que, si no lo hacía, significaba enfrentamiento, discusión. Yo acababa cediendo, deseando que acabara cuanto antes mejor". Sàbat explica que la violencia sexual es muy frecuente y habitual en la violencia machista, "las víctimas a menudo no se sienten libres para negarse a las relaciones sexuales por miedo a las brutales represalias que pueda haber". Sàbat se muestra contundente en afirmar que toda relación sexual siempre tiene que ser consensuada con deseo y con la finalidad de disfrutar ambas partes.

Para entender esta problemática, Sàbat hace referencia al ciclo de la violencia machista que definió Lenore Walker. "Una rueda que sostiene y mantiene la violencia dentro de las relaciones de pareja en 3 fases: la acumulación de la tensión; la explosión de la violencia y la agresión, donde una mujer que no ha sido sometida poco a poco huiría, y la calma o luna de miel, donde el agresor pide perdón, besos, regalos, expresa arrepentimiento, se justifica... Cambia totalmente la actitud y dificulta la huida de la víctima. La luna de miel, que sería el único buen momento de la relación, a medida que pasa el tiempo, se va haciendo más breve y progresivamente vamos a las siguientes fases, la acumulación de tensión y explosión otra vez".

Sàbat: "Las víctimas viven su día a día en un estado permanente de alerta. Un estado que podemos intentar entender si nos imaginamos la sensación que tenemos cuándo miramos una película de terror, dónde esperas el susto constante, con tensión y miedo,"

víctima

El click

¿En qué momento llega el 'hasta aquí'? "Después de hacer un trabajo sobre la violencia de género abrí los ojos y me puse en manos de psicólogos que me ayudaron a tomar conciencia de la situación. Sabía dónde estaba metida pero no como salir, no encontraba la manera y, eso, me desesperaba. Durante una época llegué a resignarme, a pensar que nunca podría salir de aquel pozo. Cuando tocas fondo sólo queda subir hacia arriba. Siempre he sido consciente de que no me merecía absolutamente nada de lo que se me pasaba y eso fue una de mis grandes armas para al salir adelante."

La ruptura

Carla explica que le resultaba imposible dejar la relación. "Lo había intentado muchas veces, no recuerdo cuántas, pero cada vez que lo intentaba sentía tanta angustia, ansiedad y miedo que siempre acababa volviendo con él. La dependencia emocional es peor que la adicción a cualquier droga, porque en la dependencia emocional entran en juego los sentimientos y las emociones". "No podía seguir aguantando el sufrimiento de mi madre, por ella y por todos los que me aman decidí decir, hasta aquí".

Sàbat: La base principal de la violencia machista se encuentra en una socialización genérica en la que hay una dominancia del hombre y un papel de sumisión de la mujer"

La respuesta de él fue la esperada, la convenció de que nunca encontraría a nadie como él. Carla lo tenía claro, "aquella vez era la definitiva".

Ayuda y apoyo del entorno

Sàbat explica que delante de la mínima sospecha que alguna cosa no funciona en tu relación, "infórmate y pregunta, no te lo guardes por ti! Accede al entorno mes próximo y, si te hace vergüenza o miedo a ser juzgada, dirígete a servicios que ofrecen privacidad, llamando al 900 900 120 (24h), los SIAD o los SIE, servicios que te ayudarán cuando sea tu momento, velando por ti, respetando tus circunstancias personales".

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La psicóloga recalca que es muy importante no presionar a las víctimas porque actúen de forma inmediata, en contra de su voluntad. Se tiene que valorar mucho los riesgos que corren y se las tiene que acompañar para llegar a dar el paso con la máxima seguridad para ellas y sus hijos: "Como sociedad se les exige que rápidamente denuncien, pero el hecho de denunciar no siempre te garantiza una protección total e inmediata. No necesariamente se activa una orden de alejamiento y hay garantías que esta sea respetada por tu agresor... Pedimos que se denuncie rápidamente sin que el sistema judicial y policial garantice la protección de estas víctimas. Es un tema muy delicado que se tiene que tratar con mucho cuidado y firmeza al mismo tiempo".

En el caso de Carla, afirma haber sido muy afortunada de haber podido rodearse de gente que le han ayudado mucho. "Nunca he estado sola, siempre he tenido a la familia, amigas y amigos cerca, pero sí que es cierto que cuando te encuentras en estas situaciones, te sientes muy sola. Hay cosas que no puedes compartir porque crees que la gente de tu alrededor no lo entenderá. Piensas que para explicar el qué te pasa, puedes dar una imagen de ti que no es la que quieres transmitir y crees que eso puede perjudicar a tus relaciones. Sabes que estás rodeada de gente dispuesta a ayudarte pero quien tiene que afrontar la situación eres tú, quién siente el sufrimiento eres tú, quien tiene que ser valiente eres tú y quién tiene que decir basta, eres tú".

Empezar una nueva vida

Haciendo referencia a la recuperación, Carla lo recuerda como un proceso largo, constante, que requiere de mucha paciencia. "Puedo llegar a decir que las secuelas son algo que nunca acaban de desaparecer, a veces parece que no estén presentes pero de vez en cuando, el subconsciente las recuerda. Me gusta pensar que las secuelas no son del todo negativas, ya que te ayudan a detectar aquellas situaciones que no quieres volver a vivir".

Violencia género

1.033 mujeres han muerto en España desde el 2003 por violencia de género. De estas, 55 han perdido sus vidas este 2019

Los datos son alarmantes. 1.033 mujeres han muerto en España desde el 2003 por violencia de género. De estas, 55 han perdido sus vidas este 2019. Y Sàbat recuerda que "estas, son las cifras registradas; muchas otras no lo están y no se han podido demostrar como tal. Conozco casos donde el agresor no solo asesinó a la expareja, sino que también mató a su hermana delante de los hijos. Los datos sólo contabilizan a la expareja asesinada, a la hermana, no se contabiliza como víctima de violencia machista".

¿La solución? Según Sàbat, es clara: "Más concienciación y más leyes. Hace falta una legislación de acuerdo con lo que reclama a la sociedad. No puede ser que nos estemos encontrando que cueste tanto condenar cualquier tipo de violencia sexual. Eso envía un mensaje de impunidad a los agresores, de 'no se me castigará delante de eso'. No se tendría que tolerar que ninguna voz pública o en el ámbito privado justifique o se minimice la violencia machista. La condena y las leyes tienen que ser mucho más severas".

Mensaje esperanzador

"A todas aquellas mujeres que viven situaciones similares a la mía, les diría que no pierdan la esperanza. Decir basta, es posible. Tienen que saber que no están solas, que no son las únicas. Que pidan ayuda, que no tengan miedo ni vergüenza, porque siempre hay personas dispuestas a echarnos una mano. Que se dejen amar, cuidar y proteger, porque nadie merece vivir en un infierno constante. Que empiecen a vivir y a amarse. Todo el mundo se merece ser feliz, querido, valorado y respetado. No existe un amor más verdadero y más sano que el de uno propio," dice la Carla a todas aquellas mujeres que viven situaciones similares a la suya.

Carla: "Me choca ver como la Carla que soy ahora, es la misma Carla que hace unos años estaba atrapada en aquel círculo vicioso"

Carla recuerda como durante aquel periodo de tiempo lloraba a menudo. "Lloraba porque me daba cuenta de que no era la misma de antes y sentía mucha rabia. Un día le expliqué a mi tía y sus palabras me tranquilizaron: 'No, claro que no volverás a ser la misma, serás una Carla más fuerte, más valiente, más segura de sí misma y con las cosas más claras que nunca'. Tenía razón, nunca más he vuelto a ser la misma, sino una mejor versión de mí misma".