Me voy al Pirineo porque han roto conmigo. Literal. No nos hemos dejado. No nos hemos dado un tiempo. Me han dejado. Tengo 25 años y me han dejado. Tenía planes de futuro y entradas para cosas, pero me ha dejado. Tengo 25 años y he fracasado en aquello de cumplir con las expectativas del amor romántico. Y esta es una realidad que aceptas después de suplicar lo justo, de enviar audios muy largos llorando a los amigos, de pedir a la mama que se lleve los restos del amor perdido abandonados a tu piso y de tirarte al primer imbécil de Tinder que te pasa por los morros. Y una vez hecho eso, aceptas que te has quedado soltera, en que te han dejado y que es la hora de plantearte la gran pregunta: ¿con quién coño paso ahora las vacaciones?

No sé cómo es vuestra vida social, pero la mía no es trepidante. Tengo súper buenos amigos, guapos y listos y listos o guapos. Limpios no, pero cada uno en su casa hace lo que quiere. De hecho, a menudo, cuando tengo un día tonto claramente asociado a mi ovulación, me pregunto como tengo la suerte de estar rodeada de tanta gente maravillosa que creo que me quiere y que desea pasar su tiempo a mi lado. Y aunque tienen todas estas cualidades increíbles me están fallando, porque o tienen pareja o no tienen pasta.

¿Eso quiere decir que no hacemos cosas? No. ¿Hacemos planes? Sí. Pero son planes de tarde, de hacer birras a 2 euros en la primera terraza libre y, si se anima la noche, volver haciendo eses a casa. Y por mucho que sea divertido hablar de Twitter en una terraza del Eixample, no cumple con mis expectativas. ¿Con quién me marcho a Tenerife a bañarme con delfines si es que esta actividad existe? ¿Quién está dispuesto a tirarme fotos en Roma hasta que encuentre una lo bastante buena por poner en el feed de Instagram? ¿Con quién me parto un helado en una terraza de plaza Osca?

No lo sé, quizás me habría tenido que juntar con gente menos guapa y una personalidad terrible que los hiciera impermeables a ser amados. O que hubiera estudiado ADE en lugar de periodismo en una facultad pública. Pero uno no escoge con quien hace 'click', como uno no escoge de quien se enamora o que el Jägger Boom sea su bebida predilecta. O igual que uno no escoge cuando lo dejan. Y en estos momentos tienes que tomar la decisión de pasarte los días sentada en el sofá haciendo uso intensivo del Satysfier o escoger que quieres hacer con tu tiempo. Por eso yo me voy a los Pirineos a hacer un voluntariado. ¿Iría si estuviéramos juntos? No. ¿Eso quita que me muera de ganas de marcharse? Tampoco. Simplemente, que hay momentos donde tienes que ser capaz de apañártelas solo.

Pero cuquis, si podéis, por favor, dejad a las novias y a los novios en septiembre.