Catalunya cierra una temporada de verano marcada por la explosión de casos de coronavirus el mes de julio y la todavía tímida llegada de turistas internacionales. En general, la ocupación ha sido mejor que el año pasado, pero a Barcelona, por ejemplo, cada noche hay todavía cuatro veces menos huéspedes que en una noche normal previa a la pandemia. Las zonas menos dependientes del turismo extranjero, como la demarcación de Lleida, han registrado unas ocupaciones "excepcionales" e incluso esperan llegar a los niveles de antes de la covid-19. El Maresme o la Costa Daurada, más dependientes del visitante extranjero, son algunas de las destinaciones que más han sufrido.

El sector turístico de la demarcación de Lleida se muestra satisfecho de la campaña de verano y confía en recuperar los resultados récord de 2019. El presidente de la Federación Catalana de Apartamentos Turísticos (Federatur), David Riba, ha asegurado que Lleida ha registrado ocupaciones "excepcionales" en verano, con "precios altísimos".

El jefe de Promoción y Marketing del Patronato de Turismo de la Diputación de Lleida, Juli Alegre, habla de un inicio de temporada "muy bueno" el mes de junio, sobre todo para los campings y alojamientos de turismo rural, así como de un buen mes de julio, a pesar de la irrupción de la quinta ola de la pandemia.

 

La ocupación en agosto ha rozado el 100% en buena parte de los establecimientos, especialmente durante los fines de semana, mientras que el volumen de reservas previstas para septiembre también está siendo bueno. "Cuando tengamos los datos definitivos podremos ratificar lo que ahora parece una sensación, que llegaremos a las cifras del 2019", afirma.

Buena parte de este optimismo se debe al hecho de que la oferta turística de la demarcación, basada en actividades familiares, de naturaleza y al aire libre, ha ganado peso a raíz de la pandemia y ha conseguido atraer al turista de proximidad. De hecho, el Patronato de Turismo calcula que más del 80% de los visitantes de este verano en la plana y en el Pirineu de Lleida son catalanes. Por su parte, el turismo internacional se ha recuperado hasta llegar al 11% en el mes de julio, una cifra todavía inferior, sin embargo, al 17% que se alcanzó al mismo periodo de ahora hace dos años.

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Calella / ACN

El sector del turismo rural de la Catalunya Central también se muestra satisfecho por los buenos datos de ocupación de este mes de agosto, que casi ha hecho el pleno. El presidente de la Asociación del Berguedà, Oriol Baños, apunta que los visitantes de proximidad han sido sus principales clientes, aunque se ha empezado a recuperar el turismo proveniente de Francia y Bélgica. Desde la Asociación para el Desarrollo del Alta Anoia los datos son similares y aseguran que se han cumplido las expectativas después de los "altibajos" que sufrieron en julio.

En el área metropolitana, los campings de interior, ocupados mayoritariamente por turistas de proximidad, también han rozado la plena ocupación en agosto. En Sitges (Garraf), el optimismo previo se ha confirmado y alcanzarán una ocupación del 85% gracias al turista local y a una tímida recuperación del extranjero, principalmente franceses, nórdicos e ingleses.

Girona cierra con ocupaciones del 77% y Barcelona con cuatro veces menos huéspedes

La situación no ha estado tan positiva para las comarcas gerundenses, donde la temporada turística va a la baja en un verano que no ha servido para remontar los datos del 2019. En toda la demarcación se ha registrado, por término medio, una ocupación del 77% durante el mes de agosto y en julio se cerró con un 66%.

Estas cifras crecen ligeramente en puntos como la Costa Brava Norte, en el que los establecimientos han tenido un 80% de las habitaciones llenas. Por otra parte, las poblaciones de la Costa Brava Centre han tenido un 90% de ocupación. También destacan los establecimientos de turismo rural que han tenido un 95%.

El presidente de la Federación de Hostelería de las comarcas gerundenses, Antoni Escudero, asegura que este verano han notado que la gente "tenía muchas ganas de venir". A pesar de todo, la falta de visitantes británicos y franceses han hecho bajar los datos de ocupación que se habían registrado años anteriores de la pandemia.

La tímida llegada de turistas internacionales también han afectado el sector en Barcelona. "Hemos tenido una temporada mala", reconoce el director general de Gremio de Hoteles, Manel Casals. La ciudad ha cerrado en agosto con unas ocupaciones del 70% en los hoteles abiertos, sólo la mitad del total. Antes de la pandemia, la capital catalana tenía 60.000 personas durmiendo en estos establecimientos cada noche. Este verano, la media ha sido de 15.000, cuatro veces menos.

El Maresme, la Costa Daurada y Tierras del Ebro se quedan en el 65%

En el Maresme, después de un julio "desastroso" con ocupaciones del 30%, la llegada "masiva y no prevista" de turistas franceses a partir del siete de agosto permitirá cerrar el mes con un 65% de ocupación.

En Castelldefels la ocupación hotelera ha sido en entre un 60% y un 65%, el previsto por el sector. La nula llegada de turistas extranjeros se ha visto compensada por el turismo de proximidad que, principalmente los fines de semana, ha llenado bares y restaurantes y ha "maquillado" las cifras de ocupación en los establecimientos hoteleros.

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Calella / ACN

Los campings del área metropolitana situados en la costa, más dependientes del turista extranjero, se han quedado en un 25% de ocupación con respecto al 2019. En esta línea, la Costa Daurada y Terres del Ebre prevén cerrar el verano con una ocupación medio de un 65%, una cifra que el sector da por buena teniendo en cuenta los efectos de la covid-19.

Según la Federación Empresarial de Hostelería y Turismo de la Provincia de Tarragona (FEHT), campings, apartamentos turísticos y el turismo rural son los alojamientos que han tenido mejores cifras, especialmente en las zonas de interior y en las Tierras del Ebro. Las principales localidades turísticas de la Costa Daurada, como Salou, son las que más han notado la bajada de visitantes, especialmente por la escasa presencia de turistas británicos y rusos. Globalmente, un 25% de la oferta hotelera de la demarcación no ha abierto y los que lo han hecho han podido llenar un 60% de las plazas.

El portavoz de la FEHT, Xavier Guardià, apunta que las previsiones se han ido cumpliendo y el comportamiento ha sido similar tanto a la Costa Daurada como a las Tierras del Ebro. Los campings y apartamentos turísticos han presentado globalmente cifras de ocupación del 75% en agosto. Unos resultados "buenos", por la FEHT. La procedencia de los turistas también ha variado con respecto al habitual. Más allá de la bajada de británicos y rusos, el mercado estatal "se ha hecho fuerte". "Hasta ahora era un 50% y este año ha llegado al 70%", detalla Guardià.

El impacto de la quinta ola

La temporada turística de este verano ha sido marcada por la irrupción de la quinta ola a principios de julio. Desde la Asociación de Agroturismo del Berguedà explican que la ocupación se ha situado en torno al 90%, pero que se hubiera llegado al 100% "si no hubiera sido por las anulaciones de última hora por contactos estrechos con covid-19".

Por otra parte, el presidente de la Federación de hostelería de las comarcas gerundenses lamenta que el gobierno francés y los medios de comunicación disuadieran al público que tenía que venir a la demarcación a causa de los contagios de julio. Escudero cree que el hecho de exigir PCR y TAR a los franceses que vinieran en Catalunya es parte de una "lucha soterrada" para retener a los visitantes y conseguir que se queden en destinaciones francesas. "No quieren que la gente se marche porque a ellos también les faltan turistas", ha remachado.

En Barcelona, el presidente de la Asociación de Apartamentos Turísticos de Barcelona (APARTUR), Enrique Alcántara, ha asegurado que la quinta ola provocó un alud de cancelaciones, una disminución en el número de reservas y tiró por los suelos las previsiones hechas a principio de temporada. "Tenía que ser un buen verano, el verano de la recuperación", ha lamentado. La capital catalana ha cerrado agosto con unas ocupaciones del 75%, lejos del 90% alcanzado los años previos a la pandemia.

 

 

Imagen principal: Plan medio de la recepción del hotel Claris en Barcelona / ACN