El Servei Català de Trànsit (SCT) tiene previsto instalar antes de que acabe el año un radar de tramo en la C-31 a la altura de Badalona. Así lo ha explicado el director de Trànsit, Juli Gendrau, en una entrevista a la ACN. Este radar se suma a los tres que ya se anunciaron, dos al A-2 entre Jorba y Argençola (Anoia) y uno en la AP-7 entre Santa Perpètua de Mogoda (Vallès Occidental) y Mollet del Vallès (Vallès Oriental) y que tienen que entrar en funcionamiento en septiembre.

Gendrau señala que tienen planificados tres radares de tramo más y cuatro fijos entre el 2019 y el 2020. "Son medidas que no son populares, que no gustan, pero los datos son muy claros", subraya Gendrau. La siniestralidad bajó un 59% el primer semestre del 2018 en los tramos donde hay radares.

El director de Trànsit defiende que los datos los avalan en la decisión de instalar más radares, si bien reconoce que se trata de unos aparatos impopulares porque implican sanciones y multas. "Sería diferente si los instaláramos a escondidas, pero los anunciamos claramente e indicamos dónde empiezan o que en los próximos kilómetros puede haber", puntualiza.

"La prioridad es reducir la siniestralidad"

"La prioridad es reducir la siniestralidad", afirma rotundo al director del SCT, después de un semestre negro en las carreteras catalanas. 92 personas murieron en accidentes de tráfico los seis primeros meses del 2018, un 42% más que en el mismo periodo del año pasado; una realidad que ha llevado Gendrau en las últimas semanas a hablar de "emergencia viaria".

Según datos de Trànsit, la siniestralidad mortal se redujo un 59% en los tramos donde hay radares en el primer semestre del 2018. Siete personas murieron en accidentes de tráfico; 17, el año pasado. En los tramos de carretera donde no hay radares, 85 personas murieron en accidentes de tráfico en los seis primeros meses del año y 48 personas perdieron la vida en el mismo periodo del 2017, un aumento del 77%.

Los radares de tramo, que calculan la velocidad media, evitan los frenazos bruscos de los conductores ante el aparato. Además, permiten controlar la velocidad en zonas que son peligrosas a lo largo de varios kilómetros. Cuando los tres radares de tramo que están previstos para septiembre entren en funcionamiento, habrá 30 de este tipo en la red vial catalana.