Este sábado Tarragona ha empezado a operar como base de cruceros. El barco Viking Sea, un crucero de lujo con una capacidad para 930 pasajeros, ha llegado a esta ciudad. Se trata de una embarcación nueva, construida hace un año, con 228 metros de eslora. 900 turistas, en su mayoría norteamericanos, han embarcado en el barco y han salido de madrugada para hacer su itinerario por el Mediterráneo. A partir de ahora, el Viking Sea en sus rutas siempre saldrá y llegará a Tarragona. La directora comercial del puerto de la ciudad, Genoveva Climent, tiene la esperanza que eso ayude a dinamizar la economía tarraconense. Confía en que muchos viajeros pasen las noches inmediatamente anteriores o posteriores al viaje en la ciudad de Tarragona, y que eso haga aumentar la ocupación hotelera. Supone que esto permitirá activar algunos sectores económicos de la ciudad que hasta ahora no se veían muy beneficiados por el paso de los cruceros.

De escala a base

Hasta ahora el puerto de Tarragona era una simple escala de los cruceros de esta compañía. Pero el hecho de haber operado durante bastante tiempo como escala es lo que le ha permitido prepararse para actuar como base, ya que las empresas de cruceros se han mostrado satisfechas con los servicios ofrecidos. La compañía Viking pone a disposición de los cruceristas un autobús que los conduce hacia el centro de la ciudad, desde donde pueden visitar las ruinas romanas. La riqueza arqueológica de Tarragona es uno de los principales atractivos de esta zona para los extranjeros que vienen en cruceros. En 2015 el puerto de Tarragona recibió once cruceros. Las previsiones indican que este año se doblará esta cifra. Pero no todo el mundo está contento. Los cruceros han sido calificados de "sucias ciudades flotantes", ya que causan una gran contaminación, de las aguas y de la atmósfera.