El Tribunal Supremo ha confirmado la anulación del Plan General de Política Forestal (PGPF) de Catalunya después de que haya desestimado el recurso de casación de la Generalitat contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) que en el 2017 ya anuló el plan a raíz de un recurso de Ecologistas en acción. El plan, que tenía vigencia del 2014 en el 2024 y un presupuesto de 500 millones de euros, fue impugnado por los ecologistas por falta de participación ciudadana, incumplimiento de leyes de protección de la naturaleza catalanas, españolas e internacionales, y por la importante apuesta que hacía para subvencionar las explotaciones privadas de madera por encima de la sostenibilidad. Ahora el Govern tendrá que elaborar otro plan.

Según el recurso de la entidad ecologista, el plan incumple la estrategia europea de biodiversidad 2020, la española de conservación vegetal 2014-2020 y la ley catalana de Patrimonio Natural y Biodiversidad del 2007.

La sección primera de la sala contenciosa-administrativa del Supremo, en una breve sentencia de seis páginas del lunes pasado, a la cual ha tenido acceso la ACN, decide no admitir a trámite el recurso al considerar que la Generalitat no ha argumentado lo suficiente si el PGPF era de cariz legal y político o sólo administrativo, y por eso no se puede presentar recurso de casación al Supremo si sólo es un acto administrativo, como dice la Generalitat, ni el Govern puede alegar a la vez que eso deja sin legislación la gestión forestal de Catalunya.

El TSJC anuló el plan básicamente porque había incumplido la normativa sobre exposición pública y participación ciudadana, que el Govern alegaba que se había hecho por el plan 2007-2016 y se podía aprovechar, mientras el TSJC consideraba que estaba caducada.

Según ha explicado a la ACN el portavoz de la entidad, Jaume Grau, un buen plan de gestión forestal tiene que preservar un mínimo del 5% de los bosques para evolución natural, sin intervención humana, cosa que el PGPF sólo hacía en un 0,3% de la superficie, incluyendo las zonas protegidas. También proponen que haya varios usos en el bosque, como el cultivo de setas, hongos y trufas, o el aprovechamiento cultural y turístico, aparte de la explotación de la madera. Igualmente, apuestan para diversificar las especies, apostando por las autóctonas como el bosque de ribera, robles y encinas, y reduciendo la proporción de pinos, a que facilitan la extensión de los incendios