"Hay una cifra negra que no llega a entrar en ninguno de los circuitos", dice a El Nacional Montse Escudé, sargento de la Unidad Central de Proximidad y Atención al Ciudadano de los Mossos d'Esquadra, en referencia a todas las mujeres maltratadas que no denuncian. El miedo, el desconocimiento, la dependencia económica de su agresor y también la dependencia emocional, hacen que las mujeres no acaben denunciando su caso.

Después, el mismo engranaje de la administración "duro, largo y costoso" hace que muchas mujeres se echen atrás en el momento de salir de una situación de maltratos psicológicos, físicos o sexuales.

Los Mossos han recibido este 2016, hasta el 31 de octubre, 10.809 denuncias y controlan a 11.711 víctimas. Pero algunos datos hablan de que sólo se denuncia uno de cada cinco casos y que un 30% de las mujeres maltratadas no llegan a denunciar nunca.

La primera denuncia de una mujer maltratada no suele llegar hasta los 10 años de las agresiones. "Se piden superheroínas y cuesta", dice Escudé mientras explica todo el proceso por el que pasa una mujer una vez decide denunciar. "La víctima está en pleno ciclo de violencia. Si no se interviene desde fuera, no denuncia, es probable que se acoja a su derecho a no declarar y que aquel caso acabe archivado", señala la sargento. "La actitud, el convencimiento, su situación vital es clave" para tener la fuerza de denunciar y de entrar en la red de recursos que conducen a los Mossos, ya no sólo en el momento de hacer la denuncia y de proteger a la víctima, sino de derivarla a los especialistas médicos.

Los Mossos de atención a las víctimas de violencia machista están formados para atenderlas. Detectan al momento a las mujeres asediadas psicológicamente. "Las mujeres víctimas de violencia psicológica tienen un relato muy particular y duro. Tienen interiorizadas ciertas conductas que ni se plantean manifestarlas y explicarlas".

La fortaleza de la mujer es clave, ya no sólo para tramitar la denuncia, sino para acabar el complejo circuito que se les planta delante. Las víctimas pueden llegar solas o acompañas a la comisaría. Incluso, pueden ir después de una agresión en la que hayan intervenido los Mossos. La declaración que se les toma puede servir ya para hacer la denuncia. Aquí está donde algunas lo dejan pasar.

Las que salen adelante entran en un proceso de evaluación donde se les hace un cuestionario de riesgo de sufrir violencia física grave. Se las informa de sus derechos y se les propone si quieren tener un abogado. Y si no pueden volver a casa, las llevan a una casa de acogida. Muchas abandonan a medio camino.

Todas las mujeres

Todas las mujeres pueden ser víctimas de violencia machista. "Hay en todas las clases sociales, niveles de estudios y lugares", según Montserrat Escudé. "El factor edad ya no es determinante", concluye, aunque la franja de edad donde hay más denuncia es la de los 31 a los 40 años.

En algunos casos, cuando padre de familia es el maltratador, abusa tanto de la madre como del resto de hijos. Sean niños o niñas.

Más denuncias de adolescentes

Las denuncias de víctimas menores han subido un 7%. "No interpretemos que haya más víctimas, sino que se está haciendo más concienciación de que se tiene que denunciar", dice Escudé.

"Los jóvenes están normalizando" ciertas actitudes, dice la sargento. Se trata de casos evidentes de celos que derivan en el control de las chicas. El móvil y las nuevas tecnologías se han convertido en un canal de maltrato para los más jóvenes que quieren controlar sus parejas. El control pasa por saber qué se ponen, con quién están, dónde están y, sobre todo, el doble check de Whatsapp, para controlar si han visto o no sus mensajes y por qué no los han respondido. "Es altamente peligroso", dice Montserrat Escudé.

Los Mossos han hecho este año 665 charlas a 19.850 adolescentes. Son conferencias que se dan en las escuelas. "La prevención es clave y a los jóvenes les cuesta mucho identificar los malos tratos", dice Escudé. Según los Mossos, los jóvenes normalizan ciertos comportamientos psicológicos y de control.