La falta de agua en los embalses en Catalunya está teniendo consecuencias en los precios de la fruta y las hortalizas, que han subido sustancialmente por las condiciones meteorológicas y la consecuente escasez de agua.

La subida en los precios de productos agrícolas en Catalunya y especialmente en el conjunto del Estado responde a la ley de la oferta y la demanda. A medida que se reduce el agua disponible, hay menos producción agrícola, lo que acaba provocando inevitablemente una subida de los precios. Productos como la judía verde, el pimiento y el tomate han sufrido un aumento considerable de sus precios recientemente.

Aunque el comienzo de la caída de las reservas de agua en los embalses empieza a mediados de junio, se vuelve más abrupta a partir de finales de septiembre y la entrada del mes de octubre, el último mes con datos disponibles. Justamente en aquel momento se detecta una subida de los precios de la fruta y las hortalizas frescas.

Si se compara con octubre de 2016, se experimentan subidas sustanciales: en todo el Estado el precio de las hortalizas aumenta un 7,6% anual, mientras que en el caso de la fruta esta aumento llega al 10,2% anual. Si ponemos el objetivo en Catalunya, la subida va menor aunque destacable: del 6,2% y el 4,9%, respectivamente.

A falta de datos del IPC correspondientes a este mes de noviembre, los indicadores del Ministerio de Agricultura y Pesca correspondientes a la semana pasada muestran una tendencia crecimiento por todo el Estado. El precio de la judía tierna se sitúa un 55% por encima de los precios de la un año, pasando d'1,85€ en 2,87€ el precio del kilogramo. El tomate es otro de los alimentos afectados, con una subida que pasa de los 0,43€ en los 0,62€ el kilogramo, con uno subida del 44%. La misma tendencia se experimenta en otros productos como el pimiento verde (25%) o el trigo (13,7%).

Reservas bajas

La subida de los precios se ha producido la misma semana en la que las reservas de los embalses en Catalunya han tocado fondo: se han situado por debajo del 50% por primera vez en cuatro años. El sistema Ter-Llobregat, que es el que abastece a 5,5 millones de personas residentes en el Área Metropolitana de Barcelona, ​​se sitúa en las mismas cifras preocupantes.

En el caso español, las perspectivas son aún peores. Hoy se ha alcanzado un récord histórico: se ha alcanzado el 36,7% de su capacidad, el peor dato del siglo con respecto a la reserva hidráulica.

"Hace falta que llueva"

El responsable de huerta de la Federación de Cooperativas Agrarias de Catalunya y gerente de la Cooperativa Progrés-Garbí, Xavier Castells, explica que "la única solución" ante la falta de agua es que llueva, ya que la administración "sólo podrá retrasar el problema unas semanas".

El responsable de la cooperativa maresmense sostiene que la subida de los precios no sólo dependerá de la falta de agua pero también de otros factores, como el paro puntual de determinados cultivos por otros motivos meteorológicos o bien si se produce un pico de demanda, un hecho que se podría ocurrir en el caso del mercado en qué trabaja Castells, el Maresme, donde hay un sector turístico importante y, por lo tanto, más personas a las cuales hay que abastecer. "Nos tenemos que imaginar una balsa y una bomba de agua. Podemos llegar hasta donde podemos llegar. Si todo el mundo va quitando agua, los primeros expuestos a la falta de agua seremos nosotros, porque tenemos más captación".

A pesar de la preocupante falta de agua, Castells se muestra prudente y asegura no haber notado los efectos de la escasez. Ahora bien, advierte que si la situación sigue, la situación podría ser límite "en el próximo ciclo", es decir, en la próxima primavera.