"Te remueve mucho el interior. No es agradable. El año pasado fue la primera vez que fui. Ya me sentía preparada. Lo que me alegra más, se me pone la piel de gallina de decirlo, es la gente, como Robert y la abogada y todo el colectivo de la UAVAT que hemos podido crear debido a una desgracia. El apoyo recibido es muy importante." Lo afirma una chica, que quiere mantener su anonimato pero que quiere compartir como vivió con 21 años el atentado terrorista en Barcelona, su evolución, y los sentimientos que provoca la llegada de la fecha fatídica, 17 de agosto. Seguramente en este quinto aniversario volverá a estar en el homenaje a las víctimas, muy respetuoso y sin injerencia política, que cada año se hace a la altura del mosaico de Miró, donde se paró la furgoneta asesina conducida por Younes Abouyaaqoub, un joven de Ripoll radicalizado junto con otros seis amigos y un hermano, e impulsados por el imán Abdelbaki Es Satty.

El colectivo que se refiere esta joven es el que ha aglutinado la Unidad de Atención y Valoración a Víctimas de Terrorismo (UAVAT), impulsada por Robert Manrique, víctima de Hipercor, y de la psicóloga Sara Bosch, que abrieron este servicio profesional al ver víctimas desorientadas y sin atención por parte del Ministerio del Interior, según aseguran. El Ayuntamiento de Barcelona, la Diputación de Barcelona y la Generalitat han mantenido los gastos de la UAVAT, para pagar asistencias o las periciales para presentar en el juicio de la Audiencia Nacional, donde han colaborado con la Asociación 11-M de Víctimas del Terrorismo, contra tres acusados y condenados por pertenecer a banda terrorista y fabricación de explosivos, pero no por los 16 asesinatos en Barcelona y Cambrils, además de los centenares de heridos.

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Ofrena floral en la commemoración del 17-A en Barcelona. / Foto:Carles Palacio

 

La vivencia en la Rambla

De la familia de la UAVAT también forma parte Santi Colominas y su familia, que como otros ciudadanos vivió en la Rambla el atentado, sin embargo, no han sido reconocidos por la administración española como víctimas. "Es una fecha que vivimos una experiencia la más traumática de nuestra vida. La vivimos separados pero nos unió mucho como familia. Y en la perspectiva de estos cinco años, pues, quedan muchas dudas para conocer", afirma Santi, que, como cada año, este 17 de agosto volverán a la Rambla.

Aquella tarde del 17 de agosto de 2017 Santi Colominas merendaba en el Viena de la calle Pelai, cuando su hijo Joan, de 14 años, le fue a encontrar al salir de la peluquería, donde estaba la madre y el otro hermano. "La discusión con la madre de si tenía que ir solo o no por la calle, lo salvó", asegura Santi. La furgoneta pasó a las 16.50 horas, aunque su hijo tuvo que vivir el paisaje dantesco, con cuerpos sin vida repartidos por la Rambla. Fueron minutos y horas de angustia al quererlo ir a buscar, mientras Joan estaba solo en un solar de la calle Santa Anna, cerrado y donde padre e hijo se pudieron tocar los dedos entre las rejas. Separados se protegieron, Santi en una tienda de sex shop con las persianas medio bajadas y con otras personas. El infierno se acabó por la noche, pero la incertidumbre y el pensar que puede volver a pasar, es de por vida.

"A la Rambla, volvimos a los pocos días del atentado. Mi mujer es guía turista y fuimos los cuatro y pusimos en su lugar el momento vivido. Joan en Instagram agradeció la suerte que tuvimos. Lo celebramos y expresamos nuestra solidaridad a los compañeros que lo han pasado mal. Joan lo ha asimilado bien, pero es una mochila que llevará siempre", declara en Santi.

Ningún protocolo para las víctimas en la sanidad pública

El caso de la chica de 21 años es aterrador y seguramente lo han sufrido otras víctimas: Soledad e incomprensión. Trabajaba en un restaurante de la Rambla cuando sucedió el atentado. Angustia, nervios y el local se llenó de ciudadanos y turistas que se protegían. Tuvo que volver sola caminando por la Rambla y viendo la muerte a cada paso, para coger el tren. No recuerda cómo pudo hacer aquel trayecto.

"Yo era una cúpula. No podía ir a Barcelona, lo veía como un lugar lejano, oscuro, pensaba que podría volver a pasar...dejé el trabajo, los estudios a la UPC, tomaba mucha medicación y me costaba mucho ir a clase, me trataron muy bien en la Universidad, la verdad, pero no podía seguir. No podía estar en ningún recinto abierto ni cerrado, estaba en constante alerta. Llegaba a casa y me echaba a llorar, y ni la familia ni la pareja entendía qué me pasaba. No sabía dónde agarrarme..." Explica que fue al CAP para recibir tratamiento psicológico y psiquiátrico por el trauma sufrido, y le dieron visita al psicólogo cada tres meses (!) y pastillas.

Fue ella quien cogió fuerzas y exigió un tratamiento más intenso en la salud pública, y el rescate final llegó de TV3. Su tía vio una entrevista a Robert Manrique en la televisión sobre la UAVAT y los derechos de las víctimas, y los llamó. "Vinieron a verme hasta casa y me lo explicaron todo, el psicólogo Domènec, la abogada. Fue muy importante para mí, de ver que alguien se preocupaba por mí", recuerda agradecida.

"Es una superación y es muy importante el apoyo recibido, sentir que no estás sola", explica esta vecina de la comarca del Garraf, que continúa el tratamiento, pero que con el apoyo recibido y su esfuerzo dos años después del atentado pudo reanudar los estudios y poder coger el tren. Es un ejemplo de superación. La Rambla, sin embargo, no la pisa, y el documental 800 metros sobre los jóvenes radicalizados todavía no lo puede ver. Nada. Asistir al homenaje del 17-A el año pasado fue un gran hito para ella: Me hacía ilusión reencontrarme con la abogada, con el psicólogo Domènec... No conocía a nadie, pero quise ir sola, sin que ningún familiar me acompañara, y todo fueron abrazos, muy bien. Era el no sentirte sola." 

"La administración te trata como sospechoso de quererla engañar"

Con el asesoramiento de la UAVAT, la joven ha sido reconocida como víctima de terrorismo y tiene como "secuela un grave estrés posttraumático". La Audiencia Nacional  ha reconocido 177 víctimas.

"El tema burocrático es para dejarlo muchas veces. Cada dos por tres tenía que entregar papeles a la empresa, el Ministerio tampoco me daba asistencia psicológica", denuncia la joven y añade: "Entonces fui al CAP, me derivaron al centro de Salud mental, pero allí me visitaban una vez cada tres meses y media hora con el psicólogo, yo estaba fatal y pedí más ayuda y me dieron una psicóloga cada semana, que a día de hoy sigo yendo. No puedo imaginar a la gente que ha estado sin ningún tipo de tratamiento. Yo con tratamiento, lo he pasado tan mal, no me imagino a las personas que han perdido a una persona amada".

Santi Colominas añade que él y su mujer Sílvia quisieron evitar a su hijo Joan revivir estos hechos y el calvario de la burocracia institucional, y más cuando evolucionaba bien del trauma vivido. "Hay víctimas que explican que las han hacer sentir como sospechosas de intentar engañar a la administración cuando van a pedir ayuda o si encajan en los requisitos de la ley de víctimas de terrorismo, y algunas se han llegado a enfadar porque no se las creía, a pesar de aportar pruebas y vídeos que estaban allí", explica en Santi. Santi y su familia se sienten víctimas del 17-A, aunque no han reclamado más al ser descartados en primera instancia. Recuerda que conoció en la UAVAT Javier Martínez, el padre de Xavi de 3 años asesinado en la Rambla, que relataba cómo estuvo solo sin saber dónde ir hasta encontrar la UAVAT.

Víctimes 17A i UAVAT a Torre Jussana - Montse Giralt
Santi Colominas, en Torre Jussana / Foto: Montse Giralt

En este momento de la conversación, Robert Manrique se añade y asegura que ciertamente hay personas que hace años engañaron a la administración al presentarse como víctimas de terrorismo por ejemplo del atentado de Hipercor, pero pide "valentía" al Ministerio del Interior para denunciarlos, pero que no paguen justos por pecadores. "El Ministerio no busca a las víctimas, espera que se presenten y después si ha pasado un año, no admiten ningún caso", sostiene Manrique sin pelos en la lengua.

¿Qué piden a las administraciones, tanto al Ministerio como a la Generalitat, las víctimas de atentados terroristas? "La persona necesita apoyo, que se nos entienda, que es muy duro. ¿Cómo actuarían si los pasara a un familiar suyo? A veces me siento como un nombre sin sentimientos ni emociones. Uno numero", declara ella. Y Santi añade: "El bien general es importante, pero el bien particular también. Si vas a reclamar alguna cosa, no te tienes que sentir ni despreciado ni sospechoso.Tienes que tener un apoyo y que te informen si tienes derecho a unas prestaciones o no, hace falta un apoyo para ejercer tus derechos, ni más ni menos."

Víctimes 17A i UAVAT a Torre Jussana - Montse Giralt
Colominas y Manrique, en la sede de la UAVAT. /Foto: Montse Giralt

"Queremos que no vuelva a pasar"

Santi también se sincera y afirma: "Todos necesitamos respuestas: ¿Qué falló aquel día? Y más después de lo que hemos ido leyendo, y de la supuesta vigilancia que tenía que tener el líder de aquel grupo, que se vigile que no haya uno críos como los de Ripoll que se les intenta cambiar. Hay que concienciar a toda la población próxima, como se demuestra en el documental 800 metros, donde ven cambios de los chicos pero no vieron que era un cambio tan grave. Pero cuando los ves en los vídeos, muestran tan poco con respecto a la vida, que te hace ver que no eran las mismas de un tiempo para acá. La experiencia vivida tiene que servir para que reaccionamos a la próxima."

Un total de 72 víctimas reconocidas gracias a la UAVAT

El trabajo profesional de la UAVAT es constatado en la sentencia de la Audiencia Nacional, con el ponente Fèlix Alfonso Guevara, el cual ha reconocido a 82 víctimas con estrés posttraumático, que no habían sido aceptadas por el Estado español, ni la fiscalía ni el juez instructor. La UAVAT con la Asociación 11-M ha conseguido que 72 personas (familiares de víctimas mortales, heridos físicos y piscològicos) sean calificadas como víctimas, cuando el ministerio las descartó.

Manrique ha explicado que todavía hay unas 238 víctimas sin localizar de las más de 350 personas contabilizadas en la sentencia, que no han sido localizadas, a pesar del trabajo ingente hecho por la unidad y las llamadas a las embajadas. Estas víctimas fueron defendidas por la fiscalía, pero desde la UAVAT se duda que todas sepan que tienen derecho a reclamar una indemnización. Manrique reclama que la Generalitat no tarde más en aprobar una ley catalana de atención a víctimas de terrorismo y una oficina de atención, como tienen la mayoría de comunidades, y más viendo el "desinterés" del Gobierno. "Hace 62 años que tenemos atentados terroristas en Catalunya, y somos la tercera comunidad con más víctimas. La Rioja acaba de aprobar la ley y con recursos", recuerda. Manrique tiene localizados en planos, las víctimas españolas y extranjeras de los atentados vividos en Catalunya.

Víctimas 17.ª y UAVAT en Torre Jussana - Montse Giralt
Robert Manrique, muestra la localización de víctimas de atentados sobre planos / Foto: Montse Giralt

Un grupo de fuerza y sentimiento

La UAVAT ha creado una gran familia, que cada 17 de agosto se reúne en la Rambla para hacer un homenaje a las víctimas que no están y para compartir dolor y superación. "Se ha hecho un grupo de opinión, de fuerza y de sentimiento, ya que todos lo hemos vivido de diferentes maneras, pero aquel 17 de agosto nos ha unido", afirma Santi. Y la joven añade: "Sí, el amor y la estima son muy importantes para la superación y la vida. Es agradable que puedas compartir esta experiencia expresándote libremente sin prejuicios ni tabúes, y que se te entienda." Los dos testigos animan a quien necesite apoyo que no duden en ponerse en contacto con la UAVAT "porque son muy profesionales, los ayudarán y les dejarán hacer; cada uno a su velocidad y a las necesidades que tienen".

Y el acto del 17-A por parte de los supervivientes tiene un mensaje claro: "Estamos aquí porque nos sentimos fuertes,hacemos piña y para que no se olvide de que puede volver a pasar", en palabras de Santi. Desde la UAVAT se insiste en que no se puede volver a olvidar a las víctimas.