El expresidente de Caja Madrid y Bankia Rodrigo Rato ha señalado este martes que se le otorgó una tarjeta black "perfectamente legal y equiparable" al resto del sector y ha asegurado que era parte de su retribución durante su etapa de mandato en Caja Madrid.

A preguntas del fiscal Alejandro Luzón, el que fuera presidente de la entidad nacionalizada entre 2010 y 2012 ha comenzado a declarar en el juicio por el uso presuntamente fraudulento de las black, donde ha aseverado que la citada Visa constaba en su contrato como miembro del Comité de Dirección –no como miembro del Consejo de Administración– y que no modificó los gastos otorgados durante su etapa de presidencia de Bankia.

Además, Rato, que cargó 99.084 euros a su plástico entre 2010 y 2012, ha asegurado que Caja Madrid disponía desde 2004 de un comité de retribuciones "cuya función era la fijación de incentivos".

Así, ha citado a su predecesor al frente de Caja Madrid, Miguel Blesa, que fue quien inició la semana pasada la ronda de interrogatorios en el marco del juicio que sienta en el banquillo a 65 exaltos cargos y directivos de Caja Madrid y Bankia por el uso presuntamente fraudulento de los plásticos, para asegurar que se otorgaron las tarjetas "para gastos personales" y que no eran adicionales a lo que su contrato reflejaba.

Pese a responder al fiscal Anticorrupción, Alejandro Luzón, que él la recibió en Caja Madrid como una retribución o incentivo "perfectamente legal" –cuando presidió la caja–, ha aclarado que ya en la presidencia de Bankia propuso al exdirector general de Medios, Ildefonso Sánchez Barcoj, "que era el que las tenía que aprobar", la emisión de Visas pero como instrumento de liquidez y no como un suplemento de salario "por razones legales de todo tipo".

Rato, que sólo ha respondido a las preguntas del fiscal Anticorrupción y de su defensa en esta nueva vista del juicio, ha declarado que él no dio instrucción sobre el límite legal de las visas –de 12.000 euros al mes– y que califica de "desproporcionado" y ha añadido que el equipo que gestionaba las retribuciones en Caja Madrid era el que pagaba los salarios en Bankia y estaba en "plenas condiciones" de saber si se había producido "desfase".

"Podría darse la circunstancia de que reclamaran alguna cantidad de forma retroactiva. A mi me pasó", ha señalado Rato en referencia a una cantidad que le fue requerida en noviembre del 2012 y que tuvo que devolver y al respecto ha añadido que en ese año Caja Madrid dio por cerrado el sistema de retribución para sus exdirectivos y altos cargos.

Práctica habitual en el sector

Aunque no ha querido afirmar con rotundidad si otras entidades gozaban de una tarjeta similar a la otorgada por Caja Madrid, sí que ha asegurado que se trataba de una práctica "bastante homologable con el sector" y ha responsabilizado de su emisión al Comité de Medios asegurando que era este órgano el que tenía que conocer las tarjetas que se daban.

"Siendo presidente ejecutivo no era mi principal deber saber quiénes eran los responsables directos de contrato de determinados servicios", ha manifestado Rato, quien también ha insinuado que él no tenía por qué conocer los cargos de la tarjeta en tanto eso pertenecía al departamento de contabilidad de la caja.

Al respecto, el exvicepresidente del Gobierno, para quien la Fiscalía pide cuatro y medio de prisión y multa de 108.000 euros, ha añadido que existía auditoría interna y externa de la caja y ha citado al Banco de España, con quien se celebraban reuniones semanales, para descartar que se tratara de un sistema opaco.

Rato ha agregado que la cuenta en la que estaban cargadas las tarjetas "había sido objeto de sucesivas inspecciones fiscales"; una práctica que, según ha precisado, continuó hasta 2015. "No ha dejado de sorprenderme, sinceramente", ha dicho el exvicepresidente del Gobierno.

Así, ha añadido que Bankia hasta 2015 siguió declarando como gasto deducible el efectuado por el uso de las tarjetas opacas –que asciende a un total de 12,5 millones desde 2003 a 2012–, y lo argumenta apoyándose en una "ratificación documental" en la que continuaba apareciendo la cuenta de las tarjetas black como gasto deducible. "El gasto para ser deducible tiene que ser legal", ha apuntado Rato ante el tribunal.

Contra Bankia, también

Rato ha afirmado que, durante la etapa de Caja Madrid, las tarjetas emitidas "para gastos personales" eran individualizadas para exdirectivos y altos cargos y que "existen precedentes" de algunos de ellos que, al abandonar la entidad, entregaron la tarjeta y que el importe de la misma fue reconocido en su finiquito, citando en concreto al exconsejero ejecutivo de Caja Madrid Luis Gabarda. También ha dicho que "hay ejemplos" de personas cuyas tarjetas figuraban en sus contratos.

En línea con lo expuesto por Blesa, ha criticado la información de Bankia al respecto y ha dicho que la entidad ocultó referencias de algunas cuentas. También ha aseverado que los detalles de las tarjetas estaban mal contabilizados y que él no borró ninguna información relacionada con las tarjetas opacas a preguntas del fiscal de si había querido eliminar "alguna pista" sobre éstas.

Así, ha insistido durante su declaración en que ofreció una de las tarjetas a Francisco Verdú, cuando este fue nombrado consejero delegado de Bankia y que "aceptó pero no utilizó". Sobre la pregunta formulada de por qué se anularon las tarjetas de Sánchez Barcoj o el propio Verdú antes de que éstos dejaran sus cargos, Rato ha asegurado que lo desconoce, pero que él no dio "instrucciones" relativas al cese de las mismas.

En el turno de preguntas de su abogado, el que fuera vicepresidente del Gobierno ha reiterado que la tarjeta que recibió a su llegada a Caja Madrid era "legal, transparente y ampliamente conocida" y una práctica conocida por el banco.